sábado, 30 de septiembre de 2017

EL EVANGELIO DEL DÍA

Primera Lectura

Meditación

¿Puede haber acaso un mensaje más alentador que el que presenta el profeta Zacarías hoy?: “Canta de gozo y regocíjate... pues vengo a vivir en medio de ti, dice el Señor”. En la sociedad de hoy, secular y pluralista, donde la fe, la salvación, el prójimo... ocupan el último lugar de mis preocupaciones, qué difícil resulta pensar que Dios se acuerde de mí y que quiera habitar conmigo. Es evidente que nuestro limitado entendimiento no pueda comprender la infinita misericordia de Dios, quien no sólo quiere habitar con nosotros, en nuestra vida, sino que, más allá de nuestra infidelidad e indiferencia, Él levanta muros a nuestro alrededor para protegernos cada día del mal, del peligro, de las tragedias. ¿Hay un Dios más misericordioso que Él?

EL EVANGELIO DEL DÍA

Reflexión

Ciertamente estas palabras de Jesús resultaban incomprensibles para todos aquellos que esperaban que él fuera el Mesías triunfante, el Rey que habría de erradicar de su nación a los usurpadores y regresarles la gloria y la riqueza que en otro tiempo habían tenido. Era, pues, difícil entender a un Mesías que debía ser entregado a los hombres para que lo mataran e hicieran de él lo que quisieran".

Hoy, quizás esta sea una de las razones poderosas por las que mucha gente no lo sigue y de que muchos de los que lo siguen decidan abandonarlo. Muchos entran al cristianismo pensando que Jesús tiene que resolverles la vida; que ha venido para que no haya enfermedades ni dolor en el mundo; para arreglar su vida de manera que todo sea “color de rosa”. Jesús ha venido para traernos la salvación, la vida en abundancia, un estado de vida interior que hace que todo lo demás pueda ser maravilloso y vivirse la vida con paz y alegría.

Pero, para descubrir este tipo de Mesías, es necesario tener una presencia activa del Espíritu que nos revele en el interior la verdadera acción de nuestro Mesías. Desde ahí podremos ver que la liberación y riqueza traída por Jesús es muchísimo más valiosa que la que pudiéramos haber pensado. Pide en tu oración de este día que el Espíritu quite de tu mente el velo que pueda estarla cubriendo.


Shalom!

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