domingo, 10 de septiembre de 2017

EL EVANGELIO DEL DÍA


Primera Lectura

Meditación

Un centinela, que guarda la ciudad, es imagen de seguridad para que los demás puedan descansar, trabajar... y Dios es ese centinela, pero necesita de los profetas para que den a conocer sus disposiciones. De ahí que la labor del profeta consista en cumplir con firmeza y fe la misión de comunicar la Palabra de Dios en su integridad, sea una palabra de esperanza o una palabra de juicio. Pero, sobre todo, el profeta tiene el encargo, con su vida, de exhortar a los creyentes a cumplir los mandamientos sagrados, especialmente el amor al prójimo, al que no comparte mi religión ni piensa como yo. Pues el amor es la única virtud que integra a los seres humanos para formar comunidad.

EL EVANGELIO DEL DÍA

Reflexión

No por nada Jesús nos presenta hoy el llamado “discurso eclesiológico” donde pone de manifiesto las normas de comportamiento básicas de una comunidad cristiana: la ‘corrección fraterna’, el perdón de los pecados en el seno de la comunidad y el valor de la oración común. La corrección fraterna es muy importante, porque todos somos pecadores, pero debe ser hecha con prudencia, con amor, con misericordia. Antes de exponer a alguien al escarnio público, es mejor disuadirlo personalmente que abandone su error, y sólo si no quiere aceptar, se debe llevar su caso a la comunidad. Pues es en la comunidad donde alcanza su sentido pleno el perdón de los pecados, así como la oración y la práctica del amor fraterno y solidario: “Donde dos o más se reúnen en mi nombre, ahí estoy yo”.

¿Descubro cada día, en la oración y la Eucaristía, las oportunidades para perdonar y buscar el perdón?

Oración: Concédenos, Señor, bondad, afecto y cariño al corregir, y danos buen ánimo, humildad y sencillez para aceptar la corrección de los hermanos.

Amén.


Shalom!

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