lunes, 11 de septiembre de 2017

EL EVANGELIO DEL DÍA

Primera Lectura

Meditación

La salvación ofrecida a todos por la sangre reconciliadora de Cristo, es el gran misterio escondido de Dios por siglos y generaciones y que ahora ha sido revelado a su pueblo santo. Dios había prometido un Mesías a los judíos, pero en su “proyecto” el Mesías estaba destinado también para los paganos, es decir, para todos, sin distinción de religión, raza o nación. Y para que este proyecto de Dios se realice plenamente es necesario que los “creyentes” trabajen y luchen con la energía y la eficacia que da el poder de la Palabra de Dios que se anuncia. Es importante recordar también que, para quien sigue las huellas del Crucificado, el sufrimiento hace parte de su vida, como signo de solidaridad con Cristo, como garantía de la veracidad del Evangelio que se anuncia y como medio de consuelo y ánimo para los evangelizados.


EL EVANGELIO DEL DIA

Reflexión

No se puede ser cristiano sólo de forma abstracta, ni se puede ser solidario con los que sufren sólo de pensamiento, es necesario poder expresar la fe que se vive y que se proclama también con los actos respecto de las otras personas o de las normas establecidas. De ahí que el milagro realizado por Jesús en sábado en favor del paralítico resalte la superioridad de la fe sobre la costumbre y del amor sobre lo legal. Es también una hermosa lección para comprender que las estructuras sociales deben estar al servicio de la persona, de la vida, de la dignidad y el derecho que tienen también los que sufren y claman misericordia.

¿Estoy dispuesto, con la fuerza y el poder de Dios, a dejar de lado el egoísmo y salir al encuentro del necesitado?

Oración: Señor, enséñame a aceptar al hermano que necesita de mí, enséñame a sufrir por él, a tener compasión y a tenderle la mano sin miedo ni escrúpulos.

Amén.


Shalom!

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