Primera
Lectura
Meditación
La
salvación ofrecida a todos por la sangre reconciliadora de Cristo, es el gran
misterio escondido de Dios por siglos y generaciones y que ahora ha sido
revelado a su pueblo santo. Dios había prometido un Mesías a los judíos, pero
en su “proyecto” el Mesías estaba destinado también para los paganos, es decir,
para todos, sin distinción de religión, raza o nación. Y para que este proyecto
de Dios se realice plenamente es necesario que los “creyentes” trabajen y
luchen con la energía y la eficacia que da el poder de la Palabra de Dios que
se anuncia. Es importante recordar también que, para quien sigue las huellas
del Crucificado, el sufrimiento hace parte de su vida, como signo de
solidaridad con Cristo, como garantía de la veracidad del Evangelio que se anuncia
y como medio de consuelo y ánimo para los evangelizados.
EL
EVANGELIO DEL DIA
Reflexión
No se puede ser cristiano sólo de forma
abstracta, ni se puede ser solidario con los que sufren sólo de pensamiento, es
necesario poder expresar la fe que se vive y que se proclama también con los
actos respecto de las otras personas o de las normas establecidas. De ahí que
el milagro realizado por Jesús en sábado en favor del paralítico resalte la
superioridad de la fe sobre la costumbre y del amor sobre lo legal. Es también
una hermosa lección para comprender que las estructuras sociales deben estar al
servicio de la persona, de la vida, de la dignidad y el derecho que tienen
también los que sufren y claman misericordia.
¿Estoy dispuesto, con la fuerza y el poder de
Dios, a dejar de lado el egoísmo y salir al encuentro del necesitado?
Oración: Señor, enséñame a aceptar al hermano
que necesita de mí, enséñame a sufrir por él, a tener compasión y a tenderle la
mano sin miedo ni escrúpulos.
Amén.
Shalom!
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