domingo, 24 de septiembre de 2017

EL EVANGELIO DEL DÍA

Primera Lectura

Meditación

¿Qué imagen tenemos de Dios? ¿Terrible, alejado, justiciero? Si así pensamos, tal vez nunca lleguemos a comprender su amor y su misericordia, ni a conocer sus caminos. Es necesario derribar esos falsos prejuicios para descubrir al auténtico Dios de Jesucristo. Si no lo hacemos, la vida pierde sentido y la muerte se vuelve un “infierno”. Primero, porque no sabemos para qué estamos en el mundo, ni qué misión tenemos, y, segundo, porque el tiempo pasa, la existencia se agota y todo se acaba con la muerte. Sólo la fe nos saca de ese mundo fatalista y nos renueva la esperanza de saber que siempre, y en todo momento, se puede hacer algo por la vida, por el mundo, por los demás.

EL EVANGELIO DEL DÍA

¿Vas a tenerme rencor porque yo soy bueno?

Reflexión

En el Reino de Dios, lo decisivo como es la salvación no funciona con los criterios de este mundo. Así lo da a entender la parábola de hoy. Pues desde la justicia humana, quien más trabaja tiene derecho a ganar más, por el tiempo empleado y el desgaste realizado. Eso sería lo lógico. Pero desde la bondad de Dios es diferente. Si miramos el contexto, la crítica de la parábola está dirigida contra la mentalidad legalista y puritana de los controladores de la ley de pureza y santidad que, por creerse los “más justos”, tienen el derecho exclusivo para determinar cómo y cuándo nos llega la salvación, y quiénes son los primeros en alcanzarla; y es también un mensaje de esperanza para aquellos que, en su búsqueda de la verdad, encuentran al Señor en la última hora y, por su respuesta generosa, reciben la “misma” paga: la salvación.

¿Soy capaz de dejar de mirar con envidia a los demás y agradecer diariamente a Dios por los talentos que me ha dado?

Oración: Señor, quiero trabajar, desgastarme por ti, poner todo lo que soy a tu servicio. Ilumíname para saber cómo y dónde servirte.

Amén.


Shalom!

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