jueves, 14 de septiembre de 2017

EL EVANGELIO DEL DÍA

Primera Lectura

Meditación

En este pasaje encontramos una serie de consejos que san Pablo da a la comunidad con el fin de que su cristianismo sea verdaderamente una vida de amor, no solo con Dios sino con cada uno de los hermanos. Centremos hoy nuestra atención en el saber soportarnos.

San Pablo, un hombre enraizado profundamente en el Espíritu, es un gran conocedor de la naturaleza humana y sabe que nuestro carácter, nuestros gustos pueden no solo ser diferentes a los de los demás hermanos, sino incluso contrarios. Nos damos cuenta que en nuestras comunidades, sea en la escuela, en el trabajo o en nuestros propios barrios, nos relacionamos con personas las cuales, por su manera de ser o de pensar, a pesar de ser buenos cristianos, nos es difícil el convivir con ellos.

Por ello, san Pablo invita a la comunidad a saber "soportarlos" o tolerarlos, sabiendo que en esto se desarrolla el verdadero amor de Dios, que nos ama a todos de la manera como somos. No es una virtud fácil de adquirir, sin embargo, nuestro esfuerzo cotidiano y la gracia de Dios siempre rinden frutos. Hagamos de nuestras comunidades verdaderas extensiones del Reino de Dios poniendo nuestro granito de arena.

Oración

Señor, que tu Evangelio lo haga vida en mí para poder tener comunidades en donde se respire tu paz y armonía. Que siempre busque llenarme de tu amor para aguantarlo todo y soportarlo todo.

Acción

Desde hoy buscaré que en mi hogar, en mi trabajo o escuela se forme una verdadera comunidad, siendo agradecido con los demás.

EL EVANGELIO DEL DIA

Reflexión

El cristiano es en definitiva una persona distinta a las demás. Sus criterios no van muy de acuerdo con los del mundo pues ha adoptado la "ilógica" manera de pensar de su Maestro. Lo más extraño de todo es que, a pesar de lo ilógica que parece la enseñanza de Jesús, es la única que nos garantiza la verdadera felicidad.

Y es que, quien sigue de cerca a Jesús, aprende a dar y no sólo a recibir; a perdonar, a pesar de ser el ofendido; a amar cuando sólo se recibe ingratitud. Curiosamente quien obra así, experimenta una gran alegría, y sobre todo, una profunda paz, sin embargo, todo esto sólo pude ser conocido y vivido desde adentro.

Es decir, es necesario, por un lado buscar el vivir de acuerdo al Evangelio, pero por otro y quizás más importante, permitirle al Espíritu Santo conducir nuestra vida. Seamos hombres y mujeres diferentes, auténticos seguidores del Maestro, y mostrémosle al mundo que en lo "ilógico" del Evangelio está la felicidad.


Shalom!

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