Primera
Lectura
Meditación
En
este pasaje encontramos una serie de consejos que san Pablo da a la comunidad
con el fin de que su cristianismo sea verdaderamente una vida de amor, no solo
con Dios sino con cada uno de los hermanos. Centremos hoy nuestra atención en
el saber soportarnos.
San
Pablo, un hombre enraizado profundamente en el Espíritu, es un gran conocedor
de la naturaleza humana y sabe que nuestro carácter, nuestros gustos pueden no
solo ser diferentes a los de los demás hermanos, sino incluso contrarios. Nos
damos cuenta que en nuestras comunidades, sea en la escuela, en el trabajo o en
nuestros propios barrios, nos relacionamos con personas las cuales, por su
manera de ser o de pensar, a pesar de ser buenos cristianos, nos es difícil el
convivir con ellos.
Por
ello, san Pablo invita a la comunidad a saber "soportarlos" o
tolerarlos, sabiendo que en esto se desarrolla el verdadero amor de Dios, que
nos ama a todos de la manera como somos. No es una virtud fácil de adquirir,
sin embargo, nuestro esfuerzo cotidiano y la gracia de Dios siempre rinden
frutos. Hagamos de nuestras comunidades verdaderas extensiones del Reino de
Dios poniendo nuestro granito de arena.
Oración
Señor,
que tu Evangelio lo haga vida en mí para poder tener comunidades en donde se
respire tu paz y armonía. Que siempre busque llenarme de tu amor para
aguantarlo todo y soportarlo todo.
Acción
Desde
hoy buscaré que en mi hogar, en mi trabajo o escuela se forme una verdadera
comunidad, siendo agradecido con los demás.
EL
EVANGELIO DEL DIA
Reflexión
El cristiano es en definitiva una persona
distinta a las demás. Sus criterios no van muy de acuerdo con los del mundo
pues ha adoptado la "ilógica" manera de pensar de su Maestro. Lo más
extraño de todo es que, a pesar de lo ilógica que parece la enseñanza de Jesús,
es la única que nos garantiza la verdadera felicidad.
Y es que, quien sigue de cerca a Jesús,
aprende a dar y no sólo a recibir; a perdonar, a pesar de ser el ofendido; a
amar cuando sólo se recibe ingratitud. Curiosamente quien obra así, experimenta
una gran alegría, y sobre todo, una profunda paz, sin embargo, todo esto sólo
pude ser conocido y vivido desde adentro.
Es decir, es necesario, por un lado buscar el
vivir de acuerdo al Evangelio, pero por otro y quizás más importante,
permitirle al Espíritu Santo conducir nuestra vida. Seamos hombres y mujeres
diferentes, auténticos seguidores del Maestro, y mostrémosle al mundo que en lo
"ilógico" del Evangelio está la felicidad.
Shalom!
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