Oración de la Mañana
Señor, en el silencio de este día que nace,
vengo a pedirte paz,
sabiduría y fuerza.
Hoy quiero mirar el mundo
con ojos llenos de amor;
ser paciente, comprensivo,
humilde, suave y bueno.
Ver detrás de las apariencias a tus hijos,
como los ves Tú mismo,
para, así, poder apreciar
la bondad de cada uno.
Cierra mis oídos a toda murmuración,
guarda mi lengua de toda maledicencia,
que solo los pensamientos que bendigan
permanezcan en mí.
Quiero ser tan bien intencionado y justo
que todos los que se acerquen a mí,
sientan tu presencia.
Revísteme de tu bondad, Señor,
y haz que durante este día,
yo te refleje.
Amén.
PRIMERA LECTURA
Hechos 9, 1-20
En aquellos días, Saulo,
amenazando todavía de muerte a los discípulos del Señor, fue a ver al sumo
sacerdote y le pidió, para las sinagogas de Damasco, cartas que lo autorizaran
para traer presos a Jerusalén a todos aquellos hombres y mujeres que seguían la
nueva doctrina.
Pero sucedió que, cuando se
aproximaba a Damasco, una luz del cielo lo envolvió de repente con su
resplandor. Cayó por tierra y oyó una voz que le decía: "Saulo, Saulo,
¿por qué me persigues?" Preguntó él: "¿Quién eres, Señor?" La
respuesta fue: "Yo soy Jesús, a quien tú persigues. Levántate. Entra en la
ciudad y ahí se te dirá lo que tienes que hacer".
Los hombres que lo
acompañaban en el viaje se habían detenido, mudos de asombro, pues oyeron la
voz, pero no vieron a nadie. Saulo se levantó del suelo, y aunque tenía
abiertos los ojos, no podía ver. Lo llevaron de la mano hasta Damasco y ahí
estuvo tres días ciego, sin comer ni beber.
Había en Damasco un
discípulo que se llamaba Ananías, a quien se le apareció el Señor y le dijo:
"Ananías". Él respondió: "Aquí estoy, Señor". El Señor le
dijo: "Ve a la calle principal y busca en casa de Judas a un hombre de
Tarso, llamado Saulo, que está orando". Saulo tuvo también la visión de un
hombre llamado Ananías, que entraba y le imponía las manos para que recobrara
la vista.
Ananías contestó:
"Señor, he oído a muchos hablar de ese individuo y del daño que ha hecho a
tus fieles en Jerusalén. Además, trae autorización de los sumos sacerdotes para
poner presos a todos los que invocan tu nombre". Pero el Señor le dijo:
"No importa. Tú ve allá, porque yo lo he escogido como instrumento, para
que me dé a conocer a las naciones, a los reyes y a los hijos de Israel. Yo le
mostraré cuánto tendrá que padecer por mi causa".
Ananías fue allá, entró en
la casa, le impuso las manos a Saulo y le dijo: "Saulo, hermano, el Señor
Jesús, que se te apareció en el camino, me envía para que recobres la vista y
quedes lleno del Espíritu Santo". Al instante, algo como escamas se le desprendió
de los ojos y recobró la vista. Se levantó y lo bautizaron. Luego comió y
recuperó las fuerzas. Se quedó unos días con los discípulos en Damasco y se
puso a predicar en las sinagogas, afirmando que Jesús era el Hijo de Dios.
Palabra de Dios.
Meditación
Este hermoso y ya conocido
pasaje de la conversión de San Pablo, nos presenta diversos elementos para
nuestra reflexión. Uno de ellos es la reacción contraria de Ananías a bautizar
a San Pablo y la obediencia total a la propuesta de Dios.
Es importante el reflexionar
en ello, pues con frecuencia ocurren este tipo de situaciones en nuestra vida
en las cuales nosotros, humanamente, pensaríamos que las cosas debían ser o
hacerse de una determinada manera, sin embargo, Dios puede tener una forma
distinta de pensar. Esto ocurre cuando, como en el caso de San Pablo, es
necesario trabajar, cooperar, convivir con alguien que por su conducta o
actitud hacia nosotros o hacia nuestras personas queridas no ha sido correcta.
Recordemos que todos hemos
sido llamados a crecer en el amor y que muchas veces una sonrisa, el tender la
mano, simplemente el saludar, puede ser el elemento por el cual Dios pueda
acercarse a quien hasta ahora, por su ceguera espiritual, lo ha rechazado.
Seamos dóciles a la voz del Espíritu.
Oración
Señor, haz de mí un
verdadero siervo y apóstol tuyo, que con mi vida pueda llevarte a las
situaciones y circunstancias más inusitadas. Y cuando por mi ceguera, Señor, no
pueda descubrir tu plan maravilloso para mi vida, envía a un servidor tuyo para
que me ayude a regresar a tu luz admirable, recupere las fuerzas y me ponga a
predicar, afirmando que tú eres el Hijo de Dios.
Compromiso
Este día buscaré a las
personas con las que normalmente tengo más diferencias y les demostraré que en
realidad las amo.
SALMO RESPONSORIAL
Sal 117(116)
R/. “Vayan
al mundo entero y proclamen el Evangelio”
• Alaben
al Señor todas las naciones, aclámenlo todos los pueblos R/.
• Firme es su misericordia con nosotros, su fidelidad dura para siempre R/.
EVANGELIO DEL DIA
Juan 6, 52-59
En aquel tiempo, los judíos
se pusieron a discutir entre sí: "¿Cómo puede éste darnos a comer su
carne?"
Jesús les dijo: "Yo les
aseguro: Si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no
podrán tener vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida
eterna, y yo lo resucitaré en el último día.
Mi carne es verdadera
comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre
permanece en mí y yo en él. Como el Padre, que me ha enviado, posee la vida y
yo vivo por él, así también el que me come vivirá por mí.
Este es el pan que ha bajado
del cielo; no es como el maná que comieron sus padres, pues murieron. El que
come de este pan vivirá para siempre". Esto lo dijo Jesús, enseñando en la
sinagoga de Cafarnaúm.
Palabra del Señor
Reflexión
En esta cita se encuentra la
médula del significado y del valor de la Eucaristía o Celebración de la Palabra. Jesús dice: "el que
no coma y beba no tendrá vida", por ello, lo primero que surge es que este
alimento espiritual no es "optativo", es algo que se exige si
verdaderamente se quiere tener la "Vida" y aspirar a la resurrección
Eterna. El efecto de este pan de vida, es la unión y permanencia con Jesús. De
manera que el pan se convierte en la savia que da vida a nuestra vida injertada
en Cristo.
Juan 15 nos dice Jesús que
de la misma manera que el sarmiento lo hace con la vid, nosotros debemos
permanecer unidos a él. Es decir, no se trata de estar a ratitos (ser cristiano
de momentos), sino de una permanencia. Aclara, para que no haya dudas, que el
pedazo de pan que se consagra en la Eucaristía o en la Celebración de la palabra, es verdaderamente su cuerpo. Es
decir, no es una presencia "simbólica", como dicen algunos o
meramente espiritual, sino que es real y substancialmente su cuerpo y su
sangre.
Finalmente, y como
consecuencia de esto, se trata de comer, de masticar (el verbo griego que usa
San Juan es "trogon" significa morder, masticar; de darnos cuenta que
estamos "comiendo" a Jesús y que esto es precisamente lo que nos da
la vida. Te invito a que este domingo, en la celebración eucarística o celebracion de la palabra, tengas la
experiencia de "comer", de "masticar" a Jesús. Que te hagas
consciente de lo que comes y que te unas íntimamente, como el sarmiento a la
vid, a Jesús.
Shalom!
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