miércoles, 11 de abril de 2018

Evangelio del Día


Oración de la Mañana
Señor, en el silencio de este día que nace,
vengo a pedirte paz,
sabiduría y fuerza.
Hoy quiero mirar el mundo
con ojos llenos de amor;
ser paciente, comprensivo,
humilde, suave y bueno.
Ver detrás de las apariencias a tus hijos,
como los ves Tú mismo,
para, así, poder apreciar
la bondad de cada uno.
Cierra mis oídos a toda murmuración,
guarda mi lengua de toda maledicencia,
que solo los pensamientos que bendigan
permanezcan en mí.
Quiero ser tan bien intencionado y justo
que todos los que se acerquen a mí,
sientan tu presencia.
Revísteme de tu bondad, Señor,
y haz que durante este día,
yo te refleje.
Amén.


PRIMERA LECTURA

Los hombres que habían metido en la cárcel están en el templo, enseñando al pueblo.

De los Hechos de los Apóstoles 5, 17-26
En aquellos días, el sumo sacerdote y los de su partido, que eran los saduceos, llenos de ira contra los apóstoles, los mandaron aprehender y los metieron en la cárcel. Pero durante la noche, un ángel del Señor les abrió las puertas, los sacó de ahí y les dijo: “Vayan al templo y pónganse a enseñar al pueblo todo lo referente a esta nueva vida”. Para obedecer la orden, se fueron de madrugada al templo y ahí se pusieron a enseñar.
Cuando llegó el sumo sacerdote con los de su partido convocaron al Sanedrín, es decir, a todo el senado de los hijos de Israel, y mandaron traer de la cárcel a los presos. Al llegar los guardias a la cárcel, no los hallaron y regresaron a informar: “Encontramos la cárcel bien cerrada y a los centinelas en sus puestos, pero al abrir no encontramos a nadie adentro”.
Al oír estas palabras, el jefe de la guardia del templo y los sumos sacerdotes se quedaron sin saber qué pensar; pero en ese momento llegó uno y les dijo: “Los hombres que habían metido en la cárcel están en el templo, enseñando al pueblo”. Entonces el jefe de la guardia, con sus hombres, trajo a los apóstoles, pero sin violencia, porque temían ser apedreados por el pueblo.
Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL
 
Del salmo 33
R/. “Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor. Aleluya.”
• Bendeciré al Señor a todas horas, / no cesará mi boca de alabarlo. / Yo me siento orgulloso del Señor, / que se alegre su pueblo al escucharlo. R/.

• Proclamemos la grandeza del Señor / y alabemos todos juntos su poder. / Cuando acudí al Señor, me hizo caso / y me libró de todos mis temores. 
R/.

• Confía en el Señor y saltarás de gusto, / jamás te sentirás decepcionado, / porque el Señor escucha el clamor de los pobres / y los libra de todas sus angustias. 
R/.

• Junto a aquellos que temen al Señor / el ángel del Señor acampa y los protege. / Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor. / Dichoso el hombre que se refugia en Él. 
R/.

EVANGELIO DEL DIA

Dios envió a su Hijo al mundo para que el mundo se salve por Él.

Del Evangelio según san Juan 3, 16-21
“Tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga la vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salvara por Él. El que cree en Él no será condenado; pero el que no cree ya está condenado por no haber creído en el Hijo único de Dios. La causa de la condenación es ésta: habiendo venido la luz del mundo, los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas. Todo aquel que hace el mal, aborrece la luz y no se acerca a ella, para que sus obras no se descubran. En cambio, el que obra el bien conforme a la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios”.
Palabra del Señor
 

Reflexión
Persecución y vida eterna
Convencidos de que se debe obedecer a Dios antes que a los hombres, los apóstoles, pese a la persecución de las autoridades, no pueden permanecer callados, porque, como bien lo expresa san Pablo: “La Palabra de Dios no está encadenada”. Esta valentía para afrontar la adversidad la reciben del Espíritu, que sopla donde quiere, y con mayor fuerza en los momentos de dificultad, pues saben que es necesario que la Buena Nueva sea anunciada a todos, a pesar de los inconvenientes. La persecución, entre otras cosas, mide el grado de incidencia de nuestra predicación en la vida real de las comunidades.
La razón primordial del envío de Jesús al mundo por parte de Dios Padre es su amor hasta el extremo por la humanidad y por su salvación. Por lo tanto, no podemos seguir pensando todavía en un Dios que castiga, que viene a condenar, pues ése no es el rostro del Padre que vino a revelarnos Jesús. Debemos estar seguros de que somos llamados a recibir la salvación que nos da Jesús, aceptándolo incondicionalmente como Hijo de Dios. Si tenemos la “fortuna” de escuchar su Palabra, de comulgarlo en la Eucaristía, ¿por qué lo rechazamos?, ¿por qué no aceptamos la luz y preferimos seguir viviendo en el mundo de las tinieblas, del egoísmo, de la falta de solidaridad con los necesitados?
¿Cuál es mi actitud ante las persecuciones y adversidades que encuentro en mi vida de cristiano comprometido?

Oración: Padre santo, dame voluntad, valentía, humildad, sabiduría, templanza, alegría... para ser verdadero testimonio de tu amor. Amén.
Shalom!



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