Oración de la Mañana
Señor, en el silencio de este día que nace,
vengo a pedirte paz,
sabiduría y fuerza.
Hoy quiero mirar el mundo
con ojos llenos de amor;
ser paciente, comprensivo,
humilde, suave y bueno.
Ver detrás de las apariencias a tus hijos,
como los ves Tú mismo,
para, así, poder apreciar
la bondad de cada uno.
Cierra mis oídos a toda murmuración,
guarda mi lengua de toda maledicencia,
que solo los pensamientos que bendigan
permanezcan en mí.
Quiero ser tan bien intencionado y justo
que todos los que se acerquen a mí,
sientan tu presencia.
Revísteme de tu bondad, Señor,
y haz que durante este día,
yo te refleje.
Aquí hay agua. ¿Hay alguna dificultad para que me bautices?
De los Hechos de los Apóstoles 8, 26-40
En aquellos días, un ángel
del Señor le dijo a Felipe: “Levántate y toma el camino del sur, que va de
Jerusalén a Gaza y que es poco transitado”. Felipe se puso en camino. Y sucedió
que un etíope, alto funcionario de Candaces, reina de Etiopía, y administrador
de sus tesoros, que había venido a Jerusalén para adorar a Dios, regresaba en
su carro, leyendo al profeta Isaías.
Entonces el Espíritu le dijo
a Felipe: “Acércate y camina junto a ese carro”. Corrió Felipe, y oyendo que el
hombre leía al profeta Isaías, le preguntó: “¿Entiendes lo que estás leyendo?”.
Él le contestó: “¿Cómo voy a entenderlo, si nadie me lo explica?”. Entonces
invitó a Felipe a subir y a sentarse junto a Él.
El pasaje de la Escritura
que estaba leyendo, era éste: “Como oveja fue llevado a la muerte; cordero que
no se queja frente al que lo trasquila, así él no abrió la boca. En su
humillación no se le hizo justicia. ¿Quién podrá hablar de su descendencia,
puesto que su vida ha sido arrancada de la tierra?”.
El etíope le preguntó a
Felipe: “Dime, por favor: ¿de quién dice esto el profeta, de sí mismo o de
otro?”. Felipe comenzó a hablarle y partiendo de aquel pasaje, le anunció el
Evangelio de Jesús. Siguieron adelante, llegaron a un sitio donde había agua y
dijo el etíope: “Aquí hay agua. ¿Hay alguna dificultad para que me bautices?”.
Felipe le contestó: “Ninguna, si crees de todo corazón”. Respondió el etíope:
“Creo que Jesús es el Hijo de Dios”. Mandó parar el carro, bajaron los dos al
agua y Felipe lo bautizó.
Cuando salieron del agua, el
Espíritu del Señor arrebató a Felipe. El etíope ya no lo vio más y prosiguió su
viaje, lleno de alegría. En cuanto a Felipe, se encontró en la ciudad de Azoto
y evangelizaba los poblados que encontraba a su paso, hasta que llegó a Cesárea.
Palabra de Dios
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 65
• Naciones, bendigan a
nuestro Dios, / hagan resonar sus alabanzas, / porque Él nos ha devuelto la
vida / y no dejó que tropezaran nuestros pies. R/.
• Cuantos temen a Dios, vengan y escuchen, / y les diré lo que ha hecho por mí; / a Él dirigí mis oraciones / y mi lengua le cantó alabanzas. R/.
• Bendito sea Dios, que no rechazó mi súplica, / ni me retiró su gracia. R/.
EVANGELIO DEL
DIA
Yo soy el pan vivo, que ha bajado del cielo.
Del Evangelio según san Juan 6, 44-51
En aquel tiempo, Jesús dijo
a los judíos: “Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre, que me ha
enviado; y a ése yo lo resucitaré el último día. Está escrito en los profetas:
Todos serán discípulos de Dios. Todo aquel que escucha al Padre y aprende de
Él, se acerca a mí. No es que alguien haya visto al Padre, fuera de aquel que
procede de Dios. Ese sí ha visto al Padre.
Yo les aseguro: el que cree
en mí, tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Sus padres comieron el maná
en el desierto y sin embargo, murieron. Éste es el pan que ha bajado del cielo
para que, quien lo coma, no muera. Yo soy el pan vivo que ha bajado
del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre, y el pan que yo les voy
a dar es mi carne para que el mundo tenga vida”.
Palabra del Señor.
Reflexión
De camino a la vida
En la primera lectura, el pasaje que nos propone
la Escritura hoy, nos ayuda a darnos cuenta de cómo podemos anunciar a Jesús
desde cualquier situación o acontecimiento.
Hemos visto cómo Felipe,
"partiendo de aquel pasaje, le anunció el Evangelio de Jesús" al
etíope. Si te fijas a lo largo de nuestro día, tendríamos muchas oportunidades
de hablar de Jesús, de nuestra experiencia espiritual, de lo diferente que es
la vida en Cristo. Y no nos referimos a esa insistencia pertinaz que muchas
veces termina por molestar e incluso, por "vacunar" a los que conviven
con nosotros.
Nos referimos a esa
oportunidad que surge a propósito de que dimos gracias a la hora de comer, que
tenemos nuestra Biblia sobre el escritorio, que llevamos la Biblia bajo el
brazo, que hemos recibido una promoción por nuestro trabajo. Oportunidades sí
hay, necesitamos empezar a perder el miedo y dejar que Jesús se transparente en
nosotros y nos utilice, como hizo con Felipe, para extender su amor a los
demás.
Oración
Llena, Señor, todos mis
espacios de ti, que en cada cosa que haga sea fácil descubrirte; que mi vida
sea visiblemente tuya. Y así, Dios mío, dame también el valor para que, cuando
a partir de esas acciones diarias me pregunten sobre ti, yo pueda dar un buen
testimonio de tu amor y de tu salvación. Hazme, Señor, un instrumento útil para
ti.
Compromiso
Este día revisaré las cosas que hago
diariamente y me aseguraré de que en cada una de ellas haya algo que dé
testimonio de mi fe.
En el Evangelio de Hoy, la fe es la luz
que ilumina el camino para apreciar la grandeza de los bienes espirituales: “El
que cree en mí, tiene vida eterna”. Cuando se asume este camino de encuentro
con Dios, entonces la vida humana adquiere su máximo esplendor. La garantía
para permanecer firmes y sin vacilaciones es recibir a Cristo como el alimento
que perdura: “El que coma de este pan vivirá para siempre”. Seguir a Cristo es
una tarea de permanente creatividad y crecimiento humano y espiritual. En
cambio, practicar una fe estática o marcada por la rutina contradice la vida de
Dios. Pues, como dice san Agustín: “Dios no manda cosas imposibles, sino que,
al mandar, te enseña a que hagas cuanto puedes, y a que pidas lo que no puedes”.
¿Soy
consciente del sentido y las implicaciones de mi consagración bautismal? ¿Cómo
estoy viviendo y testimoniando esa consagración?
Oración: Señor Jesús: que has querido quedarte en el Pan de la Palabra para nutrirnos y hacernos discípulos de Dios, permítenos corresponder a esta gracia. Amén.
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