Meditación
Recoger espigas en los campos, dejadas por
los recolectores, era una actividad propia de los marginados y, especialmente,
de mujeres abandonadas, pobres o viudas. El buen corazón del dueño permitía a
los pobres sobrellevar el hambre y la escasez. Pues el Señor cuida de los
humildes, y de esa forma la humildad se vuelve garantía de la acción
transformadora de Dios. La vida de Rut es una enseñanza para cada uno de
nosotros. Pues en ella reconocemos que es Dios quien siembra en nosotros la
humildad, la bondad, la pureza de corazón, las sanas costumbres, y es nuestra
la responsabilidad de ponerlas al servicio de los demás.
Reflexión
Aunque
este evangelio está referido especialmente a los líderes religiosos, no podemos
negar que presenta la realidad de la soberbia que existe en todos nosotros.
O,
¿quién podría negar, que cuando se presenta la ocasión, no busca tomar los
puestos de honor, que su nombre esté entre luces de colores, que toda la gente
hable de él, ser la estrella de su propia película? Sobre todo, esto ocurre en
aquellos a los que Dios ha puesto al frente de cualquier grupo humano, desde el
padre de familia, hasta el ejecutivo; el político y el sacerdote.
Se
nos olvida con frecuencia que nuestra vida cristiana se manifiesta en la
humildad, que el único importante en toda conversación es Cristo, que Él es el
único que merece el poder, el honor y la gloria, y que el elemento que
plenifica nuestra vida, es el servicio. Entrenémonos en nuestra vida tomando
los últimos lugares, dándole el lugar de honor en nuestra vida a Cristo y
sirviendo con alegría a los demás.
Shalom!
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