sábado, 26 de agosto de 2017



Meditación


Recoger espigas en los campos, dejadas por los recolectores, era una actividad propia de los marginados y, especialmente, de mujeres abandonadas, pobres o viudas. El buen corazón del dueño permitía a los pobres sobrellevar el hambre y la escasez. Pues el Señor cuida de los humildes, y de esa forma la humildad se vuelve garantía de la acción transformadora de Dios. La vida de Rut es una enseñanza para cada uno de nosotros. Pues en ella reconocemos que es Dios quien siembra en nosotros la humildad, la bondad, la pureza de corazón, las sanas costumbres, y es nuestra la responsabilidad de ponerlas al servicio de los demás.


Reflexión

Aunque este evangelio está referido especialmente a los líderes religiosos, no podemos negar que presenta la realidad de la soberbia que existe en todos nosotros.

O, ¿quién podría negar, que cuando se presenta la ocasión, no busca tomar los puestos de honor, que su nombre esté entre luces de colores, que toda la gente hable de él, ser la estrella de su propia película? Sobre todo, esto ocurre en aquellos a los que Dios ha puesto al frente de cualquier grupo humano, desde el padre de familia, hasta el ejecutivo; el político y el sacerdote.

Se nos olvida con frecuencia que nuestra vida cristiana se manifiesta en la humildad, que el único importante en toda conversación es Cristo, que Él es el único que merece el poder, el honor y la gloria, y que el elemento que plenifica nuestra vida, es el servicio. Entrenémonos en nuestra vida tomando los últimos lugares, dándole el lugar de honor en nuestra vida a Cristo y sirviendo con alegría a los demás.

Shalom!

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