Meditación
En esta lectura, ilumina con mucha claridad
lo que significa el verdadero amor, el amor que sabe ser fiel "en lo
próspero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad". Las dos
muchachas podrían haber regresado a la casa paterna y volverse a casar con gente
de su mismo pueblo. Una de ellas lo hace, pero Rut, que sabe que su suegra está
sola, decide acompañarla y permanecer con ella en toda circunstancia.
En nuestros días, qué importante es que
volvamos a valorar la verdadera fidelidad y la amistad. Acostumbrados en
nuestro mundo consumista a cambiar frecuentemente de todo, en una cultura del
"úsese y tírese", no es fácil tener amistades estables, verdaderos
amigos que lo acompañen a uno, sobre todo, en los momentos difíciles de la
vida. Ciertamente no es fácil establecer lazos duraderos y raíces profundas con
nuestros vecinos, compañeros.
Sin embrago, esta es la enseñanza de la
Escritura, es lo que nos mostró Jesús al hacerse uno con nosotros y recorrer
nuestro mismo camino, incluso hasta la muerte. Aprendamos de Rut que el
verdadero amor se muestra ante todo en la fidelidad y en el saber acompañarnos
unos a otros, en comprometer toda nuestra existencia con alguien más.
Inténtalo, verás que no te arrepentirás.
Oración
Gracias, Señor, por mis amigos, gracias por
aquellos que has puesto a mi lado, a quienes amo y quienes me aman. Enséñame a
ser fiel y a demostrar libremente lo que siento, a decirles gracias, a
corregirlos cuando haga falta y a escuchar tu voz también en ellos.
Acción
Hoy llamaré a mis amigos más cercanos y les
agradeceré su amistad.
EL
EVANGELIO DE HOY
Mateo 22, 34-40
En
aquel tiempo, habiéndose enterado los fariseos de que Jesús había dejado
callados a los saduceos, se acercaron a él. Uno de ellos, que era doctor de la
ley, le preguntó para ponerlo a prueba: "Maestro, ¿cuál es el mandamiento
más grande de la ley?"
Jesús
le respondió: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu
alma y con toda tu mente. Este es el más grande y el primero de los
mandamientos. Y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti
mismo. En estos dos mandamientos se fundan toda la ley y los profetas".
Palabra del Señor.
Reflexión
Siempre
me ha parecido interesante que siendo el primero y el más importante de los
mandamientos el "amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma y con
toda la mente" sean muy pocas las personas que acuden al sacramento de la
reconciliación a reconocer que han fallado a este mandamiento.
Ciertamente,
como dice Jesús, al fallar a cualquiera de los otros mandamientos estamos
fallando a estos dos, sin embargo, esto puede ser un indicativo de qué lugar
ocupa Dios en nuestro corazón y la relación que llevamos con él.
Si
haces un recuento de las últimas veces en que le has pedido a Dios que te
perdone, te darás cuenta de que la mayoría de las veces, éste está ocupado con
alguna "falta recurrente", que es el pecado que está distrayendo tu
atención de la santidad, además habrás expuesto una serie de imperfecciones
relacionadas con tu carácter y con el trato con los demás, pero sería bueno que
en tu próxima reconciliación la iniciaras diciendo: "Padre, me arrepiento
de no amarte con todo mi corazón, por ello no he orado lo suficiente y esto ha
hecho que mi vida no se transforme; esto me ha llevado a pecar contra..."
Cuando
reconocemos que nuestra principal falta es no amar lo suficiente a Dios,
inmediatamente nos daremos cuenta de cuál o cuáles son las causas de esto. Si
nos ponemos a trabajar en ellas veremos que nuestras demás faltas irán
desapareciendo de nuestra vida.
Shalom!
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