Meditación
Una
de las constantes que saltan a la vista en las cartas de Pablo, es recordar las
maravillas que Dios ha realizado en los miembros de la comunidad a la que
dirige el apóstol su carta.
Para
hacer énfasis les recuerda que toda comunidad es congregada por Dios Padre por
medio de su Hijo Jesucristo. Ya lo había dicho una vez el evangelista, cuando
comentaba que Jesús llamó a los que él quiso; por otra parte, nos recuerda
Jesús que ha sido él quien nos ha elegido y no nosotros quienes le hemos
elegido a él.
Por
lo tanto, toda bendición, nos dice Pablo, es iniciativa divina; Dios nos llama
a la comunidad de salvación por medio de su Hijo, quien nos congrega en la
unidad por medio de su Palabra y por medio de su Espíritu Santo. Sin embargo,
no olvida san Pablo que el llamado, cuando es respondido dócilmente, produce
frutos abundantes.
Cierto
que se requiere un trabajo arduo e intenso, pero es Dios quien hace crecer la
semilla de sus dones, tanto de la fe, como de la esperanza y, con mayor razón,
de la caridad.
La
salvación es algo que nace de la iniciativa del Padre y se concreta en el
actuar salvífico de su Hijo, pero todos estos dones se celebran en comunidad.
La iglesia (compuesta de comunidades concretas o locales) es congregada por el
Padre para dar gracias a Dios por todo bien y don concedido.
Nunca
olvidemos ser agradecidos con Dios por todos sus bienes, ni temamos
congregarnos para elevar junto a nuestros hermanos la acción de gracias por
excelencia en la que nos unimos por la fuerza del Espíritu Santo a la oblación
de Jesús. En ella, todo don es agradecido por la comunidad de redimidos.
Oración
Padre
lleno de amor, de quien procede todo don, te doy gracias por todas las cosas
buenas que me has dado a lo largo de mi vida. Gracias por llamarme a la
existencia, gracias por todos aquellos que me aman y por darme gente para amar;
gracias por la salud, gracias por llamarme a la comunidad de redimidos.
Te
pido que nunca dejes de darnos a tu Santo Espíritu para que vuelva nuestros
corazones a ti y para que, todos aquellos que no te conocen y no saben de tu
amor dulce y tierno, puedan descubrirte por medio nuestro. Por Jesucristo
nuestro Señor. Amén.
Acción
Anotaré
aquellas cosas por las que quiero dar gracias a Dios y las usaré en mi oración
del día.
Reflexión
El
evangelio de hoy nos presenta una reprimenda dura para aquellos que llevan una
fe fingida (fariseos y escribas). Tratan de aparentar ante los demás saber la
ley y la anuncian, pero para vivirla, le hacen sus propias
"acomodaciones".
Preguntémonos
hoy si nosotros, en algunos momentos, no buscamos acomodar el Evangelio a
nuestra "propia conveniencia" a fin de llevar una vida más cómoda.
Shalom!
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