Domingo 18 de Noviembre 2018
“DIOS TRIUNFA SALVANDO”
PRIMERA
LECTURA
DANIEL 12, 1-3
“Por aquel tiempo se salvará tu pueblo”
Por aquel tiempo se levantará Miguel, el arcángel que se ocupa de tu
pueblo: serán tiempos difíciles, como no los ha habido desde que hubo naciones
hasta ahora. Entonces se salvará tu pueblo: todos los inscritos en el libro.
Muchos de los que duermen en el polvo despertarán: unos para la vida eterna,
otros para ignominia perpetua. Los sabios brillarán como el fulgor del
firmamento, y los que enseñaron a muchos la justicia, como las estrellas, para
toda la eternidad.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL: 15
R. / “Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti”
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré. R.
Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa serena.
Porque no me entregarás a la muerte,
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. R.
Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha. R.
SEGUNDA LECTURA
HEBREOS 10, 11-14. 18
“Con una sola ofrenda ha perfeccionado
para siempre a los que van siendo consagrados”.
Cualquier otro sacerdote ejerce su ministerio, diariamente, ofreciendo
muchas veces los mismos sacrificios, porque de ningún modo pueden borrar los
pecados. Pero Cristo ofreció por los pecados, para siempre jamás, un solo
sacrificio; está sentado a la derecha de Dios y espera el tiempo que falta
hasta que sus enemigos sean puestos como estrado de sus pies. Con una sola
ofrenda ha perfeccionado para siempre a los que van siendo consagrados. Donde
hay perdón, no hay ofrenda por los pecados.
Palabra de Dios.
“Estén
despiertos en todo tiempo, pidiendo
Mantenerse en pie ante el Hijo del hombre”
EVANGELIO DEL DÍA
MARCOS 13, 24-32
“Reunirá a los elegidos de los cuatro
vientos”
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "En aquellos días,
después de esa gran angustia, el sol se hará tinieblas, la luna no dará su
resplandor, las estrellas caerán del cielo, los astros se tambalearán. Entonces
verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y majestad;
enviará a los ángeles para reunir a sus elegidos de los cuatro vientos, de
horizonte a horizonte. Aprended de esta parábola de la higuera: Cuando las ramas
se ponen tiernas y brotan las yemas, deducís que el verano está cerca; pues
cuando veáis vosotros suceder esto, sabed que él está cerca, a la puerta. Os
aseguro que no pasará esta generación antes que todo se cumpla. El cielo y la
tierra pasarán, mis palabras no pasarán, aunque el día y la hora nadie lo sabe,
ni los ángeles del cielo ni el Hijo, sólo el Padre."
Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Dios triunfa salvando
Las lecturas hoy
hablan de un futuro triunfal ante un presente adverso. No es un futuro
histórico sino escatológico. Un triunfo que se caracteriza por la “venida del
Hijo del hombre” que trae vida eterna y salvación definitiva. Se trata de una
promesa de salvación y vida anticipadas, en la medida en que nuestros pecados
han sido ya perdonados, gracias al único sacrificio de Cristo, que se ofreció a
sí mismo por nosotros. Los “signos de los tiempos” siempre han sido un criterio
profético de discernimiento de cómo vivir y de qué esperar.
Por eso hay que saberlos interpretar, dice Jesús, para
ver en ellos la mano de Dios en medio del mundo, en nuestra vida personal y en
la de los demás. En la historia de la salvación, la promesa de Dios es de un
mundo nuevo, donde reine la paz, la armonía, la solidaridad, no el fin del
mundo ni la desgracia de la humanidad. El Reino de Dios despunta en la historia
de la humanidad como tiernos brotes que traen esperanza de vida y fortaleza. El
fin de lo viejo, de lo caduco, representado en el egoísmo, la falta de
solidaridad, la división… se aproxima.
El clamor de los sufrientes, los perseguidos, los
hambrientos, ha tocado el corazón del Padre, quien ha dispuesto poner fin al
mal que aflige a sus hijos. No sabemos “el día ni la hora”, pero estamos
convencidos de que la Palabra divina no dejará de cumplirse.
Reflexión: ¿Qué signos de esperanza descubro,
Señor, en la Iglesia y en el mundo hoy? ¿Qué estoy aportando por construir un
mundo más justo y humano?
Oración: Señor, me acerco hoy a ti con fe, sabiendo que eres el Señor de la vida y de la historia. Permíteme conocerte más para transmitir tu paz y amor a los demás. Amén.
“La promesa de Dios es de un mundo nuevo, donde reine
la paz, armonía y solidaridad, no el fin del mundo ni la desgracia de la
humanidad”
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