Miércoles 05 de Septiembre de 2018
“JESÚS NOS SANA Y PREPARA PARA EL SERVICIO”
PRIMERA LECTURA
1CORINTIOS 3, 1-9
“Nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros campo de Dios, edificio de Dios”
Hermanos, no pude hablaros como a hombres de espíritu, sino como a gente carnal, como a niños en Cristo. Por eso os alimenté con leche, no con comida, porque no estabais para más. Por supuesto, tampoco ahora, que seguís los instintos carnales. Mientras haya entre vosotros envidias y contiendas, es que os guían los instintos carnales y que procedéis según lo humano.
Cuando uno dice "yo soy de Pablo" y otro, "yo de Apolo", ¿no estáis procediendo según lo humano? En fin de cuentas, ¿qué es Apolo y qué es Pablo? Ministros que os llevaron a la fe, cada uno como le encargó el Señor. Yo planté, Apolo regó, pero fue Dios quien hizo crecer; por tanto, el que planta no significa nada ni el que riega tampoco; cuenta el que hace crecer, o sea, Dios. El que planta y el que riega son una misma cosa; si bien cada uno recibirá el salario según lo que haya trabajado. Nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros campo de Dios, edificio de Dios.
Palabra del Señor.
SALMO RESPONSORIAL: 32
R. / "Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad"
Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad.
El Señor mira desde el cielo,
se fija en todos los hombres. R.
Desde su morada observa
a todos los habitantes de la tierra:
él modeló cada corazón,
y comprende todas sus acciones. R.
Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo;
con él se alegra nuestro corazón,
en su santo nombre confiamos. R.
EVANGELIO DEL DÍA
LUCAS 4, 38-44
“También a los otros pueblos tengo que anunciarles el Reino de Dios, para eso me han enviado”
En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, entró en casa de Simón. La suegra de Simón estaba con fiebre muy alta, y le pidieron que hiciera algo por ella. El, de pie a su lado, increpó a la fiebre, y se le pasó; ella, levantándose en seguida, se puso a servirles.
Al ponerse el sol, los que tenían enfermos con el mal que fuera, se los llevaban; y él, poniendo las manos sobre cada uno, los iba curando. De muchos de ellos salían también demonios, que gritaban: "Tú eres el Hijo de Dios". Los increpaba y no les dejaba hablar, porque sabían que él era el Mesías. Al hacerse de día, salió a un lugar solitario. La gente lo andaba buscando; dieron con él e intentaban retenerlo para que no se les fuese. Pero él les dijo: "También a los otros pueblos tengo que anunciarles el reino de Dios, para eso me han enviado. Y predicaba en las sinagogas de Judea.
Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Jesús nos sana y prepara para el servicio
La actividad misionera de Jesús, presentada con el genuino estilo de Lucas, nos permite reflexionar sobre los destinatarios y el objetivo de la misma. Comienza en Nazaret, luego en Cafarnaún y ahora lo encontramos en Judea. Y en cada lugar muestra la cercanía de Dios con el que sufre, el poder que despliega para enfrentarse al mal y vencerlo, la capacidad de acoger y sanar a los enfermos y la insistente invitación a anunciar el Reino de los Cielos.
¿Qué enseñanzas nos dejan estas acciones de Jesús? Que no basta con ser liberados del mal, sino que hay que levantarse y ponerse a servir, pues, el que ha sido liberado del mal, está libre finalmente para el bien, que es el “servicio”. En el caso de las curaciones masivas, Jesús pone de manifiesto la misericordia de Dios que se solidariza con los que sufren y con los marginados, devolviéndoles así la dignidad perdida y su inserción en la comunidad. Para Jesús, la persona, hombre y mujer, en toda su integridad, es el lugar único y definitivo donde debe comenzar a tomar forma la realidad del Reino. De ahí su insistencia de “anunciar la Buena Nueva” a todos. También nosotros, como bautizados y liberados del mal en su nombre, estamos llamados a levantarnos para anunciar la presencia del Reino de Dios que se hace efectivo por medio del “servicio”.
“Evangelizar es la razón de ser de la Iglesia, y si esa es su misión específica, todos deben tener viva conciencia de la propia responsabilidad” (Juan Pablo II).
Oración: Ven, Señor, en nuestra ayuda, las necesidades nos agobian y nos desconciertan los sufrimientos de los hermanos, pero nos consuela tu presencia entre nosotros. Amén.
“No basta con ser liberados(as) del mal, sino que hay que levantarse y ponerse a servir”
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