sábado, 1 de septiembre de 2018

Evangelio del Dia


PRIMERA LECTURA
Dios ha elegido a los débiles del mundo.
De la Primera carta de san Pablo a los Corintios 1, 26-31

Hermanos: Consideren que entre ustedes, los que han sido llamados por Dios, no hay muchos sabios, ni muchos poderosos, ni muchos nobles, según los criterios humanos.

Pues Dios ha elegido a los ignorantes de este mundo, para humillar a los sabios; a los débiles del mundo, para avergonzar a los fuertes; a los insignificantes y despreciados del mundo, es decir, a los que no valen nada, para reducir a la nada a los que valen; de manera que nadie pueda presumir delante de Dios.

En efecto, por obra de Dios, ustedes están injertados en Cristo Jesús, a quien Dios hizo nuestra sabiduría, nuestra justicia, nuestra santificación y nuestra redención. Por lo tanto, como dice la Escritura: “El que se gloría, que se gloríe en el Señor”.

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 32

R/. En el Señor está nuestra esperanza.

• Feliz la nación cuyo Dios es el Señor, / dichoso el pueblo que escogió por suyo. / Desde el cielo el Señor, atentamente, / mira a todos los hombres. R/.
• Cuida el Señor de aquellos que lo temen / y en su bondad confían; / los salva de la muerte / y en épocas de hambre les da vida. R/.
• En el Señor está nuestra esperanza, / pues Él es nuestra ayuda y nuestro amparo; / en el Señor se alegra el corazón / y en Él hemos confiado. R/.

EVANGELIO
Porque has sido fiel en cosas de poco valor, entra a tomar parte en la alegría de tu señor.
Del Evangelio según san Mateo 25, 14-30

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: “El Reino de los Cielos se parece también a un hombre que iba a salir de viaje a tierras lejanas; llamó a sus servidores de confianza y les encargó sus bienes. A uno le dio cinco millones; a otro, dos; y a un tercero, uno, según la capacidad de cada uno, y luego se fue.

El que recibió cinco millones fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió un millón hizo un hoyo en la tierra y allí escondió el dinero de su señor. Después de mucho tiempo regresó aquel hombre y llamó a cuentas a sus servidores.

Se acercó el que había recibido cinco millones y le presentó otros cinco, diciendo: ‘Señor, cinco millones me dejaste; aquí tienes otros cinco, que con ellos he ganado’. Su señor le dijo: ‘Te felicito, siervo bueno y fiel. Puesto que has sido fiel en cosas de poco valor, te confiaré cosas de mucho valor. Entra a tomar parte en la alegría de tu señor’.

Se acercó luego el que había recibido dos millones y le dijo: ‘Señor, dos millones me dejaste; aquí tienes otros dos, que con ellos he ganado’. Su señor le dijo: ‘Te felicito, siervo bueno y fiel. Puesto que has sido fiel en cosas de poco valor, te confiaré cosas de mucho valor. Entra a tomar parte en la alegría de tu señor’.

Finalmente, se acercó el que había recibido un millón y le dijo: ‘Señor, yo sabía que eres un hombre duro, que quieres cosechar lo que no has plantado y recoger lo que no has sembrado. Por eso tuve miedo y fui a esconder tu millón bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo’.

El Señor le respondió: ‘Siervo malo y perezoso. Sabías que cosecho lo que no he plantado y recojo lo que no he sembrado. ¿Por qué, entonces, no pusiste mi dinero en el banco para que, a mi regreso, lo  recibiera yo con intereses? Quítenle el millón y dénselo al que tiene diez. Pues al que tiene se le dará y le sobrará; pero al que tiene poco, se le quitará aun eso poco que tiene. Y a este hombre inútil, échenlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y la desesperación’”.

Palabra del Señor


REFLEXIÓN

A cada uno según su capacidad

Esperanzadoras palabras las de Pablo para los que, por nuestra condición humilde y sencilla, no contamos para el mundo, pero si para Dios. Pues, no será la inteligencia, la buena presencia, el estatu social y económico, lo que nos otorgue la salvación, sino la disposición que tengamos para escuchar la Palabra de Dios, acoger sus mandamientos y ponerlos por obra. En Cristo todos somos hechos iguales ¡como para caer en la tonta tentación de la vanidad y de la ostentación de signos de poder y autoridad! ¿Por qué no hacemos ostentación en nuestras comunidades de lo que nos habilita como creyentes: nuestra vocación de servicio? A cada uno Dios da y exige según su capacidad. Por tanto, el que recibió un talento no podía camuflarse en el “escaso monto” de su riqueza.

Lo que se condena no es que fuera celoso guardián de su patrimonio, sino que no lo incrementó, o al menos no hizo nada por negociarlo y agrandarlo. Y es tildado de negligente y holgazán por no dar a su talento el dinamismo suficiente para hacerlo crecer, hacerlo fructificar. Pareciera, ojo, que la pereza y la irresponsabilidad de este personaje de la parábola apunten a una falta de confianza y amor a su Señor. De parte de Dios siempre tendremos su iniciativa amorosa y vital; de nuestra parte responder con nobleza a tanta alegre bondad del Padre.

 Elabore una lista de sus talentos, sean artísticos, creativos, de servicio... y escriba frente a cada uno cómo puede con ellos ayudar a la comunidad.

Oración: Multiplica, Señor, según tu bondad nuestro humilde trabajo a favor de la justicia, la equidad y la paz. Que busquemos siempre las cosas de tu Reino. Amén.

 Mira El Evangelio del Día en: https://jc2v.blogspot.com

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