martes, 11 de septiembre de 2018

Evangelio del Dia



Martes 11 de Septiembre de 2018

“LA FUERZA PODEROSA DEL AMOR”

PRIMERA LECTURA
1CORINTIOS 6, 1-11

“Un hermano tiene que estar en pleito con otro, y además entre no creyentes”

Hermanos: Cuando uno de vosotros está en pleito con otro, ¿cómo tiene el descaro de llevarlo a un tribunal pagano y no ante los santos? ¿Habéis olvidado que los santos juzgarán el universo? Pues si vosotros vais a juzgar al mundo, ¿no estaréis a la altura de juzgar minucias? Recordad que juzgaremos a ángeles: cuánto más asuntos de la vida ordinaria. De manera que para juzgar los asuntos ordinarios dais jurisdicción a ésos que en la Iglesia no pintan nada. ¿No os da vergüenza? ¿Es que no hay entre vosotros ningún entendido que sea capaz de arbitrar entre dos hermanos? No señor, un hermano tiene que estar en pleito con otro, y además entre no creyentes. Desde cualquier punto de vista ya es un fallo que haya pleitos entre vosotros. ¿No estaría mejor sufrir la injusticia? ¿No estaría mejor dejarse robar? En cambio, sois vosotros los injustos y los ladrones, y eso con hermanos vuestros. Sabéis muy bien que la gente injusta no heredará el reino de Dios. No os llaméis a engaño: los inmorales, idólatras, adúlteros, afeminados, invertidos, ladrones, codiciosos, borrachos, difamadores o estafadores no heredarán el reino de Dios. Así erais algunos antes. Pero os lavaron, os consagraron, os perdonaron en el nombre de nuestro Señor Jesucristo y por Espíritu de nuestro Dios.  

Palabra del Señor.


SALMO RESPONSORIAL: 149
R. / El Señor ama a su pueblo.

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
 que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey. R.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes. R.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca;
es un honor para todos sus fieles. R.  

EVANGELIO DEL DIA
LUCAS 6, 12-19

“Pasó la noche orando. Escogió a doce y los nombró apóstoles”

Por entonces subió Jesús a la montaña a orar y pasó la noche orando a Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, escogió a doce de ellos y los nombró apóstoles: Simón, al que puso el nombre de Pedro; y Andrés, su hermano; Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago Alfeo, Simón apodado el Zelotes, Judas el de Santiago y Judas Iscariote, que fue el traidor.  Bajó Jesús del monte con los Doce y se paró en un llano con un grupo grande de discípulos y de pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón. Venían a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; los atormentados por espíritus inmundos quedaban curados, y la gente trataba de tocarlo, porque salía de él una fuerza que los curaba a todos.  

Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

La fuerza poderosa del amor

La vida de la comunidad no está exenta de dificultades. Los problemas forman parte de ella y no se pueden evitar, pero ¿cómo se pueden resolver, cómo encontrar una salida a esa situación? Pablo, apelando a la dignidad de cristianos que, por el bautismo, han sido lavados, santificados, justificados en el nombre del Señor Jesucristo y por el Espíritu de Dios Padre, señala que todo pleito debe resolverse pacíficamente, bajo la autoridad de la comunidad. Ya que es ella la capacitada y con autoridad, por el don del Espíritu, para resolver desde la vida de fe las diferencias que se dan entre creyentes. Pues no hay que olvidar que son los cristianos los que juzgarán al mundo, y no al revés.

Jesús llama a los Doce en un contexto de oración, como solía hacerlo antes de tomar cualquier decisión importante. Hay que notar que este grupo está compuesto por gente común y corriente, con sus flaquezas, defectos y limitaciones; pues lo importante aquí es la disponibilidad, ya que la tarea urge, tanto que apenas bajaron del monte ya los esperaba un grupo de enfermos de muchas aldeas que acudían para que Jesús los sanara. El motivo: salía de Él una fuerza poderosa que sanaba a todos. También de nosotros debe salir esa fuerza que transforme el ambiente en el cual nos encontremos: la fuerza del amor, del perdón, de la misericordia. Una fuerza que es universal, porque no sabe de exclusivismos ni hace acepción de personas.

Las decisiones más importantes de mi vida ¿las he tomado en un clima de confianza y total apertura a la voluntad de Dios?

Oración: Señor, aparta de mí toda intención proselitista, abre mi corazón hacia todos los hermanos sin discriminación de ninguna clase. Amén.


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