martes, 25 de septiembre de 2018

Evangelio del Día


Martes 25 de Septiembre de 2018

“LOS QUE SON SU MADRE Y SUS HERMANOS”


PRIMERA LECTURA

PROVERBIOS 21, 1-6. 10-13

“Diversas sentencias”

El corazón del rey es una acequia en manos de Dios, la dirige adonde quiere.
Al hombre le parece siempre recto su camino, pero es Dios quien pesa los corazones.
Practicar el derecho y la justicia Dios lo prefiere a los sacrificios.
Ojos altivos, mente ambiciosa, el pecado es el distintivo de los malvados.
Los planes del diligente traen ganancia, los del atolondrado traen indigencia.
Tesoros ganados por boca embustera son humo que se disipa y lazos mortales.
Afán del malvado es buscar el mal, no mira con piedad a su prójimo.
Cuando el cínico la paga, aprende el inexperto, pero el sensato aprende con la experiencia.
El honrado observa cómo la casa del malvado precipita al malvado en la ruina.
Quien cierra los oídos al clamor del necesitado no será escuchado cuando grite. 

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL: 118

R. / “Guíame, Señor, por la senda de tus mandatos”

Dichoso el que, con vida intachable,
camina en la voluntad del Señor. R.

Instrúyeme en el camino de tus decretos,
y meditaré tus maravillas. R.

Escogí el camino verdadero,
deseé tus mandamientos. R.

Enséñame a cumplir tu voluntad
y a guardarla de todo corazón. R.

Guíame por la senda de tus mandatos,
porque ella es mi gozo. R.

Cumpliré sin cesar tu voluntad,
por siempre jamás. R.

EVANGELIO DEL DÍA

LUCAS 8, 19-21

“Mi madre y mis hermanos son éstos: los que escuchan la palabra de Dios y la ponen por obra”

En aquel tiempo, vinieron a ver a Jesús su madre y sus hermanos, pero con el gentío no lograban llegar hasta él. Entonces lo avisaron: "Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte." Él les contestó: "Mi madre y mis hermanos son éstos: los que escuchan la palabra de Dios y la ponen por obra." 

Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

Éstos son mi madre y mis hermanos

Todo sacrificio ofrecido a Dios debe ser un acto de adoración y reconocimiento de su soberanía sobre todos los bienes. Pero estos bienes, Dios los ha dado para el disfrute de todas las personas, por eso, el “sacrificio” exige el deber de practicar la “justicia” y respetar el “derecho” de cuantos tienen necesidad. Si no sabemos compartir los bienes que tenemos, estamos quebrantando el derecho de los necesitados, cerramos el oído a su clamor y merecemos ser medidos con la misma medida que usamos nosotros.
Lucas evidencia la situación de los que están “fuera” de la comunidad de Jesús, “la madre y los hermanos” que parecen simbolizar a Israel (madre) y a los judíos (hermanos), a los que Jesús está vinculado por raza y tradición, pero ellos no lo aceptan y tampoco la salvación que viene de Dios. Se han quedado anclados en el rito, pero su corazón está lejos del Dios que dicen creer. Quieren “ver” a Jesús, pero no quieren escucharlo, y, por ende, no pueden entrar a formar parte de su “verdadera” familia, que está compuesta por aquellos que tienen su corazón atento y dispuesto a acoger la Palabra de Dios y hacerla vida. El mejor testimonio de esta familiaridad de Jesús es la Virgen María, Madre de Jesús y Madre nuestra, vinculada al Señor por la “sangre” espiritual de la fe y el amor. Ella “escuchó” a Dios desde lo profundo de su corazón y le dio su sí incondicional. Puso en sus manos la vida entera, y en esa vida se “encarnó” el propio Dios.

¿Sentimos a los otros como hermanos, como prójimos?

Oración: Padre santo, te pido que me ayudes a vivir de tal manera, que mi testimonio pueda llevar tu mensaje de amor a todos los que me rodean. Amén.


“Si nos disponemos a ver, escuchar y obedecer a Dios, podremos ser parte de la familia de Jesús”



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