viernes, 14 de septiembre de 2018

Evangelio del Dia



Viernes 14 de Septiembre de 2018

“MIREMOS PRIMERO LO QUE TENEMOS DENTRO”

PRIMERA LECTURA

1CORINTIOS 9, 16-19. 22B-27

“Me he hecho todo a todos, para ganar a algunos”
Hermanos: El hecho de predicar no es para mí motivo de orgullo. No tengo más remedio y, ¡ay de mí si no anuncio el Evangelio! Si yo lo hiciera por mi propio gusto, eso mismo sería mi paga. Pero, si lo hago a pesar mío, es que me han encargado este oficio. Entonces, ¿cuál es la paga?. Precisamente dar a conocer el Evangelio, anunciándolo de balde, sin usar el derecho que me da la predicación del Evangelio. Porque, siendo libre como soy, me he hecho esclavo de todos para ganar a los más posibles. Me he hecho todo a todos, para ganar, sea como sea, a algunos. Y hago todo esto por el Evangelio, para participar yo también de sus bienes. Ya sabéis que en el estadio todos los corredores cubren la carrera, aunque uno solo se lleva el premio. Corred así: para ganar. Pero un atleta se impone toda clase de privaciones. Ellos para ganar una corona que se marchita; nosotros, en cambio, una que no se marchita. Por eso corro yo, pero no al azar; boxeo, pero no contra el aire; mis golpes van a mi cuerpo y lo tengo a mi servicio, no sea que, después de predicar a los otros, me descalifiquen a mí. 

Palabra de Dios


 SALMO RESPONSORIAL: 83

R./¡Qué deseables son tus moradas, Señor de los ejércitos!

Mi alma se consume y anhela
los atrios del Señor,
mi corazón y mi carne
retozan por el Dios vivo. R.

Hasta el gorrión ha encontrado una casa;
La golondrina, un nido
donde colocar sus polluelos:
tus altares, Señor de los ejércitos,
Rey mío y Dios mío. R.

Dichosos los que viven en tu casa,
alabándote siempre.
Dichosos los que encuentran en ti su fuerza
al preparar su peregrinación. R.

Porque el Señor es sol y escudo,
él da la gracia y la gloria;
el Señor no niega sus bienes
a los de conducta intachable. R.


 EVANGELIO DEL DÍA

LUCAS 6, 39-42

“¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego?”

En aquel tiempo ponía Jesús a sus discípulos esta comparación: "¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo? Un discípulo no es más que su maestro, si bien, cuando termine su aprendizaje, será como su maestro. ¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: "Hermano, déjame que te saque la mota del ojo", sin fijarte en la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la mota del ojo de tu hermano". 

Palabra del Señor.


REFLEXIÓN

La cruz es nuestra garantía

Jesús es el “revelador” de la salvación y quien se encuentra con Él y cree en Él, se encuentra con la vida. Ya no tenemos que mirar a una serpiente de bronce levantada en el desierto, sino al trono de la cruz, donde ha sido elevado el Hijo del hombre, para ser curados de nuestra maldad. En la cruz está el Hijo del hombre, la cruz que el pecado, la maldad, ha levantado para atravesar en ella a Aquel que revelaba a Dios de una forma nueva e inaudita. El Hijo ha sido entregado por el Padre “para salvar” al mundo en su totalidad. ¿Sabes por qué? Porque Él no odia al mundo, sino que lo ama y así lo demuestra en el misterio pascual de su Hijo, quien renunció a todo por hacerse uno de los nuestros, por hacerse víctima y ofrenda por nuestra salvación, por darnos la vida.

Mirando la cruz podemos comprender que el juicio de nuestra salvación no es una decisión condenatoria de última hora ante un ficticio tribunal divino. No. La salvación se da en el presente, en la cotidianidad, con nuestras acciones –buenas o malas–, cargando la cruz de cada día. Y todo ellos es posible “aceptar” por fe en Aquel que ha sido “elevado a lo alto”, en la cruz, donde se inicia su gloria. La afirmación de Jesús: “Dios no envió a su Hijo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él”, es la garantía de que el Dios de nuestra salvación no es un Dios perverso o rencoroso, sino un Dios que quiere ser aceptado, que quiere ser amado, desde el amor que Él mismo nos ha mostrado en su Hijo entregado hasta la muerte en la cruz. Ésa es su gloria, esa es nuestra garantía.

¿Qué significado tiene para mí la cruz: mensaje de esperanza o signo de muerte y sufrimiento?

Oración: Señor, te pido que acrecientes en mí el amor para que pueda asumir con fe las dificultades de la vida. Amén.

“Solo la persona íntegra es capaz de reconocer sus errores”

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