Viernes 28 de Septiembre de 2018
“¿QUIÉN ES JESÚS PARA MÍ?”
PRIMERA LECTURA
ECLESIASTÉS 3, 1-11
“Todas las tareas bajo el sol tienen su
sazón”
Todo tiene su tiempo y sazón, todas las tareas bajo el sol: tiempo de
nacer, tiempo de morir; tiempo de plantar, tiempo de arrancar; tiempo de matar,
tiempo de sanar; tiempo de derruir, tiempo de construir; tiempo de llorar,
tiempo de reír; tiempo de hacer duelo, tiempo de bailar; tiempo de arrojar
piedras, tiempo de recoger piedras; tiempo de abrazar, tiempo de desprenderse;
tiempo de buscar, tiempo de perder; tiempo de guardar, tiempo de desechar; tiempo
de rasgar, tiempo de coser; tiempo de callar, tiempo de hablar; tiempo de amar,
tiempo de odiar; tiempo de guerra, tiempo de paz. ¿Qué saca el obrero de sus
fatigas? Observé todas las tareas que Dios encomendó a los hombres para
afligirlos: todo lo hizo hermoso en su sazón y dio al hombre el mundo para que
pensara; pero el hombre no abarca las obras que hizo Dios desde el principio
hasta el fin.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL: 143
R. / “Bendito el Señor, mi Roca”
Bendito el Señor, mi Roca,
mi bienhechor, mi alcázar,
baluarte donde me pongo a salvo,
mi escudo y mi refugio. R.
Señor, ¿qué es el hombre para que te fijes en él?;
¿qué los hijos de Adán para que pienses en ellos?
El hombre es igual que un soplo;
sus días, una sombra que pasa. R.
EVANGELIO DEL DÍA
LUCAS 9, 18-22
“Tú eres el Mesías de Dios. El Hijo del hombre
tiene que padecer mucho”
Una vez que Jesús estaba orando solo, en presencia de sus discípulos,
les preguntó: "¿Quién dice la gente que soy yo?" Ellos contestaron:
"Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros dicen que ha vuelto a
la vida uno de los antiguos profetas". El les preguntó: "Y vosotros,
¿quién decís que soy yo?" Pedro tomó la palabra y dijo: "El Mesías de
Dios". El les prohibió terminantemente decírselo a nadie. Y añadió:
"El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los
ancianos, sumos sacerdotes y letrados, ser ejecutado y resucitar el tercer
día".
Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
¿Quién es Jesús para mí?
De la oración, momento íntimo de confrontación con el Padre,
surgen los buenos deseos, los más grandes interrogantes. Jesús sabe que ha sido
enviado para anunciar la salvación, otorgar el perdón y devolver la vida al
pecador. Pero, ¿qué piensan de Él sus discípulos y el resto de la gente? Por
eso lanza dos preguntas fundamentales: ¿Quién dice la gente que soy yo? Y
ustedes ¿quién dicen que soy yo? Jesús no es el líder político que esperaba el
pueblo judío, el que entrará triunfante y victorioso en brioso corcel, sino el
que entra humilde y sencillo, montado sobre un burrito. Por eso, para evitar
ese falso mesianismo que rondaba en la mente de la multitud Jesús advierte que
el Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser rechazado por los poderosos,
ser condenado a muerte y resucitar al tercer día. También hoy estamos invitados
a reflexionar sobre quién es Jesús para nosotros: el todopoderoso Hijo de Dios,
que está en el cielo, alejado totalmente de nuestra realidad, o el Señor manso
y humilde de corazón, que se conmueve ante el dolor humano; qué lugar ocupa en
nuestro corazón, en nuestros pensamientos, afectos, palabras y acciones. En
medio de las agitaciones de cada día, hagamos una pausa para buscara Jesús,
meditar su Palabra y acatar su mandamiento de amar y hacer el bien a los demás;
“hay tiempo para todo”.
Los momentos
más importantes de la vida de Jesús estaban precedidos por la oración, ¿también
nosotros hacemos de ella nuestra forma de vida?
Oración: Señor, tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que murió en la cruz, el que me tiende la mano a pesar de mi debilidad. No permitas que me separe de ti. Amén.
“El Hijo
de Dios, el Mesías, el que murió en la cruz, es quien nos tiende la mano a
pesar de nuestra debilidad”
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