Domingo
29 de Julio de 2018
“LA
ABUNDANCIA DE DIOS”
PRIMERA LECTURA
2 REYES 4,42-44
“Comerán y sobrará”
En aquellos días, uno
de Baal-Salisá vino a traer al profeta Eliseo el pan de las primicias, veinte
panes de cebada y grano reciente en la alforja. Eliseo dijo: "Dáselos a la
gente, que coman." El criado replicó: "¿Qué hago yo con esto para
cien personas?" Eliseo insistió: "Dáselos a la gente, que coman.
Porque así dice el Señor: Comerán y sobrará." Entonces el criado se los
sirvió, comieron y sobró, como había dicho el Señor.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL: 144
R. / Abres tú la mano,
Señor, y nos sacias.
Que todas tus criaturas
te den gracias, Señor,
que te bendigan tus
fieles;
que proclamen la gloria
de tu reinado,
que hablen de tus
hazañas. R.
Los ojos de todos te
están aguardando,
tú les das la comida a
su tiempo;
abres tú la mano,
y sacias de favores a
todo viviente. R.
El Señor es justo en
todos sus caminos,
es bondadoso en todas
sus acciones;
cerca está el Señor de
los que lo invocan,
de los que lo invocan
sinceramente. R.
SEGUNDA LECTURA
EFESIOS 4,1-6
“Un solo cuerpo, un
Señor, una fe, un bautismo”
Hermanos: Yo, el
prisionero por el Señor, os ruego que andéis como pide la vocación a la que
habéis sido convocados. Sed siempre humildes y amables, sed comprensivos,
sobrellevaos mutuamente con amor; esforzaos en mantener la unidad del Espíritu
con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es
la esperanza de la vocación a la que habéis sido convocados. Un Señor, una fe,
un bautismo. Un Dios, Padre de todo, que lo trasciende todo, y lo penetra todo,
y lo invade todo.
Palabra del Señor.
EVANGELIO DEL DIA
JUAN 6,1-15
“Repartió a los que
estaban sentados todo lo que quisieron”
En aquel tiempo, Jesús
se marchó a la otra parte del lago de Galilea (o de Tiberíades). Lo seguía
mucha gente, porque habían visto los signos que hacía con los enfermos. Subió
Jesús entonces a la montaña y se sentó allí con sus discípulos. Estaba cerca la
Pascua, la fiesta de los judíos. Jesús entonces levantó los ojos, y al ver que
acudía mucha gente, dice a Felipe: "¿Con qué compraremos panes para que
coman éstos?" Lo decía para tentarlo, pues bien sabía él lo que iba a hacer.
Felipe contestó: "Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno
le toque un pedazo." Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón
Pedro, le dice: "Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y un
par de peces; pero, ¿qué es eso para tantos?" Jesús dijo: "Decid a la
gente que se siente en el suelo." Había mucha hierba en aquel sitio. Se
sentaron; sólo los hombres eran unos cinco mil. Jesús tomó los panes, dijo la
acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados, y lo mismo todo lo
que quisieron del pescado. Cuando se saciaron, dice a sus discípulos:
"Recoged los pedazos que han sobrado; que nada se desperdicie." Los
recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos de los cinco panes de
cebada, que sobraron a los que habían comido. La gente entonces, al ver el
signo que había hecho, decía: "Éste sí que es el Profeta que tenía que
venir la mundo." Jesús entonces, sabiendo que iban a llevárselo para
proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña él solo.
Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
La abundancia de Dios
Dios siempre da en
abundancia, quiere la prosperidad y el bienestar de cada uno, no se reserva
nada para sí. Él es sólo bondad. Esto lo vemos en la primera lectura (y en el
evangelio), donde el profeta hace presente la promesa de Dios y con veinte
panes alimenta a una multitud: Comerán todos y sobrará. Y un signo que anticipa
la abundancia del amor de Dios, y por el cual la comunidad recibe en abundancia
los bienes espirituales y consolida la unidad con el Resucitado, necesariamente,
es la Eucaristía.
La gente se entusiasmó
al ver el milagro de Jesús. Pero el Señor, sabiendo que querían aclamarlo como
rey por el prodigio realizado, se retiró. Él no sirve por interés, sino por
amor. No busca la fama, sino la gloria de Dios. Con su actitud (de bendecir el
pan) nos enseña que buscar el bien de los demás no es una proeza sobrenatural,
sino un acto de fe que cuenta con la gracia de Dios y la ayuda de la comunidad.
Así lo vemos en el evangelio. Jesús se vale de los apóstoles para dar de comer
a la multitud y, a la vez, los apóstoles piden la colaboración de un muchacho.
Tras la bendición, el pan se multiplica. Así es la Iglesia. Tenemos una
estructura por medio de la cual actúa Cristo bendiciéndola e invitando a los
cristianos a que vivan la caridad. ¡Busquemos que, por encima del
individualismo, brille siempre la unidad!
“Solamente llevamos al
cielo aquello que hemos compartido con los demás… mientras cada uno busque
acumular para sí, jamás habrá justicia” (Papa Francisco).
Oración: Señor, tú me
enseñas a amar en el momento presente y con obras concretas. Ayúdame a serte
fiel en la vida ordinaria, hasta en los pequeños detalles. Amén.
“Solamente llevamos al
cielo aquello que hemos compartido con los demás…mientras cada uno busque
acumular para sí jamás habrá justicia”
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