martes, 24 de julio de 2018

Evangelio del Día



Martes 24 de Julio de 2018

“SOMOS FAMILIA DEL DIOS FIEL Y MISERICORDIOSO”

PRIMERA LECTURA
MIQUEAS 7, 14-15. 18-20

“Arrojará a lo hondo del mar todos nuestros delitos”

Señor, pastorea a tu pueblo con el cayado, a las ovejas de tu heredad, a las que habitan apartadas en la maleza, Pastarán en Basán y Galaad, como en tiempos antiguos; como cuando saliste de Egipto y te mostraba mis prodigios. ¿Qué Dios como tú, que perdonas el pecado y absuelves la culpa al resto de tu heredad? No mantendrá por siempre la ira, pues se complace en la misericordia. Volverá a compadecerse y extinguirá nuestras culpas, arrojará a lo hondo del mar todos nuestros delitos. Serás fiel a Jacob, piadoso con Abrahán, como juraste a nuestros padres en tiempos remotos.  

Palabra de Dios.


SALMO RESPONSORIAL: 84

R. / "Muéstranos, Señor, tu misericordia"

Señor, has sido bueno con tu tierra,
has restaurado la suerte de Jacob,
has perdonado la culpa de tu pueblo,
has sepultado todos sus pecados,
has reprimido tu cólera,
has frenado el incendio de tu ira. R.

Restáuranos, Dios salvador nuestro;
cesa en tu rencor contra nosotros.
¿Vas a estar siempre enojado,
o a prolongar tu ira de edad en edad? R.

¿No vas a devolvernos la vida,
para que tu pueblo se alegre contigo?
Muéstranos, Señor, tu misericordia
y danos tu salvación. R.


EVANGELIO DEL DÍA

MATEO 12, 46-50

“Señalando con la mano a los discípulos, dijo: "Éstos son mi madre y mis hermanos"

En aquel tiempo, estaba Jesús hablando a la gente, cuando su madre y sus hermanos se presentaron fuera, tratando de hablan con él. Uno se lo avisó: Oye, tu madre y tus hermanos están fuera y quieren hablar contigo." Pero él contestó al que le avisaba: ¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?"
Y, señalando con la mano a los discípulos, dijo: Éstos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de mi Padre del cielo, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre."  

Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

¿Quién es mi madre y mis hermanos?

Miqueas es un profeta muy interesado por la justicia social y, en nombre del Señor, juzga y anuncia castigos. Sin embargo, se abre también a la esperanza de saber que hay un Dios “que quita las iniquidades y pasa por alto las rebeldías”, que se “complace en ser misericordioso”. Ésta es nuestra esperanza: sabernos perdonados en aquel que nos salvó para siempre y, así, ser partícipes de la alegría de estar con el Padre por medio de su misericordia y el don del Espíritu.
El anuncio a Jesús de la visita de “su madre y sus parientes” es un texto clave para poder entender lo que el Señor pretendió en su vida, y lo que sin duda sigue queriendo hoy para la comunidad de creyentes en Él. Y eso no tiene nada que ver con el amor por su madre, por la consideración que tenía hacia ella. Jesús aprovecha esta circunstancia concreta para conducirnos a otros niveles de profundidad y de comprensión de lo que Él sentía que era su misión. En la familia que Él quiere crear no hay exclusividades, no hay gentes importantes, con más derechos que otros. Su familia es universal, no particular. Todos son hermanos, hijos de un mismo Padre, miembros de una sola comunidad. De ahí la desconcertante pregunta: “¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?”. Y la maravillosa respuesta: “El que hace la voluntad de mi Padre, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre”.

¿Somos nosotros hermanos verdaderamente de Cristo en el cumplimiento de la voluntad santísima de su Padre celestial?

Oración: Señor, quiero ser parte de tu familia. Quiero que tu voluntad sea la norma de mi vida, sé que ese es camino para la santidad. Amén.

“Cuando nacemos de nuevo, a la familia espiritual, la sostiene y la une, el amor a Dios y al prójimo”

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