Martes 17 de Julio de 2018
“EL SEÑOR PROTEGE A LOS SUYOS PERO ESPERA FIDELIDAD”
PRIMERA LECTURA
ISAÍAS 7, 1-9
“Si no creéis, no subsistiréis”
Reinaba en Judá Acaz, hijo de Yotán, hijo de Ozías. Rasín, rey de Damasco, y Pecaj, hijo de Romelía, rey de Israel, subieron a Jerusalén para atacarla; pero no lograron conquistarla. Llegó la noticia al heredero de David: "Los sirios acampan en Efraín." Y se agitó su corazón y el del pueblo, como se agitan los árboles del bosque con el viento. Entonces el Señor dijo a Isaías: "Sal al encuentro de Acaz, con tu hijo Sear Yasub, hacia el extremo del canal de la Alberca de Arriba, junto a la Calzada del Batanero, y le dirás: "¡Vigilancia y calma! No temas, no te acobardes ante esos dos cabos de tizones humeantes, la ira ardiente de Rasín y los sirios y del hijo de Romelía. Aunque tramen tu ruina diciendo: 'Subamos contra Judá, sitiémosla, apoderémonos de ella, y nombraremos en ella rey al hijo de Tabeel.' Así dice el Señor: No se cumplirá ni sucederá: Damasco es capital de Siria, y Rasín, capitán de Damasco; Samaria es capital de Efraín, y el hijo de Romelía, capitán de Samaria. Dentro de cinco o seis años, Efraín, destruido, dejará de ser pueblo. Si no creéis, no subsistiréis."
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL: 47
R. / "Dios ha fundado su ciudad para siempre"
Grande es el Señor y muy digno de alabanza
en la ciudad de nuestro Dios,
su monte santo, altura hermosa,
alegría de toda la tierra. R.
El monte Sión, vértice del cielo,
ciudad del gran rey;
entre sus palacios,
Dios descuella como un alcázar. R.
Mirad: los reyes se aliaron
para atacarla juntos;
pero, al verla, quedaron aterrados
y huyeron despavoridos. R.
Allí los agarró un temblor
y dolores como de parto;
como un viento del desierto,
que destroza las naves de Tarsis. R.
EVANGELIO DEL DÍA
MATEO 11, 20-24
“El día del juicio le será más llevadero a Tiro y Sidón y a Sodoma que a vosotras”
En aquel tiempo se puso Jesús a recriminar a las ciudades donde había hecho casi todos sus milagros, porque no se habían convertido: "¡Ay de ti, Corozaín; ay de ti, Betsaida! Si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido, cubiertas de sayal y ceniza. Os digo que el día del juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras. Y tú, Cafarnaúm, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al abismo. Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que en ti, habría durado hasta hoy. Os digo que el día del juicio le será más llevadero a Sodoma que a ti".
Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Conversión y fe
Dicen que una de las virtudes más raras de nuestros días es el agradecimiento. La persona agradecida valora lo que otros hacen por ella y quiere reconocerlo de alguna manera. Pero esto no pasa con regularidad, especialmente en nuestra relación con Dios. El Padre nos da todo, a cambio nos pide que volvamos a Él de corazón (conversión), y nosotros, en lugar de eso, nos olvidamos de todo, incluso de darle gracias, porque pensamos que Dios tiene el “derecho” de darnos todo a cambio de nada. Y no hacemos ningún esfuerzo por cambiar.
Esto lo experimenta también Jesús. Por eso, con el reproche que hace a las ciudades de Corozaín, Betsaida y Cafarnaún, donde había realizado la mayor parte de sus milagros, pone de manifiesto –no sólo a los oyentes de ese tiempo, sino también a nosotros– la dureza del corazón de aquellos que ven signos, que ven gestos concretos del amor de Dios y, sin embargo, les cuesta creer, les cuesta reconocer la presencia de Dios y darle gracias por su gran misericordia. De ahí que el “ay de ti” que pronuncia Jesús resuena como advertencia a examinar el sentido más profundo de la fe que nos gloriamos de profesar, es decir, mirar si esa fe ha transformado nuestra vida y ha despertado procesos de conversión, esto es, vivir en continua sintonía con el plan de Dios.
Jesús advierte a los que han recibido muchos dones, que deben corresponder de algún modo, en la medida que Dios les ha dado. ¿Cumplimos con esta exigencia?
Oración: Dame la gracia, Señor Jesús, de escuchar tu Palabra, reflexionarla cada día y llevarla a la práctica con actos de fe y conversión. Amén.
“Escuchemos, reflexionemos cada día y llevemos a la práctica la Palabra de Dios, con actos de fe y conversión”
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