Primera
Lectura
Romanos 9, 1-5
Hermanos: Les hablo con toda verdad en
Cristo; no miento. Mi conciencia me atestigua, con la luz del Espíritu Santo,
que tengo una infinita tristeza y un dolor incesante tortura mi corazón.
Hasta aceptaría verme separado de Cristo, si
esto fuera para bien de mis hermanos, los de mi raza y de mi sangre, los
israelitas, a quienes pertenecen la adopción filial, la gloria, la alianza, la
ley, el culto, las promesas. Ellos son descendientes de los patriarcas; y de su
raza, según la carne, nació Cristo, el cual está por encima de todo y es Dios
bendito por los siglos de los siglos. Amén.
Palabra de Dios.
Meditación
Uno de los pasajes que más impresionan de las
cartas de san Pablo, es posiblemente el que acabamos de leer. En él vemos
reflejado el inmenso amor que tiene el apóstol por los de su misma sangre, de
tal suerte que "aceptaría, incluso verse separado de Cristo", con tal
que éstos aceptaran el mensaje de salvación.
Esto tiene una dimensión impresionante si
consideramos que, como dirá el mismo apóstol: "para mí la vida es
Cristo". Pensemos ahora, ya no digamos en los de nuestra propia raza, de
los cuales muchísimos viven al margen del Evangelio, pensemos en nuestras
propias familias, en nuestros amigos cercanos.
¿Qué estaríamos dispuestos a hacer con tal de
que ellos se convirtieran, con tal de que ellos empezaran a vivir una vida más
cristiana y conforme al Evangelio? Recuerda que Dios cuenta con tu cooperación,
por lo que tu testimonio de vida y tu oración e intercesión son factores
fundamentales para la aceptación total del mensaje de Jesús.
Oración
Señor, con tristeza veo que, incluso los de
mi propia sangre siguen indiferentes a tu voz, a tu sacrificio de amor en la
cruz. Pero es más triste que yo no hago nada por ellos, por acercarlos a la
fuente de agua viva, y me conformo con acercarme nada más yo; no les digo nada
porque me falta el valor o simplemente por temor a las burlas. Dame la fuerza
de tu Espíritu para convencerlos de que vale la pena la vida del Reino.
Acción
Demostraré mi amor a los de mi propia sangre
compartiéndoles la Palabra de Dios, a través de estos mensajes, o de cualquier
otro recurso de evangelización, y estaré más al pendiente de su conversión.
Evangelio
del Día
Lucas 14, 1-6
Un sábado, Jesús fue a comer en casa de uno
de los jefes de los fariseos, y éstos estaban espiándolo. Había allí, frente a
él, un enfermo de hidropesía, y Jesús, dirigiéndose a los escribas y fariseos,
les preguntó: "¿Está permitido curar en sábado o no?"
Ellos se quedaron callados. Entonces Jesús
tocó con la mano al enfermo, lo curó y le dijo que se fuera. Y dirigiéndose a
ellos les preguntó: "Si a alguno de ustedes se le cae en un pozo su burro
o su buey, ¿no lo saca enseguida, aunque sea sábado?" Y ellos no supieron
qué contestarle.
Palabra del Señor.
Reflexión
¿Te has dado cuenta de cuántas veces tenemos
miedo de mostrarnos como cristianos por temor a las críticas? Jesús no dudaba
en actuar de acuerdo a sus convicciones: El hombre está enfermo, qué interesa
que sea sábado, qué interesa que los demás sólo estén buscando una excusa para
atacarme: "hay que sanarlo".
El temor a mostrarse como verdaderos
cristianos, sobre todo en las causas de justicia, hace que nuestro testimonio
como discípulos de Jesús quede en la oscuridad.
El cristianismo desde sus orígenes ha estado
formado por hombres y mujeres que se han sentido muy orgullosos de ser
seguidores de Jesucristo, tanto así que han dado su propia vida como testimonio
de ello. Permitamos a Cristo transparentarse en nuestra vida.
Shalom!
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