viernes, 3 de noviembre de 2017

El Evangelio del Día

Primera Lectura

Romanos 9, 1-5

Hermanos: Les hablo con toda verdad en Cristo; no miento. Mi conciencia me atestigua, con la luz del Espíritu Santo, que tengo una infinita tristeza y un dolor incesante tortura mi corazón.

Hasta aceptaría verme separado de Cristo, si esto fuera para bien de mis hermanos, los de mi raza y de mi sangre, los israelitas, a quienes pertenecen la adopción filial, la gloria, la alianza, la ley, el culto, las promesas. Ellos son descendientes de los patriarcas; y de su raza, según la carne, nació Cristo, el cual está por encima de todo y es Dios bendito por los siglos de los siglos. Amén.

Palabra de Dios.

Meditación

Uno de los pasajes que más impresionan de las cartas de san Pablo, es posiblemente el que acabamos de leer. En él vemos reflejado el inmenso amor que tiene el apóstol por los de su misma sangre, de tal suerte que "aceptaría, incluso verse separado de Cristo", con tal que éstos aceptaran el mensaje de salvación.

Esto tiene una dimensión impresionante si consideramos que, como dirá el mismo apóstol: "para mí la vida es Cristo". Pensemos ahora, ya no digamos en los de nuestra propia raza, de los cuales muchísimos viven al margen del Evangelio, pensemos en nuestras propias familias, en nuestros amigos cercanos.

¿Qué estaríamos dispuestos a hacer con tal de que ellos se convirtieran, con tal de que ellos empezaran a vivir una vida más cristiana y conforme al Evangelio? Recuerda que Dios cuenta con tu cooperación, por lo que tu testimonio de vida y tu oración e intercesión son factores fundamentales para la aceptación total del mensaje de Jesús.

Oración

Señor, con tristeza veo que, incluso los de mi propia sangre siguen indiferentes a tu voz, a tu sacrificio de amor en la cruz. Pero es más triste que yo no hago nada por ellos, por acercarlos a la fuente de agua viva, y me conformo con acercarme nada más yo; no les digo nada porque me falta el valor o simplemente por temor a las burlas. Dame la fuerza de tu Espíritu para convencerlos de que vale la pena la vida del Reino.

Acción

Demostraré mi amor a los de mi propia sangre compartiéndoles la Palabra de Dios, a través de estos mensajes, o de cualquier otro recurso de evangelización, y estaré más al pendiente de su conversión.

Evangelio del Día

Lucas 14, 1-6

Un sábado, Jesús fue a comer en casa de uno de los jefes de los fariseos, y éstos estaban espiándolo. Había allí, frente a él, un enfermo de hidropesía, y Jesús, dirigiéndose a los escribas y fariseos, les preguntó: "¿Está permitido curar en sábado o no?"

Ellos se quedaron callados. Entonces Jesús tocó con la mano al enfermo, lo curó y le dijo que se fuera. Y dirigiéndose a ellos les preguntó: "Si a alguno de ustedes se le cae en un pozo su burro o su buey, ¿no lo saca enseguida, aunque sea sábado?" Y ellos no supieron qué contestarle.

Palabra del Señor.

Reflexión

¿Te has dado cuenta de cuántas veces tenemos miedo de mostrarnos como cristianos por temor a las críticas? Jesús no dudaba en actuar de acuerdo a sus convicciones: El hombre está enfermo, qué interesa que sea sábado, qué interesa que los demás sólo estén buscando una excusa para atacarme: "hay que sanarlo".

El temor a mostrarse como verdaderos cristianos, sobre todo en las causas de justicia, hace que nuestro testimonio como discípulos de Jesús quede en la oscuridad.

El cristianismo desde sus orígenes ha estado formado por hombres y mujeres que se han sentido muy orgullosos de ser seguidores de Jesucristo, tanto así que han dado su propia vida como testimonio de ello. Permitamos a Cristo transparentarse en nuestra vida.


Shalom!


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