PRIMERA
LECTURA
Encuentran
la sabiduría aquellos que la buscan.
Del libro de la
Sabiduría 6, 12-16
Radiante
e incorruptible es la sabiduría; con facilidad la contemplan quienes la aman y
ella se deja encontrar por quienes la buscan y se anticipa a darse a conocer a
los que la desean.
El
que madruga por ella no se fatigará, porque la hallará sentada a su puerta.
Darle la primacía en los pensamientos es prudencia consumada; quien por ella se
desvela pronto se verá libre de preocupaciones.
A
los que son dignos de ella, ella misma sale a buscarlos por los caminos; se les
aparece benévola y colabora con ellos en todos sus proyectos.
Palabra de Dios.
El
Evangelio del Día
Ya
viene el esposo, salgan a su encuentro.
Mateo 25, 1-13
En
aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: “El Reino de los
Cielos es semejante a diez jóvenes, que tomando sus lámparas, salieron al
encuentro del esposo. Cinco de ellas eran descuidadas y cinco previsoras. Las
descuidadas llevaron sus lámparas, pero no llevaron aceite para llenarlas de
nuevo; las previsoras, en cambio, llevaron cada una un frasco de aceite junto
con su lámpara. Como el esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron.
A
medianoche se oyó un grito: ‘¡Ya viene el esposo! ¡Salgan a su encuentro!’. Se
levantaron entonces todas aquellas jóvenes y se pusieron a preparar sus
lámparas, y las descuidadas dijeron a las previsoras: ‘Dennos un poco de su
aceite, porque nuestras lámparas se están apagando’. Las previsoras les
contestaron: ‘No, porque no va a alcanzar para ustedes y para nosotras. Vayan
mejor a donde lo venden y cómprenlo’.
Mientras
aquellas iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban listas entraron
con él al banquete de bodas y se cerró la puerta. Más tarde llegaron las otras
jóvenes y dijeron: ‘Señor, señor, ábrenos’. Pero él respondió: ‘Yo les aseguro
que no las conozco’.
Estén,
pues, preparados, porque no saben ni el día ni la hora”.
Palabra del Señor.
ABRIRSE A LA SABIDURÍA
DE DIOS
En
el menú que la mesa de la Palabra nos presenta hoy, abundan contrastes que
tienen un nítido objetivo: mostrarnos que la sabiduría de Dios es la puerta de
la salvación.
Verdad:
Sin la sabiduría, que es la esencia de lo bueno, de la felicidad, de lo ético,
la vida perdería su hermosura y su dimensión escatológica. Por ello, ser sabio
en la Biblia no consiste en buscar el conocimiento teórico sino pensar
correctamente para tomar decisiones acertadas y vivir una vida justa ante Dios.
Pues la sabiduría ayuda también a discernir sobre la muerta y la vida futura,
tal como lo hace Pablo. Frente a la dificultad que le plantean de qué va a
pasar con los que han muerto antes de la “llegada del Señor resucitado”, él,
lleno de la sabiduría divina, explica que la muerte no es el fin del creyente,
sino el paso a algo mejor: la resurrección y la vida eterna. Que no hay ninguna
ventaja entre los que están vivos y los que ya han muerto, pues todos serán
juzgados en igualdad de condiciones en el tiempo de la parusía. Que lo
importante es creer en el Señor y sus promesas.
¿Y
acaso no es la sabiduría, plasmada en la “previsión”, la que está presente
también en el evangelio de hoy? ¿No es el descuido una forma de ignorancia? Las
diez jóvenes, que son representación de una comunidad, la comunidad cristiana,
toman el protagonismo, con la paciente espera del novio (el Resucitado) que se
hace esperar (parusía). Cada grupo a su modo (previsoras y descuidadas) se
preparan para el anhelado encuentro. La pregunta es, ¿tienen conciencia de lo
que esperan? Se puede decir que las previsoras sí, pues saben que la espera
puede demorar y hay que ser pacientes, sabiendo que al final el sacrificio será
recompensado con la salvación y la vida eterna.
La luz de Cristo está presente en nuestra vida por el bautismo, pero para que
no se apague se necesita alimentarla con obras de caridad.
Oración :
Señor Jesús, dame la gracia de tener un corazón alerta y vigilante, para obrar
siempre el bien.
Amén.
Shalom!
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