jueves, 30 de noviembre de 2017

El Evangelio del Día

PRIMERA LECTURA

La fe viene de la predicación y la predicación consiste en anunciar la palabra de Cristo.

De la Carta de san Pablo a los Romanos 10, 9-18

Hermanos: Basta que cada uno declare con su boca que Jesús es el Señor y que crea en su corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, para que pueda salvarse.
En efecto, hay que creer con el corazón para alcanzar la santidad y declarar con la boca para alcanzar la salvación.
Por eso dice la Escritura: “Ninguno que crea en Él quedará defraudado”, porque no existe diferencia entre judío y no judío, ya que uno mismo es el Señor de todos, espléndido con todos los que lo invocan, pues todo el que invoque al Señor como a su Dios, será salvado por Él.
Ahora bien, ¿cómo van a invocar al Señor, si no creen en Él? ¿Y cómo van a creer en Él, si no han oído hablar de Él? ¿Y cómo van a oír hablar de Él, si no hay nadie que se lo anuncie? ¿Y cómo va a haber quienes lo anuncien, si no son enviados? Por eso dice la Escritura: “¡Qué hermoso es ver correr sobre los montes al mensajero que trae buenas noticias!”.
Sin embargo, no todos han creído en el Evangelio. Ya lo dijo Isaías: “Señor, ¿quién ha creído en nuestra predicación?”. Por lo tanto, la fe viene de la predicación y la predicación consiste en anunciar la palabra de Cristo.
Entonces yo pregunto: ¿Acaso no habrán oído la predicación? ¡Claro que la han oído!, pues la Escritura dice: “La voz de los mensajeros ha resonado en todo el mundo y sus palabras han llegado hasta el último rincón de la tierra”.

Palabra de Dios.
 

EL EVANGELIO DEL DIA

Ellos inmediatamente, dejando las redes, lo siguieron.

Mateo 4, 18-22

Una vez que Jesús caminaba por la ribera del mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado después Pedro, y Andrés, los cuales estaban echando las redes al mar, porque eran pescadores.
Jesús les dijo: “Síganme y los haré pescadores de hombres”. Ellos inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Pasando más adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que estaban con su padre en la barca, remendando las redes, y los llamó también. Ellos, dejando en seguida la barca y a su padre, lo siguieron.

Palabra del Señor.

DISCÍPULOS Y PESCADORES

Verdad: Evocando un pasaje del Antiguo Testamento, Pablo elogia los pies de ese mensajero que anuncia la paz y que lleva la Buena Noticia de Jesús, a fin de que todos lo conozcan, lo amen y alcancen la salvación, confesando con la boca que Jesús es el Señor y que Dios lo resucitó de entre los muertos. Ahí está la centralidad de nuestra fe. Pero para llegar a este momento se requiere del anuncio de la predicación. Por eso el deber de todo bautizado es el de empeñarse en difundir la Palabra de Dios, para que a todos llegue el mensaje, pues el llamado a la salvación es universal.
El evangelio de hoy relata el episodio del llamado de los primeros discípulos, entre los cuales están Andrés y su hermano Simón Pedro. Es un texto que ofrece elementos esenciales del discipulado cristiano. Es el Señor quien toma la iniciativa de lanzar el llamado al seguimiento. La persona es libre de aceptar esa invitación o de rechazarla para seguir siendo un pescador común o corriente. Pero quien opta por Jesús debe romper con lo que hasta ese entonces cree es primordial y significativo en su vida: el ambiente familiar, el trabajo, la vida social… quien quiere ser discípulo y pone la mano en el arado (misión) pero mira hacia atrás (antigua vida) no es apto para el Reino de los Cielos. Pidamos, por intercesión de san Andrés, la gracia de ir asumiendo en nuestra vida las actitudes y los sentimientos de Jesús para ser sus testigos hasta los confines del mundo.

¿Estamos en la capacidad de escuchar el llamado del Señor, dejar todo aquello que no nos permite responderle y seguirlo con total disponibilidad?

Oracion: Concédenos, Señor, anunciar a la humanidad el Evangelio del Reino, para que todos te conozcan y te acepten como su Salvador, para gloria de Dios Padre.

Amén.

miércoles, 29 de noviembre de 2017

El Evangelio del Día

PRIMERA LECTURA


Aparecieron los dedos de una mano, que se pusieron a escribir.

Del libro de Daniel 5, 1-6.13-14.16-17.23-28

En aquellos días, el rey Baltasar dio un gran banquete en honor de mil funcionarios suyos y se puso a beber con ellos. Animado por el vino, Baltasar mandó traer los vasos de oro y de plata que su padre, Nabucodonosor, había robado del templo de Jerusalén, para que bebieran en ellos el rey y sus funcionarios, sus mujeres y sus concubinas.
Trajeron, pues, los vasos de oro y de plata robados del templo de Jerusalén, y en ellos bebieron el rey y sus funcionarios, sus mujeres y sus concubinas. Bebieron y comenzaron a alabar a sus dioses de oro y plata, de bronce y de hierro, de madera y de piedra.
De repente aparecieron los dedos de una mano, que se pusieron a escribir en la pared del palacio, detrás del candelabro, y el rey veía cómo iban escribiendo los dedos. Entonces el rey se demudó, la mente se le turbó, le faltaron las fuerzas y las rodillas le empezaron a temblar.
Trajeron a Daniel y el rey le dijo: “¿Eres tú Daniel, uno de los judíos desterrados, que mi padre Nabucodonosor trajo de Judea? Me han dicho que posees el espíritu de Dios, inteligencia, prudencia y sabiduría extraordinarias. Me han dicho que puedes interpretar los sueños y resolver los problemas. Si logras leer estas palabras y me las interpretas, te pondrán un vestido de púrpura y un collar de oro y serás el tercero en mi reino”.
Daniel le respondió al rey: “Puedes quedarte con tus regalos y darle a otro tus obsequios. Yo te voy a leer esas palabras y te las voy a interpretar.
Tú te has rebelado contra el Señor del cielo: has mandado traer los vasos de su casa, y tú y tus funcionarios, tus mujeres y tus concubinas han bebido en ellos; has alabado a dioses de plata y de oro, de bronce y de hierro, de madera y de piedra, que no ven, ni oyen, ni entienden, pero no has glorificado al Dios que tiene en sus manos tu vida y tu actividad. Por eso Dios ha enviado esa mano para que escribiera.
Las palabras escritas son: ‘Contado, Pesado, Dividido’ y ésta es su interpretación. ‘Contado’: Dios ha contado los días de tu reinado y les ha puesto un límite. ‘Pesado’: Dios te ha pesado en la balanza y te falta peso. ‘Dividido’: Tu reino se ha dividido y se lo entregarán a los medos y a los persas”.

Palabra de Dios.

 El Evangelio del Día


Todos los odiarán a ustedes por causa mía. Sin embargo, ni un cabello de su cabeza perecerá.

Lucas 21, 12-19

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Los perseguirán y los apresarán, los llevarán a los tribunales y a la cárcel, y los harán comparecer ante reyes y gobernantes por causa mía. Con esto ustedes darán testimonio de mí.
Grábense bien que no tienen que preparar de antemano su defensa, porque yo les daré palabras sabias, a las que no podrá resistir ni contradecir ningún adversario de ustedes.
Los traicionarán hasta sus padres y hermanos, sus parientes y amigos. Matarán a algunos de ustedes, y todos los odiarán por causa mía. Sin embargo, ni un cabello de su cabeza perecerá. Si se mantienen firmes, conseguirán la vida”.

Palabra del Señor.

MOMENTO CLAVE PARA EL TESTIMONIO

 Una de las actitudes con las que a veces nos encontramos, aun en medio de los mismos cristianos, es el pensar que se puede hacer mofa de las cosas sagradas.

No es raro encontrarnos con personas que en fiestas y reuniones hacen chistes y se burlan de las cosas y de las personas sagradas. En muchos de nuestros hermanos se nota una falta de interés y de respeto por Dios y por sus objetos y ministros, quizás porque piensan: "No pasa nada, sólo estamos jugando". Probablemente eso mismo pensaba el rey Baltasar, cuando delante de él apareció la mano de Dios, para hacerle ver que no se puede jugar con su Nombre.

No permitas que el indiferentismo del mundo y su falta de amor a Dios te contagie. Sigue el ejemplo de Daniel y anuncia a los demás la verdad del Evangelio; en tus reuniones propón la alegría cristiana, la cual no necesita ni de alcohol, ni de chistes que ensucian nuestro pensamiento y nuestro corazón.
Siempre he creído que ser cristiano cuando las cosas caminan bien no es problema. Lo difícil es, como dice el Señor, perseverar en los momentos difíciles.

El cristianismo, es un estilo de vida que muchas veces va en contraposición con los valores, pensamientos y actitudes del mundo: esta es la causa de los problemas. Ser Cristiano en un mundo de injusticia, de violencia, de deshonestidad no es sencillo y por lo general es la causa de la persecución o del rechazo de aquellos a los que nuestro estilo de vida incómoda.

¡Ánimo! Hoy más que nunca necesitamos ser valientes y mostrarnos al mundo como verdaderos discípulos de Jesús. Él ha prometido ayudarnos y estar con nosotros. Seamos fieles hasta el final.

Shalom!



martes, 28 de noviembre de 2017

El Evangelio del Día

PRIMERA LECTURA


Dios hará surgir un reino que jamás será destruido y que aniquilará a todos los reinos.

Del libro de Daniel 2, 31-45

En aquellos días, Daniel le dijo al rey Nabucodonosor: “Tú, rey, has tenido esta visión: viste delante de ti una estatua, una estatua gigantesca, de un brillo extraordinario y de aspecto imponente. La cabeza de la estatua era de oro puro; el pecho y los brazos, de plata; el vientre y los muslos, de bronce; las piernas, de hierro; y los pies, de hierro mezclado con barro.
Tú la estabas mirando, cuando de pronto una piedra que se desprendió del monte, sin intervención de mano alguna, vino a chocar con los pies de hierro y barro de la estatua y los hizo pedazos. Entonces todo se hizo añicos: el hierro, el barro, el bronce, la plata y el oro; todo quedó como el polvo que se desprende cuando se trilla el grano en el verano y el viento se lo lleva sin dejar rastro. Y la piedra que había golpeado la estatua se convirtió en un gran monte, que llenó toda la tierra.
Éste fue tu sueño y ahora te lo voy a interpretar. Tú, rey de reyes, a quien el Dios del cielo ha dado el reino y el poder, el dominio y la gloria, pues te ha dado poder sobre todos los hombres, sobre las bestias del campo y las aves del cielo, para que reines sobre ellos, tú eres la cabeza de oro.
Después de ti surgirá un reino de plata, menos poderoso que el tuyo. Después vendrá un tercer reino, de bronce, que dominará toda la tierra. Y habrá un cuarto reino, fuerte como el hierro; así como el hierro destroza y machaca todo, así él destrozará y aplastará a todos.
Los pies y los dedos de hierro mezclado con barro que viste, representan un reino dividido; tendrá algo de la solidez del hierro, porque viste el hierro mezclado con el barro. Los dedos de los pies, de hierro y de barro, significan un reino al mismo tiempo poderoso y débil. Y el hierro mezclado con el barro quiere decir que los linajes se mezclarán, pero no llegarán a fundirse, de la misma manera que el hierro no se mezcla con el barro.
En tiempo de estos reyes, el Dios del cielo hará surgir un reino que jamás será destruido, ni dominado por ninguna otra nación. Destruirá y aniquilará a todos estos reinos y él durará para siempre. Eso significa la piedra que has visto desprenderse del monte, sin intervención de mano humana, y que redujo a polvo el barro, el hierro, el bronce, la plata y el oro.
El Dios grande ha manifestado al rey lo que va a suceder. El sueño es verdadero, y su interpretación, digna de crédito”.

Palabra de Dios.


El Evangelio del Día


No quedará piedra sobre piedra.

Lucas 21, 5-11

En aquel tiempo, como algunos ponderaban la solidez de la construcción del templo y la belleza de las ofrendas votivas que lo adornaban, Jesús dijo: “Días vendrán en que no quedará piedra sobre piedra de todo esto que están admirando; todo será destruido”.
Entonces le preguntaron: “Maestro, ¿cuándo va a ocurrir esto y cuál será la señal de que ya está a punto de suceder?”.
Él les respondió: “Cuídense de que nadie los engañe, porque muchos vendrán usurpando mi nombre y dirán: ‘Yo soy el Mesías. El tiempo ha llegado’. Pero no les hagan caso. Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones, que no los domine el pánico, porque esto tiene que acontecer, pero todavía no es el fin”. Luego les dijo: “Se levantará una nación contra otra y un reino contra otro. En diferentes lugares habrá grandes terremotos, epidemias y hambre, y aparecerán en el cielo señales prodigiosas y terribles”.

Palabra del Señor.

ESTAR PREPARADOS

 El pasaje sobre la interpretación que hace el joven Daniel del sueño que tuvo el rey Nabucodonosor sobre la estatua formada por diversos metales que se destruye aparatosamente, nos invita a comprender que en la historia no cuentan sólo la voluntad y el poder humanos, pues en ciertos momentos la voluntad divina es la que toma decisivamente la dirección de los hechos. Sin embargo, muchas veces nos cuesta aceptar esta realidad y entramos en conflicto con Dios y con nosotros mismos, porque nuestros planes, extremadamente humanos, no dan los resultados que teníamos previstos. Es hora de que dejemos actuar a Dios en la historia personal y comunitaria.
Como los discípulos se quedan maravillados por la hermosura del templo, Jesús les hace caer en cuenta que se trata de una realidad material, y si bien reconoce que es la casa de oración, a la hora de la verdad es algo relativo, pues las cosas materiales tienden a desaparecer con el paso del tiempo. Y como en otras ocasiones, también hoy a los discípulos les inquieta saber con exactitud cuándo pasará eso, pero Jesús siempre invita a estar preparados, de modo que no nos coja por sorpresa ese día. La actitud del cristiano debe ser de continua vigilancia, procurando estar atento a interpretar los signos de los tiempos que acontecen en la historia.

 ¿Cómo se manifiesta mi confianza en el Señor en los momentos de mayor crisis en mi vida?

Oración: Padre de misericordia, tú nos invitas a estar siempre vigilantes, no permitas que descuidemos nuestros compromisos que adquirimos el día de nuestro bautismo.

Amén.


Shalom!

lunes, 27 de noviembre de 2017

El Evangelio del Día

PRIMERA LECTURA

No hubo ninguno como Daniel, Ananías, Misael y Azarías.

Del libro de Daniel 1, 1-6.8-20

El año tercero del reinado de Joaquín, rey de Judá, vino a Jerusalén Nabucodonosor, rey de Babilonia, y la sitió. El Señor entregó en sus manos a Joaquín, rey de Judá, así como parte de los objetos del templo, que él se llevó al país de Senaar y los guardó en el tesoro de sus dioses.
El rey mandó a Aspenaz, jefe de sus oficiales, que seleccionara de entre los israelitas de sangre real y de la nobleza, algunos jóvenes, sin defectos físicos, de buena apariencia, sobrios, cultos e inteligentes y aptos para servir en la corte del rey, con el fin de enseñarles la lengua y la literatura de los caldeos.
El rey les asignó una ración diaria de alimentos y de vino de su propia mesa. Deberían ser educados durante tres años y después entrarían al servicio del rey. Entre ellos se encontraban Daniel, Ananías, Misael y Azarías, que eran de la tribu de Judá.
Daniel hizo el propósito de no contaminarse compartiendo los alimentos y el vino de la mesa del rey, y le suplicó al jefe de los oficiales que no lo obligara a contaminarse. Dios le concedió a Daniel hallar favor y gracia ante el jefe de los oficiales. Sin embargo, éste le dijo a Daniel: “Le tengo miedo al rey, mi señor, porque él les ha asignado a ustedes su comida y su bebida, y si llega a verlos más delgados que a los demás, estará en peligro mi vida”.
Daniel le dijo entonces a Malasar, a quien el jefe de los oficiales había confiado el cuidado de Daniel, Ananías, Misael y Azarías: “Por favor, haz la prueba con tus siervos durante diez días; que nos den de comer legumbres, y de beber, agua; entonces podrás comparar nuestro aspecto con el de los jóvenes que comen de la mesa del rey y podrás tratarnos según el resultado”.
Aceptó él la propuesta e hizo la prueba durante diez días. Al cabo de ellos, los jóvenes judíos tenían mejor aspecto y estaban más robustos que todos los que comían de la mesa del rey. Desde entonces Malasar les suprimió la ración de comida y de vino, y les dio sólo legumbres.
A estos cuatro jóvenes les concedió Dios sabiduría e inteligencia en toda clase de ciencia. A Daniel, además, el don de interpretar visiones y sueños.
Al cabo del tiempo establecido, el jefe de los oficiales llevó a todos los jóvenes ante Nabucodonosor y se los presentó. El rey conversó con ellos y entre todos no encontró a nadie como Daniel, Ananías, Misael y Azarías. Quedaron entonces al servicio del rey. Y en todas las cosas de sabiduría, inteligencia y experiencia que el rey les propuso, los encontró diez veces superiores a todos los magos y adivinos de su reino.

Palabra de Dios. 
  
El Evangelio del Día


Vio a una viuda pobre que echaba dos moneditas.

 Lucas 21, 1-4
En aquel tiempo, levantando los ojos, Jesús vio a unos ricos que echaban sus donativos en las alcancías del templo. Vio también a una viuda pobre, que echaba allí dos moneditas, y dijo: “Yo les aseguro que esa pobre viuda ha dado más que todos. Porque éstos dan a Dios de lo que les sobra; pero ella, en su pobreza, ha dado todo lo que tenía para vivir”.

Palabra del Señor.

GENEROSOS EN LA ENTREGA

Daniel quiere destacar la protección de Dios sobre aquellos que permanecen fieles, como los cuatro jóvenes, que pese a su condición de servidumbre en un reinado idólatra, no reniegan de Yahvé y esto les vale para que les vaya bien. Hay que reconocer, sin embargo, que no a todos que son fieles a Dios se les asegura que les va a ir bien en esta tierra. Algunos, los mártires de todos los tiempos, pagan su fidelidad con la muerte. Empezando por el mismo Jesús. Tenemos que aprender bien esta lección: Dios, nuestro Padre, siempre permanece con nosotros en todos los momentos de nuestro existir, nos protege y nunca nos deja solos, lo que no quiere decir que no tengamos que sufrir.
Los ricos depositan sus donativos de lo que les sobra, la viuda, en cambio, unas moneditas que representan todo cuanto tiene para vivir. Jesús emplea esta imagen para demostrar que no es lo valioso, lo poderoso o dominante lo significativo a los ojos de Dios. En la jerarquía de valores de la nueva sociedad prima el desprendimiento, la solidaridad, la entrega y la donación a favor del otro. A Dios le agrada la generosidad, y lo que parece insignificante a los ojos de este mundo, tiene un valor inmenso para Dios cuando vienen de un corazón humilde, sencillo, dispuesto a entregarlo todo a cambio de nada. Una óptima relación con Dios no depende de la abundancia de las obras, sino de la forma como se lo hace, y lo mejor es entregarlo todo incluso desde nuestra pobreza.

¿Estoy dispuesto a dar desde mi pobreza o me cuesta compartir porque me apego a lo poco que tengo?

Oración: Señor, concédenos un gran corazón, generoso, que esté en la capacidad de compartir con alegría y de manera desinteresada.

Amén.

Shalom!


domingo, 26 de noviembre de 2017

EL EVANGELIO DEL DIA

EL EVANGELIO DEL DIA

Se sentará en su trono de gloria, y apartará a los unos de los otros.

Mateo 25, 31-46

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Cuando venga el Hijo del hombre, rodeado de su gloria, acompañado de todos sus ángeles se sentará en su trono de gloria. Entonces serán congregadas ante Él todas las naciones, y Él apartará a los unos de los otros, como aparta el pastor a las ovejas de los cabritos, y pondrá a las ovejas a su derecha y a los cabritos a su izquierda.
Entonces dirá el rey a los de su derecha: ‘Vengan, benditos de mi Padre; tomen posesión del Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo; porque estuve hambriento y me dieron de comer, sediento y me dieron de beber, era forastero y me hospedaron, estuve desnudo y me vistieron, enfermo y me visitaron, encarcelado y fueron a verme’. Los justos le contestarán entonces: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o encarcelado y te fuimos a ver?’. Y el rey les dirá: ‘Yo les aseguro que, cuando lo hicieron con el más insignificante de mis hermanos conmigo lo hicieron’.
Entonces dirá también a los de la izquierda: ‘Apártense de mí, malditos; vayan al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles; porque estuve hambriento y no me dieron de comer, sediento y no me dieron de beber, era forastero y no me hospedaron, estuve desnudo y no me vistieron, enfermo y encarcelado y no me visitaron’. Entonces ellos le responderán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, forastero o desnudo, enfermo o encarcelado y no te asistimos?’; y Él les replicará: ‘Yo les aseguro que, cuando no lo hicieron con uno de aquellos más insignificantes, tampoco lo hicieron conmigo’. Entonces irán éstos al castigo eterno y los justos a la vida eterna”.

Palabra del Señor

UN REINADO SIN FIN

Cristo, como Rey, hace la voluntad del Padre y juzga a las personas por sus acciones. El criterio que utiliza es sorprendente: lo que cuenta es la actitud de amor o de indiferencia hacia cualquier ser humano necesitado. Pues lo que hacemos a los pobres, a los más pequeños, es lo que cuenta, es lo que hemos hecho a Dios. El veredicto del rey es claro: heredero del Reino es cualquier persona que ama al prójimo, que hace el bien y practica la justicia. Todos son nuestros hermanos y no sólo el pariente o el paisano. Y cuanto más necesitado es más prójimo y más hermano, porque en su rostro brilla con más fuerza la imagen de Jesús.

En nuestra patria Jesús está encarnado en las víctimas de la violencia, la exclusión y la injusticia, ¿qué hacemos por ellas?

Oración: Señor Jesús, Rey supremo de nuestra Iglesia, ayúdanos a batallar incansablemente por llevar tu mensaje de salvación a todos los hombres de nuestro tiempo.

Amén.

Shalom!

sábado, 25 de noviembre de 2017

El Evangelio del Día

PRIMERA LECTURA

Por el daño que hice en Jerusalén muero ahora lleno de tristeza.

Del Primer libro de los Macabeos 6, 1-13

Cuando recorría las regiones altas de Persia, el rey Antíoco se enteró de que había una ciudad llamada Elimaida, famosa por sus riquezas de oro y plata. En su riquísimo templo se guardaban los yelmos de oro, las corazas y las armas dejadas ahí por Alejandro, hijo de Filipo y rey de Macedonia, que fue el primero que reinó sobre los griegos.
Antíoco se dirigió a Elimaida, con intención de apoderarse de la ciudad y de saquearla. Pero no lo consiguió, porque al conocer sus propósitos, los habitantes le pusieron resistencia y tuvo que salir huyendo y marcharse de ahí con gran tristeza, para volverse a Babilonia.
Todavía se hallaba en Persia, cuando llegó un mensajero que le anunció la derrota de las tropas enviadas a la tierra de Judá. Lisias, que había ido al frente de un poderoso ejército, había sido derrotado por los judíos. Éstos se habían fortalecido con las armas, las tropas y el botín capturado al enemigo. Además, habían destruido el altar pagano levantado por él sobre el altar de Jerusalén. Habían vuelto a construir una muralla alta en torno al santuario y a la ciudad de Bet-Sur.
Ante tales noticias, el rey se impresionó y se quedó consternado, a tal grado, que cayó en cama, enfermo de tristeza, por no haberle salido las cosas como él había querido. Permaneció ahí muchos días, cada vez más triste y pensando que se iba a morir. Entonces mandó llamar a todos sus amigos y les dijo: “El sueño ha huido de mis ojos y me siento abrumado de preocupación. Y me pregunto: ‘¿Por qué estoy tan afligido ahora y tan agobiado por la tristeza, si me sentía tan feliz y amado, cuando era poderoso? Pero ahora me doy cuenta del daño que hice en Jerusalén, cuando me llevé los objetos de oro y plata que en ella había, y mandé exterminar sin motivo a los habitantes de Judea. Reconozco que por esta causa me han sobrevenido estas desgracias y que muero en tierra extraña, lleno de tristeza’”.

Palabra de Dios.


El Evangelio del Día


Dios no es Dios de muertos, sino de vivos.

Lucas 20, 27-40

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús algunos saduceos. Como los saduceos niegan la resurrección de los muertos, le preguntaron: “Maestro, Moisés nos dejó escrito que si alguno tiene un hermano casado que muere sin haber tenido hijos, se case con la viuda para dar descendencia a su hermano. Hubo una vez siete hermanos, el mayor de los cuales se casó y murió sin dejar hijos. El segundo, el tercero y los demás, hasta el séptimo, tomaron por esposa a la viuda y todos murieron sin dejar sucesión. Por fin murió también la viuda. Ahora bien, cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será esposa la mujer, pues los siete estuvieron casados con ella?”.
Jesús les dijo: “En esta vida, hombres y mujeres se casan, pero en la vida futura, los que sean juzgados dignos de ella y de la resurrección de los muertos, no se casarán ni podrán ya morir, porque serán como los ángeles e hijos de Dios, pues Él los habrá resucitado.
Y que los muertos resucitan, el mismo Moisés lo indica en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor, Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob. Porque Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, pues para Él todos viven”.
Entonces, unos escribas le dijeron: “Maestro, has hablado bien”. Y a partir de ese momento ya no se atrevieron a preguntarle nada.

Palabra del Señor.

DIOS ES UN DIOS DE VIVOS

Lo importante en la vida cristiana es ser auténticos testigos del mensaje que Cristo nos ha transmitido, con el fin de participar de su vida, muerte y resurrección. Jesús es el centro del testimonio que debemos dar, para que ese testimonio no se quede puertas adentro, sino que se propague y dé fruto abundante, invitando a otros a creer en Dios y en su proyecto salvador: la resurrección y la vida eterna. Cosa que no ocurre con los saduceos, pues en el evangelio de hoy vemos que estos personajes, que no creían en la resurrección, intentan enredar a Jesús con una pregunta de tipo casuístico: cuando llegue la resurrección, ¿las personas mantendrán su estilo de vida anterior? La respuesta de Jesús, haciendo alusión a la historia narrada por los fariseos, da primero a entender que el matrimonio es una realidad temporal, natural y necesaria para la prolongación de la vida, y luego explica que en la “vida nueva” ya no habrá necesidad de una serie de cosas que eran necesarias al ser humano, puesto que la resurrección es el estado de vida absolutamente pleno donde ya no habrá necesidades que satisfacer.
Jesús nos enseña a desprendernos de las realidades materiales y necesarias de este mundo. Nos muestra que Dios es un Dios de vivos y que, por lo tanto, la vocación de todo hombre y mujer es llegar a compartir esa vida plena con Dios.

El anuncio del Evangelio de la vida ¿anima y fortalece la fe de los creyentes en la resurrección?

Oración: Haz de nosotros, Señor, fuente de tu amor, para que un día podemos llegar a la plenitud de la vida y compartir contigo el triunfo de tu resurrección.

Amén.

Shalom!


viernes, 24 de noviembre de 2017

El Evangelio del Día

PRIMERA LECTURA

Celebraron la dedicación del altar y ofrecieron holocaustos con alegría.

Del Primer libro de los Macabeos 4, 36-37.52-59

En aquellos días, Judas y sus hermanos se dijeron: “Nuestros enemigos están vencidos; vamos, pues, a purificar el templo para consagrarlo de nuevo”. Entonces se reunió todo el ejército y subieron al monte Sion.
El día veinticinco de diciembre del año ciento cuarenta y ocho, se levantaron al romper el día y ofrecieron sobre el nuevo altar de los holocaustos que habían construido, un sacrificio conforme a la ley. El altar fue inaugurado con cánticos, cítaras, arpas y platillos, precisamente en el aniversario del día en que los paganos lo habían profanado. El pueblo entero se postró en tierra y adoró y bendijo al Señor, que los había conducido al triunfo.
Durante ocho días celebraron la consagración del altar y ofrecieron con alegría holocaustos y sacrificios de comunión y de alabanza. Adornaron la fachada del templo con coronas de oro y pequeños escudos, restauraron los pórticos y las salas, y les pusieron puertas. La alegría del pueblo fue grandísima y el ultraje inferido por los paganos quedó borrado.
Judas de acuerdo, con sus hermanos y con toda la asamblea de Israel, determinó que cada año, a partir del veinticinco de diciembre, se celebrara durante ocho días, con solemnes festejos, el aniversario de la consagración del altar.

Palabra de Dios.


El Evangelio del Día

Ustedes han convertido la casa de Dios en cueva de ladrones.

Lucas 19, 45-48
Aquel día, Jesús entró en el templo y comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban allí, diciéndoles: “Está escrito: ‘Mi casa es casa de oración’; pero ustedes la han convertido en cueva de ladrones”.
Jesús enseñaba todos los días en el templo. Por su parte, los sumos sacerdotes, los escribas y los jefes del pueblo intentaban matarlo, pero no encontraban cómo hacerlo, porque todo el pueblo estaba pendiente de sus palabras.

Palabra del Señor.

MI CASA ES DE ORACIÓN

Aprovechando la derrota de sus enemigos, los hermanos Macabeos purifican el santuario y celebran su consagración. Este acontecimiento trascendental se desarrolla en diversas etapas. En primera instancia se lleva a cabo una demolición, lo cual significa derribar para empezar de cero; luego la construcción de un nuevo altar para ofrecer el supremo sacrificio a Dios y, finalmente, su consagración. La celebración fue a lo grande, como lo manda la Ley, con la participación de todo el pueblo y al son de cantos. Todo el pueblo se postró para adorar y dar gracias al cielo por haber permitido eso. Es una buena oportunidad para reflexionar sobre el culto que le tributamos a Dios.

San Pablo, escribiendo a los Corintios, nos dice que somos el templo del Espíritu Santo. Hoy Jesús nos dice que su casa, su templo, debe ser casa de oración. 

Pensemos por un momento si nuestra vida interior se puede considerar una casa de oración o es en realidad un lugar lleno del ruido del mercado del mundo que está gritando dentro de nosotros y buscando vendernos sus necias ideas.

Por qué no invitamos hoy a Jesús para que, con su poder y autoridad, eche fuera a todos estos gritones, ponga nuestra vida interior en paz y así se convierta, como lo fue en María Santísima, en un verdadero lugar de encuentro con Dios.

Shalom!


jueves, 23 de noviembre de 2017

EL EVANGELIO DEL DIA

EL EVANGELIO DEL DÍA

PRIMERA LECTURA
Nos mantendremos fieles a la alianza de nuestros padres.

Del Primer libro de los Macabeos 2, 15-29
En aquellos días, los enviados del rey Antíoco, encargados de hacer apostatar a los israelitas, llegaron a la ciudad de Modín para obligarlos a sacrificar a los ídolos. Muchos israelitas se les sometieron; en cambio, Matatías y sus hijos se les opusieron tenazmente.
Los enviados del rey se dirigieron entonces a Matatías y le dijeron: “Tú eres un hombre ilustre y poderoso en esta ciudad y cuentas con el apoyo de tus hijos y de tus hermanos. Acércate, pues, tú primero y cumple la orden del rey, como la han cumplido todas las naciones, los hombres de Judea y los que han quedado en Jerusalén. Así, tú y tus hijos serán contados entre los amigos del rey y serán recompensados con oro, plata y muchos regalos”.
Matatías les contestó con voz firme: “Aunque todas las naciones que forman los dominios del rey obedezcan sus órdenes y apostaten de la religión de sus padres, mis hijos, mis hermanos y yo nos mantendremos fieles a la alianza de nuestros padres. ¡Dios nos libre de abandonar nuestra ley y nuestras costumbres! No obedeceremos las órdenes del rey ni ofreceremos sacrificios a los ídolos, porque así quebrantaríamos los mandamientos de nuestra ley y seguiríamos un camino equivocado”.
Apenas había acabado de hablar Matatías, un judío se adelantó, a la vista de todos, para ofrecer sacrificios a los ídolos en el altar, conforme al decreto del rey. Al verlo, Matatías se indignó, tembló de cólera y en un arrebato de ira santa, corrió hasta el judío y lo degolló sobre el altar. Mató, además, al enviado del rey, que obligaba a hacer sacrificios, y destruyó el altar. En su celo por la ley, imitó lo que hizo Pinjás contra Zimrí, el hijo de Salú.
Luego empezó a gritar por la ciudad: “Todo aquel que sienta celo por la ley y quiera mantener la alianza, que me siga”. Y, dejando en la ciudad cuanto poseían, huyeron él y sus hijos a las montañas.
Por entonces, muchos judíos que buscaban la justicia y querían ser fieles a la ley, se fueron a vivir al desierto.

Palabra de Dios.

El Evangelio del Día

Si comprendieras lo que puede conducirte a la paz.

Lucas 19, 41-44
En aquel tiempo, cuando Jesús estuvo cerca de Jerusalén y contempló la ciudad, lloró por ella y exclamó:
“¡Si en este día comprendieras tú lo que puede conducirte a la paz! Pero eso está oculto a tus ojos. Ya vendrán días en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán y te atacarán por todas partes y te arrasarán. Matarán a todos tus habitantes y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no aprovechaste la oportunidad que Dios te daba”.

Palabra del Señor

JESÚS LLORA Y SE LAMENTA POR SU PUEBLO

Jesús se detiene a la entrada del templo, mira la ciudad y llora y se lamenta por Jerusalén. Esta ciudad, cuyo nombre significa paz, no ha sabido reconocer a Jesús como el enviado de Dios y el agente de la paz por excelencia. Él, como buen judío, revela el gran amor por el pueblo de la Alianza o la Ciudad Santa, pues a este pueblo se ha revelado todo el plan de amor y salvación de Dios. Pero la realidad es otra, pues la ciudad se convirtió en símbolo de obstinación y rechazo a todo lo que tiene que ver con la voluntad divina, y esto la conducirá a la perdición y a que no “quede piedra sobre piedra”.
Rechazar a Jesús es rechazar el plan de salvación que Dios tiene para con el pueblo elegido, que somos cada uno de los cristianos. Sentir vergüenza o indiferencia por la visita (misión) de Jesús, como lo hace la ciudad de Jerusalén, es alejar a Dios de la vida y caminar sin horizonte, pues es Dios, a través de Jesús, quien da sentido a la vida, por eso debemos tener un corazón dispuesto a acoger el mensaje salvador y poner nuestra vida al servicio de la vivencia y transmisión del mismo. La acogida de Jesús no es simplemente de palabra, es sobre todo de obra y acción, que se refleja en una existencia que se mantiene fiel a la alianza de Dios Padre.

¿La Palabra de la redención nos conduce a una paz divina y duradera?

Oración: Señor, haz que nuestra vida sea de acogida y no de rechazo, y que en cada acontecimiento sepamos reconocerte a través de nuestros hermanos.

Amén.

Shalom!
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miércoles, 22 de noviembre de 2017

El Evangelio del Día

PRIMERA LECTURA

El Creador del mundo les devolverá el alimento y la vida.

Del Segundo libro de los Macabeos 7, 1.20-31

En aquellos días, arrestaron a siete hermanos junto con su madre. El rey Antíoco Epífanes los hizo azotar para obligarlos a comer carne de puerco, prohibida por la ley.
Muy digna de admiración y de glorioso recuerdo fue aquella madre que, viendo morir a sus siete hijos en el espacio de un solo día, lo soportó con entereza, porque tenían puesta su esperanza en el Señor. Llena de generosos sentimientos y uniendo un temple viril a la ternura femenina, animaba a cada uno de ellos en su lengua materna diciéndoles:
“Yo no sé cómo han aparecido ustedes en mi seno; no he sido yo quien les he dado el aliento y la vida, ni he unido yo los miembros que componen su cuerpo. Ha sido Dios, creador del mundo, el mismo que formó el género humano y creó cuanto existe. Por su misericordia, Él les dará de nuevo el aliento y la vida, ya que por obedecer sus santas leyes, ustedes la sacrifican ahora”.
Antíoco pensó que la mujer lo estaba despreciando e insultando.
Aún quedaba con vida el más pequeño de los hermanos y Antíoco trataba de ganárselo, no sólo con palabras, sino hasta con juramentos le prometía hacerlo rico y feliz, con tal de que renegara de las tradiciones de sus padres; lo haría su amigo y le daría un cargo.
Pero como el muchacho no le hacía el menor caso, el rey mandó llamar a la madre y le pidió que convenciera a su hijo de que aceptara, por su propio bien. El rey se lo pidió varias veces, y la madre aceptó. Se acercó entonces a su hijo, y burlándose del cruel tirano, le dijo en su lengua materna: “Hijo mío, ten compasión de mí, que te llevé en mi seno nueve meses, te amamanté tres años y te he criado y educado hasta le edad que tienes. Te ruego, hijo mío, que mires el cielo y la tierra, y te fijes en todo lo que hay en ellos; así sabrás que Dios lo ha hecho todo de la nada y que en la misma forma ha hecho a los hombres. Así, pues, no le tengas miedo al verdugo, sigue el buen ejemplo de tus hermanos y acepta la muerte, para que, por la misericordia de Dios, te vuelva yo a encontrar con ellos”.
Cuando la madre terminó de hablar, el muchacho dijo a los verdugos: “¿Qué esperan? No voy a obedecer la orden del rey; yo obedezco los mandamientos de la ley dada a nuestros padres por medio de Moisés. Y tú, rey, que eres el causante de tantas desgracias para los hebreos, no escaparás de las manos de Dios”.

Palabra de Dios

El Evangelio del Día

¿Por qué no pusiste mi dinero en el banco?

 Lucas 19, 11-28

En aquel tiempo, como ya se acercaba Jesús a Jerusalén y la gente pensaba que el Reino de Dios iba a manifestarse de un momento a otro, Él les dijo esta parábola:
“Había un hombre de la nobleza que se fue a un país lejano para ser nombrado rey y volver como tal. Antes de irse, mandó llamar a diez empleados suyos, les entregó una moneda de mucho valor a cada uno y les dijo: ‘Inviertan este dinero mientras regreso’.
Pero sus compatriotas lo aborrecían y enviaron detrás de él a unos delegados que dijeran: ‘No queremos que éste sea nuestro rey’. Pero fue nombrado rey, y cuando regresó a su país, mandó llamar a los empleados a quienes había entregado el dinero; para saber cuánto había ganado cada uno.
Se presentó el primero y le dijo: ‘Señor, tu moneda ha producido otras diez monedas’. Él le contestó: ‘Muy bien. Eres un buen empleado. Puesto que has sido fiel en una cosa pequeña, serás gobernador de diez ciudades’.
Se presentó el segundo y le dijo: ‘Señor, tu moneda ha producido otras cinco monedas’. Y el Señor le respondió: ‘Tú serás gobernador de cinco ciudades’.
Se presentó el tercero y le dijo: ‘Señor, aquí está tu moneda. La he tenido guardada en un pañuelo, pues te tuve miedo, porque eres un hombre exigente, que reclama lo que no ha invertido y cosecha lo que no ha sembrado’. El Señor le contestó: ‘Eres un mal empleado. Por tu propia boca te condeno. Tú sabías que yo soy un hombre exigente, que reclamo lo que no he invertido y que cosecho lo que no he sembrado, ¿por qué, pues, no pusiste mi dinero en el banco para que yo, al volver, lo hubiera recobrado con intereses?
Después les dijo a los presentes: ‘Quítenle a éste la moneda y dénsela al que tiene diez’. Le respondieron: ‘Señor, ya tiene diez monedas’. Él les dijo: ‘Les aseguro que a todo el que tenga se le dará con abundancia, y al que no tenga, aun lo que tiene se le quitará. En cuanto a mis enemigos, que no querían tenerme como rey, tráiganlos aquí y mátenlos en mi presencia’”.
Dicho esto, Jesús prosiguió su camino hacia Jerusalén al frente de sus discípulos.

Palabra del Señor.

EL QUE HACE JUSTICIA

 Mientras la primera lectura nos presenta a un Dios Padre que infunde valor en sus hijos para que, más allá del sufrimiento e, incluso, la muerte, permanezcan fieles a sus promesas y no se dejen vencer por ofrecimientos vanos, que suenan tentadores pero que no dan la consolación final: la resurrección y la vida gloriosa; Jesús presenta a Dios como un rey justiciero que, luego de haber entregado todo a sus hijos para que lo reproduzcan, viene a reclamar lo que le corresponde. En ambos casos, Dios da su merecido a los que atentan contra su proyecto de salvación, ya sea por maldad o cobardía, negándoles la resurrección para la vida.
Lo que está en juego en el tema de las lecturas es la salvación y la entrada segura en el Reino de Dios, mismas que se consiguen con fidelidad y trabajo. Dios Padre da a cada uno sus dones, sus talentos, como herramientas para labrar su futuro, es deber de cada uno ponerlas a producir el ciento por uno. Pues la salvación y el Reino, aun cuando son gratuitos, se consiguen con el esfuerzo diario, no bajan del cielo como por arte de magia, es necesario trabajar para poder dar cuenta de lo alcanzado. El problema es que Dios da pero no obliga, sino que cada uno, en total libertad, recibe y lo hace producir según su capacidad y disponibilidad. Pero al final también esa será su recompensa.

¿Hacemos la gran inversión de nuestra vida apostando por la Palabra que nos asegura que Dios es el único santo?

Oración: Señor, danos la capacidad de ser fieles con nuestras habilidades, poniéndolas a producir con creatividad en las labores cotidianas.

Amén.

Shalom!


martes, 21 de noviembre de 2017

El Evangelio del Día

PRIMERA LECTURA

Dejaré un gran ejemplo, para que aprendan a arrostrar una muerte noble por amor a nuestra ley.

Del Segundo libro de los Macabeos 6, 18-31

Había un hombre llamado Eleazar, de edad avanzada y aspecto muy digno. Era uno de los principales maestros de la ley. Querían obligarlo a comer carne de puerco y para ello le abrían a la fuerza la boca. Pero él, prefiriendo una muerte honrosa a una vida de infamia, escupió la carne y avanzó voluntariamente hacia el suplicio, como deben hacer los que son constantes en rechazar manjares prohibidos, aun a costa de la vida.
Los que presidían aquel sacrificio pagano, en atención a la antigua amistad que los unía con Eleazar, lo llevaron aparte y le propusieron que mandara traer carne permitida y que la comiera, simulando que comía la carne del sacrificio ordenada por el rey. Así se podría librar de la muerte y encontrar benevolencia, por la antigua amistad que los unía.
Pero Eleazar, adoptando una actitud cortés, digna de sus años y de su noble ancianidad, de sus canas honradas e ilustres, de su conducta intachable desde niño y, sobre todo, digna de la ley santa, dada por Dios, respondió en seguida:
“Envíenme al sepulcro, pues no es digno de mi edad ese engaño. Van a creer los jóvenes que Eleazar, a los noventa años, se ha pasado al paganismo. Y si por miedo a perder el poco tiempo de mi vida que me queda, finjo apartarme de la ley, se van a extraviar con mi mal ejemplo. Eso sería manchar y deshonrar mi vejez. Y aunque por el momento me librara del castigo de los hombres, ni vivo ni muerto me libraría de la mano del Omnipotente. En cambio, si muero ahora como un valiente, me mostraré digno de mis años y dejaré a los jóvenes un gran ejemplo, para que aprendan a arrostrar voluntariamente una muerte noble por amor a nuestra santa y venerable ley”.
Dicho esto, se fue en seguida hacia el suplicio. Los que lo conducían, considerando arrogantes las palabras que acababa de pronunciar, cambiaron en dureza su actitud benévola.
Cuando Eleazar estaba a punto de morir a causa de los golpes, dijo entre suspiros: “Tú, Señor, que todo lo conoces, bien sabes que pude librarme de la muerte; pero, por respeto a ti, sufro con paciencia y con gusto, crueles dolores en mi cuerpo y en mi alma”.
De esta manera, Eleazar terminó su vida y dejó no sólo a los jóvenes, sino a toda la nación, un ejemplo memorable de virtud y heroísmo.

Palabra de Dios.

El Evangelio del Día

El Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido.

Lucas 19, 1-10

En aquel tiempo, Jesús entró en Jericó, y al ir atravesando la ciudad, sucedió que un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de conocer a Jesús,pero la gente se lo impedía, porque Zaqueo era de baja estatura. Entonces corrió y se subió a un árbol para verlo cuando pasara por ahí. Al llegar a ese lugar, Jesús levantó los ojos y le dijo: “Zaqueo, ájate pronto, porque hoy tengo que hospedarme en tu casa”.
Él bajó en seguida y lo recibió muy contento. Al ver esto, comenzaron todos a murmurar diciendo: “Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador”.
Zaqueo, poniéndose de pie, dijo a Jesús: “Mira, Señor, voy a dar a los pobres la mitad de mis bienes, y si he defraudado a alguien, le restituiré cuatro veces más”. Jesús le dijo: “Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también él es hijo de Abrahán, y el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que se había perdido”.

Palabra del Señor.

CONSAGRADOS PARA EL SERVICIO

Muchas veces pensamos que nuestra vida no ha sido la más digna y que no es fácil establecer una relación nueva y diferente con Dios. En este evangelio Jesús nos muestra que Dios no está interesado en nuestra vida pasada. 

Él quiere para nosotros una vida nueva en la que los valores del amor y la justicia puedan ser vividos en su totalidad. La salvación, y con ello la amistad con Dios, se realiza en el momento que nosotros decidimos iniciar un camino de encuentro con Dios y con los demás. 

En el momento en que nos damos cuenta que nuestra vida puede ser mucho mejor y más feliz de lo que ya es. No tengamos temor de amar a Dios. Zaqueo nos enseña que nuestro Dios es el Dios de la misericordia que nos invita a dejarlo entrar en nuestra casa. Abrámosle las puertas.

Shalom!


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