Primera
Lectura
El que les envió las desgracias les enviará también la eterna alegría.
Meditación
Con
este pasaje, la Escritura nos muestra, a través de la actitud del rey de
Nínive, lo que significa e implica el convertirse de corazón. Al leer el pasaje
vemos cómo lo primero que hace el rey es, "levantarse de su trono y
sentarse sobre cenizas".
Con
este signo reconoce que él no es Dios, y que su vida (y en este caso, incluso
su reino) debe ser dirigida por el único Rey: Dios mismo. Esta actitud del rey
debe servirnos de ejemplo y dejar que Dios se siente en el trono de nuestro
corazón. Esto implica reconocer que su Palabra es la única que debe regir
nuestra vida, lo cual no podrá ser realidad si no tenemos contacto con la
Sagrada Escritura.
Esto
nos lleva a que un principio de conversión es tomar primero la decisión de
seguir la palabra de Dios y tenerla como el valor central de nuestra vida, y
enseguida tomar la decisión de leer y meditar todos los días esta Palabra, con
el ánimo de obedecerla y hacerla vida. ¿Qué te parecería intentarlo?
Oración
Señor, concédeme tu luz para saber escucharte
y para saber poner en práctica tu voluntad, anunciando, como Jonás, el
arrepentimiento de nuestras faltas. Ayúdanos a saber responder a tu mandato con
humildad, reconociéndonos pecadores y necesitados de tu misericordia, sabiendo
que por tu amor siempre perdonas al que se arrepiente de corazón.
Acción
Hoy me acercaré con aquella persona que he
ofendido y le pediré perdón de corazón, dejando que el Espíritu de Dios sea
quien ilumine mis pasos al actuar con amor.
EL
EVANGELIO DEL DÍA
Reflexión
Aunque este evangelio nos refiere, muy
probablemente, a María la hermana de Lázaro, las palabras de Jesús se aplican
perfectamente a María, su Madre.
Son muchísimos los pasajes en los que Jesús,
de manera especial en el evangelio de san Lucas, nos presentan a la Madre de
Jesús como: "la que escucha y obedece la palabra de Dios". Ahora
bien, este pasaje ha sido utilizado constantemente en la Iglesia para ilustrar
dos grandes vocaciones: la vida Contemplativa
y la vida Activa.
Las dos sirven a Jesús de diferente manera.
Lo bello en María de Nazaret es que ella resume estas dos vocaciones y con ello
nos invita a imitarla: El cristiano debe ser un contemplativo en la acción.
¿Por qué no te tomas unos pocos minutos de tu agitado día para elevar tu
corazón a Dios, y darte cuenta de toda la belleza que él ha puesto a tu
alrededor?
Amén.
Shalom!
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