Primera
Lectura
Zacarías 8, 20-23
Esto dice el Señor de los ejércitos:
"Vendrán pueblos y habitantes de muchas ciudades. Y los habitantes de una
ciudad irán a ver a los de la otra y les dirán: “Vayamos a orar ante el Señor y
a implorar la ayuda del Señor de los ejércitos”. “Yo también voy”. Y vendrán
numerosos pueblos y naciones poderosas a orar ante el Señor Dios en Jerusalén y
a implorar su protección".
Esto dice el Señor de los ejércitos: "En
aquellos días, diez hombres de cada lengua extranjera tomarán por el borde del
manto a un judío y le dirán: “Queremos ir contigo, pues hemos oídos decir que
Dios está con ustedes”".
Palabra de Dios.
Meditación
Al
revisar esta profecía y aplicarla a nuestro contexto cristiano, ¿podríamos
decir que se cumple en nuestra vida y en nuestra persona? ¿Somos nosotros
aquellos que conducen a los demás hacia Cristo, hacia el conocimiento de la
verdad en Jesús? ¿Es nuestra vida tal, que transparenta a Dios de manera que
los demás se dan cuenta de que efectivamente Dios está con nosotros?
No
debemos olvidar jamás que el mejor medio para que los demás conozcan y amen a
Dios somos nosotros, ya que una vida que refleja a Dios, que está colmada de la
paz y del gozo del Espíritu Santo, es la mejor invitación para que los que nos
rodean busquen también tener aquello que nosotros reflejamos.
Y
es que cuando la gente nos ve pasar por situaciones difíciles en las cuales no
se pierde la paz, cuando en nuestras familias se vive la armonía y la alegría;
cuando en medio de nuestro dolor se refleja la esperanza, la gente no puede
sino preguntar: ¿cómo puedo yo tener eso que tienes tú, pues, como tú, yo
también quiero ser feliz?
Dios
ha prometido que un día seremos un solo rebaño y un solo pastor, pero para ello
necesita de tu testimonio. Refleja a Jesús en tu vida.
Oración
Señor, quiero agradecer por la oportunidad
que me has dado de conocerte, de pertenecerte y ser tu siervo; el poder de ser
llamado hijo tuyo lo considero mi más grande tesoro en la vida.
Quiero pedirte perdón por las veces que no he
sido luz en el mundo para que otros te conozcan, perdón por todas esas ocasiones
en que mi testimonio de vida en vez de acercar gente a Ti, los desanima y
aleja.
Por eso Señor mío, te pido tu gracia para
que, de ahora en adelante, mi vida sea un claro ejemplo de tu vida y amor entre
nosotros; y más aún, que muchas personas puedan tomarse de mí y que pueda yo
llevarlos hasta ti.
Acción
Desde la situación que estoy viviendo en
estos momentos de mi vida, voy a reflejar la paz, la armonía, la esperanza y la
alegría que suponen la fe que profeso; seré mucho más consciente de que mi
manera de vivir puede significar, para muchos, hacer su opción por mi Señor
Jesús.
EL
EVANGELIO DEL DÍA
Lucas 9, 51-56
Cuando
ya se acercaba el tiempo en que tenía que salir de este mundo, Jesús tomó la
firme determinación de emprender el viaje a Jerusalén. Envió mensajeros por
delante y ellos fueron a una aldea de Samaria para conseguirle alojamiento;
pero los samaritanos no quisieron recibirlo, porque supieron que iba a
Jerusalén. Ante esta negativa, sus discípulos Santiago y Juan le dijeron:
"Señor, ¿quieres que hagamos bajar fuego del cielo para que acabe con
ellos?"
Pero
Jesús se volvió hacia ellos y los reprendió. Después se fueron a otra aldea.
Palabra del Señor.
Reflexión
Cuando se va siguiendo el camino de Jesús, se
da uno cuenta que no todos reaccionan positivamente ante el anuncio de la
Salvación. El egoísmo y la envidia son fuertes opositores para que el Reino se
implante en los corazones.
Por desgracia, después de dos mil años, este
problema persiste; no todos aceptan la invitación para dejar que Jesús haga
morada en ellos. El Evangelio de hoy nos ayuda a descubrir cuál debe ser
nuestra actitud para con aquellos que aún no han dejado que el Reino sea una
realidad en su vida. Mientras que Juan y Santiago (los hijos del trueno) buscan
acabar con ellos, Jesús los reprende, pues él no busca la muerte del pecador
sino que se arrepienta y viva.
Tú también anuncia a Jesús, prepara su
camino, y si no aceptan tu mensaje, ámalos, y perdónalos, pues el amor es la
llave que abre todas las puertas, principalmente las del corazón, que es
precisamente donde tiene que entrar el mensaje del Evangelio.
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