miércoles, 25 de octubre de 2017

El Evangelio del Día

Primera Lectura
Resultado de imagen para Romanos 6, 12-18
Romanos 6, 12-18

Hermanos: No dejen que el pecado domine su cuerpo mortal y los obligue a seguir sus malas inclinaciones; no pongan sus miembros al servicio del pecado como instrumentos de maldad. Por el contrario, pónganse al servicio de Dios, puesto que habiendo estado muertos, él les ha dado la vida; pongan también sus miembros a su servicio, como instrumentos de santidad. El pecado ya no volverá a dominarlos, pues no viven ustedes bajo el régimen de la ley, sino bajo el régimen de la gracia.

¿Podemos entonces pecar, puesto que ya no vivimos bajo el régimen de la ley, sino bajo el régimen de la gracia? De ningún modo. ¿Acaso no saben ustedes que al someterse a alguien para obedecerlo como esclavos, se hacen sus esclavos? Si ustedes son esclavos del pecado, es para su propia muerte; si son esclavos de la obediencia a Dios, es para su santificación.

Pero gracias a Dios, ustedes, aunque fueron esclavos del pecado, han obedecido de corazón las normas de la doctrina evangélica que se les han transmitido, y así, una vez libres del pecado, se han hecho esclavos de la santidad.

Palabra de Dios.

Meditación

San Pablo nos invita a reflexionar sobre lo que él llama "el misterio de la iniquidad" y que está en relación a la fuerza que opera en nuestro corazón y que nos lleva a hacer lo que no queremos, es decir, la fuerza del pecado. En este pasaje nos invita a no dejar que nos domine esta fuerza, que no nos domine el pecado y, sobre todo, que no nos haga sus esclavos. Recordemos que el pecado se vale de la tentación para arrastrarnos hacia él.

Es en este momento cuando debemos retirarnos, cuando debemos hacer consciente nuestra decisión de ser santos y de seguir en fidelidad al Señor. San Pablo sabe que no es cosa fácil, y por ello nos invita a ponernos al servicio del Señor, para que él mismo sea quien nos ayude a vencer la tentación.

Es cierto que en nuestra condición fragmentada por el pecado original es fácil que la tentación en un momento determinado nos domine y pequemos, pero lo que debemos evitar, es que el pecado se adueñe de nuestros sentidos y pasiones y nos convierta en sus esclavos. Dios nos ha hecho libres por Jesucristo, y contamos con la asistencia continua del Espíritu, por ello, no regresemos a una vida de pecado.

Oración

Señor, reconozco que mis manos, mis ojos, mi boca, mi pensamiento han sido ocasión de pecado, pero ahora sé por palabras de  Pablo, que si los pongo a tu servicio, serán ocasión de bendición para mí y para los que me rodean.

Acción

Oraré al Señor confiadamente pidiendo su gracia, que me ayude a descubrir las tentaciones que se me presenten y poderlas resistir diciendo: "apártate de mí, Satanás".

Evangelio del Día
Resultado de imagen para Lucas 12, 39-48
Lucas 12, 39-48

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Fíjense en esto: Si un padre de familia supiera a qué hora va a venir el ladrón, estaría vigilando y no dejaría que se le metiera por un boquete en su casa. Pues también ustedes estén preparados, porque a la hora en que menos lo piensen, vendrá el Hijo del hombre”.

Entonces Pedro le preguntó a Jesús: “¿Dices esta parábola sólo por nosotros o por todos?”

El Señor le respondió: “Supongan que un administrador, puesto por su amo al frente de la servidumbre con el encargo de repartirles a su tiempo los alimentos, se porta con fidelidad y prudencia. Dichoso ese siervo, si el amo, a su llegada, lo encuentra cumpliendo con su deber. Yo les aseguro que lo pondrá al frente de todo lo que tiene.

Pero si ese siervo piensa: ‘Mi amo tardará en llegar’ y empieza a maltratar a los otros siervos y siervas, a comer, a beber y a embriagarse, el día menos pensado y a la hora más inesperada llegará su amo y lo castigará severamente y le hará correr la misma suerte de los desleales.

El siervo que conociendo la voluntad de su amo, no haya preparado ni hecho lo que debía, recibirá muchos azotes; pero el que, sin conocerla, haya hecho algo digno de castigo, recibirá pocos.

Al que mucho se le da, se le exigirá mucho; y al que mucho se le confía, se le exigirá mucho más”.

Palabra del Señor.

Reflexión

Dios ha puesto en nuestras manos muchos bienes materiales, humanos, espirituales. Nos ha dado la gracia, la vida; nos ha encomendado el cuidado de nuestros amigos y hermanos para que los ayudemos a llegar a la santidad; nos ha puesto a algunos de nosotros como administradores de bienes y nos ha encargado la promoción de nuestros subordinados.

Todos, cada uno según sus carismas y el llamado propio, hemos sido constituidos en administradores de los bienes del Señor, por ello valdría la pena hoy revisar cómo hemos administrado nuestros bienes materiales.

Para quien está casado ¿cómo ha dirigido su casa, su familia y a los hijos? Para quien tiene responsabilidades con subordinados ¿cómo los ha tratado y ayudado en su promoción integral? No se te olvide lo que hoy dice el Señor que “a quien mucho se le confió, mucho se le exigirá”.


Shalom!

No hay comentarios.:

Publicar un comentario