domingo, 8 de octubre de 2017

EL EVANGELIO DEL DÍA

PRIMERA LECTURA

EL EVANGELIO DEL DÍA



DIOS Y SU VIÑA

Es clara la enseñanza de la Palabra en el día de hoy: Dios se ha fijado en nosotros y nos ha escogido para una misión, devolver en frutos lo que nos ha dado en amor, en cuidado, en protección.

Verdad: Tanto la canción de la viña del profeta Isaías, como la parábola del viñedo narrada por Jesús, tienen un mensaje similar dirigido al pueblo: por una parte, la experiencia de ser escogido, de ser cultivado, de ser cuidado… por otra parte, la espera de los buenos frutos, que se convierte en desilusión, por lo cual el pueblo es abandonado a su suerte, se le quita la protección y se le entrega a quienes desean destruirlo. El dueño de la viña es el Padre. La viña, el mundo. Los siervos son los profetas y los guías de nuestras comunidades. El hijo es Jesús, nuestro salvador. Los viñadores que matan a los enviados son los que rechazan su Palabra y su voluntad. El castigo es el abandono y la muerte.
El mensaje, en su conjunto, incluido el texto de Pablo, es un llamado a la conversión y a valorar los dones que recibimos de Dios: los talentos, la fe, el bautismo, el Evangelio,… Regalos que debemos hacerlos fructificar para el bien de la salvación de todos. ¿Correspondemos a tanta gracia de Dios? Necesitamos, pues, ser personas que produzcan frutos de amor, justicia, solidaridad y fidelidad. Ser fecundos de todo lo que es verdadero, noble, justo, amable, puro… y alejar de nuestra vida el deseo de dominio y poder. Esos son los frutos que debemos producir, y no las uvas agrias de la autosuficiencia, el libertinaje, el egoísmo, la opresión del débil, la rivalidad, la violencia… Cada vez que pecamos y rechazamos a nuestros hermanos, estamos rechazando a Dios y su infinito amor por nosotros, su pueblo.

Al confrontar los distintos actores de la parábola, ¿cuál es el papel que estoy desempeñando con mi forma de llevar la vida?

Oración: Señor, qué difícil resulta entender tu Palabra cuando no hay amor en nuestro corazón, ilumina nuestra mente y ayúdanos a producir buenos frutos.

Amén.

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