sábado, 19 de enero de 2019

Sábado 19 Enero-Evangelio del Dia

Sábado, 19 de Enero de 2019

“¿DÓNDE Y CÓMO ENCONTRAR A DIOS? : EN EL SEGUIMIENTO O DISCIPULADO DE CRISTO”

PRIMERA LECTURA

HEBREOS 4,12-16


“ACERQUÉMONOS CON SEGURIDAD AL TRONO DE LA GRACIA”


Porque la palabra de Dios tiene vida y poder. Es más cortante que cualquier espada de dos filos, y penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta lo más íntimo de la persona; y somete a juicio los pensamientos y las intenciones del corazón. Nada de lo que Dios ha creado puede esconderse de él; todo está claramente expuesto ante aquel a quien tenemos que rendir cuentas.

Jesús, el Hijo de Dios, es nuestro gran Sumo Sacerdote que ha entrado en el cielo. Por eso debemos seguir firmes en la fe que profesamos. Pues nuestro Sumo Sacerdote puede compadecerse de nuestra debilidad, porque él también estuvo sometido a las mismas pruebas que nosotros; solo que él jamás pecó. Acerquémonos, pues, con confianza al trono de nuestro Dios amoroso, para que él tenga misericordia de nosotros y en su bondad nos ayude en la hora de necesidad.

REFLEXIÓN

Si tratamos de beber de la Palabra de Dios como una fuente inagotable de amor que transforma, que es capaz de hacer nuevas todas las cosas, de amor que resalta lo importante y que magnifica las actitudes que puedan liberarnos y sanarnos, entonces podemos tener claro que Dios actúa a través de esta Palabra maravillosa que es viva y eficaz.
Por otra parte, el texto de la Carta a los Hebreos en el día de hoy es capaz de cambiarnos el  cielo. Antes, cielo significaba sólo perfección, y como sentíamos que no podíamos alcanzar esa perfección, el cielo era inalcanzable, y el Dios del cielo nos infundía tal temor que de seguro hubiéramos tenido que repetir con los israelitas en el desierto: "que no hable Dios con nosotros, no sea que muramos" (Éx 20,19).

Mas ahora resulta que nuestro Sumo Sacerdote, Jesucristo, es eminente y ha atravesado los cielos, pero a la vez es compasivo porque ha sido probado en todo como nosotros. Él, que nos abrió camino hacia el cielo, por humildad y a impulsos de amor vino a nosotros; con piedad y a fuerza del mismo amor quiere llevarnos hacia él.

SALMO RESPONSORIAL: 18

R. Tus palabras, Señor, son espíritu y vida.

La ley del Señor es perfecta
 y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye al ignorante. R.

Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos. R.

La voluntad del Señor es pura
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos. R.

Que te agraden las palabras de mi boca,
y llegue a tu presencia el meditar de mi corazón,
Señor, roca mía, redentor mío. R.


EVANGELIO DEL DÍA

MARCOS 2,13-17


“EL SE LEVANTÓ Y LE SIGUIÓ”

Después fue Jesús otra vez a la orilla del lago; la gente se acercaba a él, y él les enseñaba. Al pasar vio a Leví, hijo de Alfeo, sentado en el lugar donde cobraba los impuestos para Roma. Jesús le dijo:
--Sígueme.

Leví se levantó y lo siguió.

Sucedió que Jesús estaba comiendo en casa de Leví, y muchos de los que cobraban impuestos para Roma, y otra gente de mala fama, estaban también sentados a la mesa, junto con Jesús y sus discípulos, pues eran muchos los que lo seguían. Algunos maestros de la ley, que eran fariseos, al ver que Jesús comía con todos aquellos, preguntaron a los discípulos:

--¿Cómo es que su maestro come con cobradores de impuestos y pecadores?

Jesús lo oyó, y les dijo:

--Los que están sanos no necesitan médico, sino los enfermos. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.

REFLEXIÓN:

Uno de los rasgos más característicos de Jesús, con el que anticipa el reinado de Dios, es su hábito de comer con los pobres y pecadores; con este gesto Jesús manifiesta que los destinatarios predilectos de su misión salvífica y liberadora son los pobres, los marginados, los “mal vistos” de la sociedad. Entre este grupo encontramos a Leví, funcionario público contratado por el Imperio Romano para cobrar impuestos a sus mismos paisanos; este trabajo lo convierte en una persona marginada, tanto social como religiosamente, y por lo tanto en pecador e impuro. Jesús lo llama, e, invitado a su mesa, lo hace partícipe de su misión, pues para eso ha venido. Con el llamado que hace Jesús a este recaudador de impuestos se rompen las barreras de la ley y se abre un horizonte universal de salvación, expresado en la figura del banquete, en el que todos estamos invitados a compartir; sin embargo, para ser verdadero partícipe de esta comida se necesita una actitud abierta al cambio de vida, dejar atrás nuestros deseos de poder y de autosuficiencia, el creernos “justos”, y seguir libremente el camino de la conversión, asumiendo los valores del reino como una manera nueva de existir.

ORACIÓN

Gracias Señor por el llamado que me has hecho para participar en tu misión, como lo hiciste con Mateo. Guárdame de no tener una actitud como la de los fariseos que se escandalizan y critican cuando tú llamas a tu servicio a los débiles, enfermos y marginados. Amén.


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