“José,
hombre justo y soñador”
PRIMERA LECTURA
El Señor Dios le dará el trono de David, su padre.
Del Segundo libro de Samuel 7, 4-5a.12-14a.16
En aquellos días, el Señor
le habló al profeta Natán y le dijo: “Ve y dile a mi siervo David que el Señor
le manda decir esto: ‘Cuando tus días se hayan cumplido y descanses para
siempre con tus padres, engrandeceré a tu hijo, sangre de tu sangre, y consolidaré
su reino.
Él me construirá una casa y
yo consolidaré su trono para siempre. Yo seré para él un padre y él será para
mí un hijo. Tu casa y tu reino permanecerán para siempre ante mí, y tu trono
será estable eternamente’”.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 88
R/. “Su descendencia perdurará eternamente”.
• Proclamaré sin cesar la
misericordia del Señor / y daré a conocer que su fidelidad es eterna, / pues el
Señor ha dicho: “Mi amor es para siempre / y mi lealtad, más firme que los
cielos. R/.
• Un juramento hice a David, mi servidor, / una alianza pacté con mi elegido: / ‘Consolidaré tu dinastía para siempre / y afianzaré tu trono eternamente’. R/.
• Él me podrá decir: ‘Tú eres mi padre, / el Dios que me protege y que me salva’. / Yo jamás le retiraré mi amor / ni violaré el juramento que le hice”. R/.
EVANGELIO DEL
DIA
José hizo lo que le había mandado el ángel del Señor.
Del Evangelio según san Mateo 1, 16.18-21.24a
Jacob engendró a José, el
esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.
Cristo vino al mundo de la
siguiente manera: estando María, su madre, desposada con José y antes de que
vivieran juntos, sucedió que ella, por obra del Espíritu Santo, estaba
esperando un hijo. José, su esposo, que era hombre justo, no queriendo ponerla en
evidencia, pensó dejarla en secreto. Mientras pensaba en estas cosas, un ángel
del Señor le dijo en sueños: “José, hijo de David, no dudes en recibir en tu
casa a María, tu esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo.
Dará a luz un hijo y tú le pondrás el nombre de Jesús, porque Él salvará a su
pueblo de sus pecados”. Cuando José despertó de aquel sueño, hizo lo que le
había mandado el ángel del Señor.
Palabra del Señor.
Reflexión
Hombre justo y de fe
El
conjunto de las lecturas colocan a José, esposo de María, como un hombre ligado
a la mejor tradición judía: descendiente de David, al que Dios prometió una
descendencia eterna, y de Abrahán, que creyó contra toda esperanza. Así se da
relevancia al origen de Jesús, anunciado en las profecías. El “padre” de Jesús
sólo podía ser de la dinastía de David y descendiente de Abrahán.
Al mejor estilo profético,
Dios habla a José en sueños. Y lo hace para traer paz a su corazón confundido
por los acontecimientos que no comprende. Le invita a seguir adelante con su
proyecto junto a María y le asegura que ese Niño, obra del Espíritu Santo, será
la salvación para todos los pueblos. Este evangelio completa el papel de María
en la historia de la salvación. Ella ya había dado su “sí”, que permitió la
encarnación. Faltaba el “sí” de José, que permitirá que la obra de la salvación
se despliegue tal y como el Señor lo ha previsto. La obra de Dios, su
salvación, no descarta a nadie; al contrario, llama a todo aquel que, con
generosidad y disponibilidad, esté dispuesto a decir “sí” y permitir que Dios
viva, que Él actúe. Y para decir sí no hay que ser “superhombres”, sino “ver”,
“escuchar”, “percibir” qué me está pidiendo el Señor, acogerlo, y dejar que
actúe a través de mí. Eso fue lo que hicieron María y José. Un sí sencillo, del
que nadie se va a percatar, como la historia de José, pero que aporte con el
plan de Dios.
En
los momentos difíciles e incomprensibles, ¿he sabido confiar en el Señor?
Oración: Danos, Señor, la gracia de ser capaces, como José, de captar tus sueños para nuestro mundo, para nuestra Iglesia, y poner por obra tus deseos. Amén.
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