Sábado
9 de Febrero del 2019
“Y
se puso a enseñarles con calma”
Primera lectura
Lectura de la carta Hebreos 13,15-17.20-21:
Por medio de Jesús,
ofrezcamos continuamente a Dios un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto
de unos labios que profesan su nombre. No os olvidéis de hacer el bien y de
ayudaros mutuamente; ésos son los sacrificios que agradan a Dios. Obedeced con
docilidad a vuestros dirigentes, pues ellos se desvelan por vuestro bien,
sabiéndose responsables; así lo harán con alegría y sin lamentarse, con lo que
salís ganando. Que el Dios de la paz, que hizo subir de entre los muertos al
gran Pastor de las ovejas, nuestro Señor Jesús, en virtud de la sangre de la
alianza eterna, os ponga a punto en todo bien, para que cumpláis su voluntad. Él
realizará en nosotros lo que es de su agrado, por medio de Jesucristo; a él la
gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Palabra de Dios
Salmo Responsorial
Sal 22
R/. “El Señor es mi pastor, nada me falta”
El Señor es mi
pastor, nada me falta:
en verdes praderas
me hace recostar;
me conduce hacia
fuentes tranquilas
y repara mis
fuerzas. R/.
Me guía por el
sendero justo,
por el honor de su
nombre.
Aunque camine por
cañadas oscuras,
nada temo, porque
tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado
me sosiegan. R/.
Preparas una mesa
ante mí,
enfrente de mis
enemigos;
me unges la cabeza
con perfume,
y mi copa rebosa.
R/.
Tu bondad y tu
misericordia me acompañan
todos los días de
mi vida,
y habitaré en la
casa del Señor
por anos sin
término. R/.
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Marcos
6,30-34
En aquel tiempo,
los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que habían
hecho y enseñado.
Él les dijo: «Venid
vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco.»
Porque eran tantos
los que iban y venían que no encontraban tiempo ni para comer. Se fueron en
barca a un sitio tranquilo y apartado. Muchos los vieron marcharse y los
reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel
sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una multitud y le dio
lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles
con calma.
Palabra del Señor
Reflexión del Evangelio de hoy
Él realizará en nosotros lo que es de su
agrado
¿Qué pide el autor
de la carta a sus destinatarios? Que siempre por mediación de Jesús, apoyándose
en Jesús, ofrezcan a Dios un sacrificio agradable de alabanza, es decir, que lo
que dicen con sus labios de laudatorio sea expresión de lo que hay en su
corazón, un amor intenso a Dios y el reconocimiento de que él es Dios.
Les pide también,
en la línea de toda la predicación de Jesús, que el amor y la alabanza a Dios
se traduzca en amar a los hermanos. “No os olvidéis de hacer el bien y de
ayudaros mutuamente”.
Les pide
también “obedeced con docilidad a
vuestros jefes”, los encargados de recordarles la vida, muerte y resurrección
de Jesús y toda su predicación. Obedeciéndoles vivirán la buena noticia de
Jesús.
Hace igualmente una
buena petición al “Dios de la paz, al Dios que ensalzó de entre los muertos a
Jesús, el gran pastor de las ovejas”. Le pide que les prepare, que “les ponga a
punto” para que cumplan su voluntad. Una voluntad, la de Dios, beneficiosa para
el hombre, que siempre busca el bien para el hombre. El mejor camino para
encontrar el gozo de vivir.
Esta es una tarea
en la que no estamos solos, con nuestras propias fuerzas. Jesucristo nos
ayudará en todo momento. “Él realizará en nosotros lo que es de su agrado”.
Y se
puso a enseñarles con calma
Después de sus
correrías apostólicas, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús. Venían
contentos y cansados de su tarea. Por eso, Jesús les dijo: “Venid vosotros
solos a un sitio a descansar un poco”. Quería, por un cierto espacio de tiempo,
alejarse de los que le seguían, para recuperar fuerzas. Pero “muchos los vieron
marcharse” y adivinaron el lugar a donde se dirigía a descansar y allí que se
fueron. Jesús viendo esta multitud de
sus “buscadores”, deseosos de estar con él y de oír su palabra… dejó el
descanso y les atendió. No podía descansar y no hacer caso a los que le seguían
y buscaban. Y sin prisas, y sin “despacharles” en cinco minutos, “se puso a
enseñarles con calma”, porque veía que estaban desorientados, “como ovejas sin
pastor”. Les ofreció su palabra, sus enseñanzas, el camino para que encontrasen
vida y vida en abundancia y luz
suficiente para caminar con sentido y sin tinieblas.
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