domingo, 17 de febrero de 2019

Lunes 18 de Febrero-Evangelio del Día


Lunes 18 de Febrero del 2019

“Os aseguro que no se le dará un signo a esta generación”




Primera lectura

Lectura del libro del Génesis 4,1-15.25:

El hombre se llegó a Eva; ella concibió, dio a luz a Caín, y dijo: "He adquirido un hombre con la ayuda del Señor". Después dio a luz a Abel, el hermano. Abel era pastor de ovejas, mientras que Caín trabajaba en el campo. Pasado un tiempo, Caín ofreció al Señor dones de los frutos del campo, y Abel ofreció las primicias y la grasa de sus ovejas. El Señor se fijó en Abel y en su ofrenda, y no se fijó en Caín ni en su ofrenda, por lo cual Caín se enfureció y andaba abatido.
El Señor dijo a Caín: "¿Por qué te enfureces y andas abatido? Cierto, si obraras bien, estarías animado; pero, si no obras bien, el pecado acecha a la puerta; y, aunque viene por ti, tú puedes dominarlo". Caín dijo a su hermano Abel: "Vamos al campo".
Y, cuando estaban en el campo, Caín atacó a su hermano Abel y lo mató.
El Señor dijo a Caín: "¿Dónde está Abel, tu hermano?". Respondió Caín: "No sé; ¿soy yo el guardián de mi hermano?".
El Señor le replicó: "¿Qué has hecho? La sangre de tu hermano me está gritando desde la tierra. Por eso te maldice esa tierra que ha abierto sus fauces para recibir de tus manos la sangre de tu hermano. Aunque trabajes la tierra, no volverá a darte su fecundidad. Andarás errante y perdido por el mundo".
Caín contestó al Señor: "Mi culpa es demasiado grande para soportarla. Hoy me destierras de aquí; tendré que ocultarme de ti, andando errante y perdido por el mundo; el que tropiece conmigo me matará".
El Señor le dijo: "El que mate a Caín lo pagará siete veces".
Y el Señor puso una señal a Caín para que, si alguien tropezase con él, no lo matara.
Adán se llegó otra vez a su mujer, que concibió, dio a luz un hijo y lo llamó Set, pues dijo: "El Señor me ha dado un descendiente a cambio de Abel, asesinado por Caín".

Palabra de Dios

Salmo Responsorial

Sal 49 R/. “Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza”

El Dios de los dioses, el Señor, habla:
convoca la tierra de oriente a occidente.
«No te reprocho tus sacrificios,
pues siempre están tus holocaustos ante mí.» R/.

«¿Por qué recitas mis preceptos,
tú que detestas mi enseñanza
y te echas a la espalda mis mandatos?» R/.

«Te sientas a hablar contra tu hermano,
deshonras al hijo de tu madre;
esto haces, ¿y me voy a callar?
¿Crees que soy como tú?
Te acusaré, te lo echaré en cara.» R/.


Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Marcos 8, 11-13

En aquel tiempo se presentaron los fariseos y se pusieron a discutir con Jesús; para ponerlo a prueba, le pidieron un signo del cielo. Jesús dio un profundo suspiro y dijo: -¿Por qué esta generación reclama un signo?. Os aseguro que no se le dará un signo a esta generación. Los dejó, se embarcó de nuevo y fue a la otra orilla.

Palabra del Señor


Reflexión del Evangelio de hoy

La sangre de tu hermano me está gritando desde la tierra

En la raíz del pecado se encuentra siempre el egoísmo. Este pasaje busca enseñarnos y recordarnos lo que ya Dios les había dicho a Adán y Eva y que luego san Pablo repetirá: "El salario del pecado es la muerte".

Y es que en lo más profundo de nuestro ser se anida este sentimiento que, si no somos capaces de "dominarlo" con la ayuda de la gracia, nos lleva a cometer las acciones más nefastas. El egoísmo, dejado actuar a su arbitrio, nos ciega y desborda todas nuestras pasiones: el odio, la envidia, la lujuria. Desafortunadamente, la falta de gracia en muchos de nuestros cristianos, hace que se continúe en la búsqueda del poder, del placer y del tener, siendo que para conseguirlos, al igual que Caín, siempre deberán pisotear, herir y humillar a sus hermanos.

El pecado hace que se pierda la identidad de "familia" de Dios. Cuando el egoísmo se apodera del hombre, no existe nadie más que uno mismo. Luchemos contra este terrible enemigo que vive en nuestro corazón, siendo generosos y viviendo en gracia.

Os aseguro que no se le dará un signo a esta generación

Una de las ideas del fariseísmo era que esperaban un Mesías "triunfalista", en donde los milagros no fueran el signo de la liberación del hombre del pecado, del dolor y de la angustia, sino el signo del poder de Dios sobre sus enemigos.

Por ello, San Marcos tiene siempre presente en su evangelio ofrecernos la correcta imagen de Jesús. Los fariseos quieren una señal prodigiosa. El problema es que ya se les ha dado, pero no la han reconocido. Esta actitud se mantiene aún en muchos cristianos, que continúan buscando un "súper Mesías" que sea capaz de cumplir todos sus caprichos. Un Mesías que les resuelva la vida a base de milagros y hechos prodigiosos. Son hermanos que siempre andan a la caza de milagros, de apariciones, de todo lo que suena a "extraordinario".

Debemos recordar que nuestro Mesías, Jesús, el Hijo de Dios, se manifiesta de manera discreta en medio de nuestra vida y que ha escogido precisamente lo débil para confundir a los poderosos. ¿Seremos todavía de los que piden a Jesús una señal para creer o para amarlo?

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