domingo, 10 de febrero de 2019

Lunes 11 Febrero- Evangelio del Día


Lunes 11 de Febrero del 2019

“Y los que lo tocaban se ponían sanos”



Primera lectura

Comienzo del libro del Génesis 1,1-19:

Al principio creó Dios el cielo y la tierra. La tierra era un caos informe; sobre la faz del abismo, la tiniebla. Y el aliento de Dios se cernía sobre la faz de las aguas.

Y dijo Dios: «Que exista la luz.»

Y la luz existió. Y vio Dios que la luz era buena. Y separó Dios la luz de la tiniebla; llamó Dios a la luz «Día»; a la tiniebla, «Noche». Pasó una tarde, pasó una mañana: el día primero.

Y dijo Dios: «Que exista una bóveda entre las aguas, que separe aguas de aguas.»

E hizo Dios una bóveda y separó las aguas de debajo de la bóveda de las aguas de encima de la bóveda. Y así fue. Y llamó Dios a la bóveda «Cielo». Pasó una tarde, pasó una mañana: el día segundo.

Y dijo Dios: «Que se junten las aguas de debajo del cielo en un solo sitio, y que aparezcan los continentes.»

Y así fue. Y llamó Dios a los continentes «Tierra», y a la masa de las aguas la llamó «Mar». Y vio Dios que era bueno.

Y dijo Dios: «Verdee la tierra hierba verde que engendre semilla, y árboles frutales que den fruto según su especie y que lleven semilla sobre la tierra.»

Y así fue. La tierra brotó hierba verde que engendraba semilla según su especie, y árboles que daban fruto y llevaban semilla según su especie. Y vio Dios que era bueno. Pasó una tarde, pasó una mañana: el día tercero.

Y dijo Dios: «Que existan lumbreras en la bóveda del cielo, para separar el día de la noche para señalar las fiestas, los días y los años; y sirvan de lumbreras en la bóveda del cielo, para dar luz sobre la tierra.»

Y así fue. E hizo Dios dos lumbreras grandes: la lumbrera mayor para regir el día, la lumbrera menor para regir la noche, y las estrellas. Y las puso Dios en la bóveda del cielo, para dar luz sobre la tierra; para regir el día y la noche, para separar la luz de la tiniebla. Y vio Dios que era bueno. Pasó una tarde, pasó una mañana: el día cuarto.

Palabra de Dios

Salmo Responsorial

Sal 103,1-2a.5-6.10.12.24.35c

R/. “Goce el Señor con sus obras”

Bendice, alma mía, al Señor,
¡Dios mío, qué grande eres!
Te vistes de belleza y majestad,
la luz te envuelve como un manto. R/.

Asentaste la tierra sobre sus cimientos,
y no vacilará jamás;
la cubriste con el manto del océano,
y las aguas se posaron sobre las montañas. R/.

De los manantiales sacas los ríos,
para que fluyan entre los montes;
junto a ellos habitan las aves del cielo,
y entre las frondas se oye su canto. R/.

Cuántas son tus obras, Señor,
y todas las hiciste con sabiduría;
la tierra está llena de tus criaturas.
¡Bendice, alma mía, al Señor! R/.

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Marcos 6,53-56

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos, terminada la travesía, tocaron tierra en Genesaret y atracaron. Apenas desembarcados, algunos lo reconocieron y se pusieron a recorrer toda la comarca; cuando se enteraba la gente dónde estaba Jesús, le llevaban los enfermos en camillas. En la aldea o pueblo o caserío donde llegaba, colocaban a los enfermos en la plaza y le rogaban que les dejase tocar al menos el borde de su manto; y los que lo tocaban se ponían sanos.

Palabra del Señor

Reflexiones del Día

Meditación de la Primera Lectura

Uno de los grandes problemas que ha tenido que afrontar la Iglesia es la relación que hay entre fe y ciencia o fe y razón. Antiguamente se pensaba que la Sagrada Escritura contenía incluso la verdad sobre la ciencia, creencia que se mantuvo hasta hace unos pocos siglos.

Basados en la Escritura, aún los hombres de ciencia pensaban que la Tierra era el centro del universo y que el sol y la luna gravitaban alrededor de ella. Hoy sabemos que no es así y es por ello que hoy la Iglesia reconoce que la ciencia lleva su propio camino, lo mismo que la ciencia bíblica y en general la fe. Y es que la Biblia nos habla de un proyecto de creación y salvación de Dios, para lo cual ha usado las figuras y elementos que han tenido a la mano los escritores cuando han escrito sobre este proyecto de Dios.

Este pasaje en concreto no busca darnos datos precisos de cómo se realizó la creación del universo, sino simplemente hacernos conscientes de que todo es obra de Dios, que él, por los medios y tiempos que le parecieron mejores, creó y dio forma a todo cuanto existe. Es la invitación a creer en el Dios omnipotente y excelso a cuya voz todo tomó forma y figura. Fe y razón, fe y ciencia, no se oponen, ambas provienen de la sabiduría y el amor infinito de Dios.

Reflexión del Evangelio

Con este breve pasaje termina san Marcos este polémico capítulo de la actividad apostólica de Jesús. Es importante notar en él, que Jesús cura a TODOS los que se acercan a él. Y lo hace no como una recompensa por haber escuchado el Evangelio o como pago a alguna buena acción. Con ello nos muestra la gratuidad de Dios, su amor infinito por todos, del Dios misericordioso que hace nacer el sol sobre buenos y malos.

Los milagros de Dios no son propiedad exclusiva que se ha de realizar en los cristianos, ni siquiera en los buenos. Son, ante todo, un signo del amor incontenible de Dios que busca que su criatura lo reconozca como la fuente del amor y de la misericordia. En Jesús son el signo de su ser enviado de Dios que ha venido a liberar a los oprimidos y dar alegría a toda la humanidad, incluso de manera inmediata.

Acerquémonos con confianza al Dios de la misericordia. Nadie que se acercó a él regresó con las manos vacías: ni paganos, ni judíos, ni justos ni pecadores, ni buenos, ni malos. El amor de Dios es para todos porque quiere que todos sean para el amor.

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