sábado, 4 de agosto de 2018

Evangelio del Día


Domingo 5 de agosto del 2018

Lecturas del día:

Primera lectura

Éxodo 16:2-4, 12-15
2 Toda la comunidad de los israelitas empezó a murmurar contra Moisés y Aarón en el desierto.
3 Los israelitas les decían: «¡Ojalá hubiéramos muerto a manos de Dios en la tierra de Egipto cuando nos sentábamos junto a las ollas de carne, cuando comíamos pan hasta hartarnos! Vosotros nos habéis traído a este desierto para matar de hambre a toda esta asamblea.»
4 Dios dijo a Moisés: «Mira, yo haré llover sobre vosotros pan del cielo; el pueblo saldrá a recoger cada día la porción diaria; así le pondré a prueba para ver si anda o no según mi ley.
12 «He oído las murmuraciones de los israelitas. Diles: Al atardecer comeréis carne y por la mañana os hartaréis de pan; y así sabréis que yo soy Yahveh, vuestro Dios.»
13 Aquella misma tarde vinieron las codornices y cubrieron el campamento; y por la mañana había una capa de rocío en torno al campamento.
14 Y al evaporarse la capa de rocío apareció sobre el suelo del desierto una cosa menuda, como granos, parecida a la escarcha de la tierra.
15 Cuando los israelitas la vieron, se decían unos a otros: «¿Qué es esto?» Pues no sabían lo que era. Moisés les dijo: «Este es el pan que Dios os da por alimento.

Palabra de Dios

Salmo responsorial

Salmo 78:3-4, 23-25, 54

3 Lo que hemos oído y que sabemos, lo que nuestros padres nos contaron,
4 no se lo callaremos a sus hijos, a la futura generación lo contaremos: Las alabanzas de Yahveh y su poder, las maravillas que hizo;
23 Y a las nubes mandó desde lo alto, abrió las compuertas de los cielos;
24 hizo llover sobre ellos maná para comer, les dio el trigo de los cielos;
25 pan de Fuertes comió el hombre, les mandó provisión hasta la hartura.
54 los llevó a su término santo, a este monte que su diestra conquistó;


Segunda lectura

Efesios 4:17, 20-24

17 Os digo, pues, esto y os conjuro en el Señor, que no viváis ya como viven los gentiles, según la vaciedad de su mente,
20 Pero no es éste el Cristo que vosotros habéis aprendido,
21 si es que habéis oído hablar de él y en él habéis sido enseñados conforme a la verdad de Jesús
22 a despojaros, en cuanto a vuestra vida anterior, del hombre viejo que se corrompe siguiendo la seducción de las concupiscencias,
23 a renovar el espíritu de vuestra mente,
24 y a revestiros del Hombre Nuevo, creado según Dios, en la justicia y santidad de la verdad.

Palabra de Dios

Evangelio del Día

Juan 6:24-35

24 Cuando la gente vio que Jesús no estaba allí, ni tampoco sus discípulos, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaúm, en busca de Jesús.
25 Al encontrarle a la orilla del mar, le dijeron: «Rabbí, ¿cuándo has llegado aquí?»
26 Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: vosotros me buscáis, no porque habéis visto señales, sino porque habéis comido de los panes y os habéis saciado.
27 Obrad, no por el alimento perecedero, sino por el alimento que permanece para vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre, porque a éste es a quien el Padre, Dios, ha marcado con su sello.»
28 Ellos le dijeron: «¿Qué hemos de hacer para obrar las obras de Dios?»
29 Jesús les respondió: «La obra de Dios es que creáis en quien él ha enviado.»
30 Ellos entonces le dijeron: «¿Qué señal haces para que viéndola creamos en ti? ¿Qué obra realizas?
31 Nuestros padres comieron el maná en el desierto, según está escrito: Pan del cielo les dio a comer.»
32 Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: No fue Moisés quien os dio el pan del cielo; es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo;
33 porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da la vida al mundo.»
34 Entonces le dijeron: «Señor, danos siempre de ese pan.»
35 Les dijo Jesús: «Yo soy el pan de la vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que crea en mí, no tendrá nunca sed.

Palabra del Señor

Reflexión

Algo más que un pedazo de pan

 Cerrando los oídos a las críticas, incluso perdonando su testarudez, porque no mira más que por su bienestar, el Señor se manifiesta proveyendo de alimento al pueblo. El maná, anuncia Moisés, “es el pan que el Señor les da por alimento”. El “pan del cielo” es signo de los bienes materiales y espirituales que Dios da al pueblo elegido para que tenga prosperidad y vida en abundancia. Pero, para poder entenderlo como tal es necesario, como dice san Pablo, dejar que el Espíritu renueve la mente, esto es, purifique del sentido meramente materialista en que nos movemos, y nos revista del nuevo yo, es decir, nos haga hombres espirituales abiertos a la trascendencia.

Y, precisamente, pasar de una visión puramente material a una existencia espiritual es a lo que nos llama Jesús después de la multiplicación de los panes, cuando dice: “Les aseguro que no me andan buscando por haber visto señales milagrosas, sino por haber comido (…) hasta saciarse”. La búsqueda de Jesús, incluso la nuestra, está mediada, la mayoría de las veces, por el interés y el provecho personal, pero sin dejar lugar a que actúen la fe y la confianza; por eso exhorta a que “no trabajemos por ese alimento que se acaba, sino por el alimento que dura para la vida eterna”. Así Jesús deja entender claramente que la construcción del Reino no se logra con satisfacer el hambre material, sino llevando una vida “en la justicia y en la santidad de la verdad”.

 ¿Estoy dispuesto a superar esa mentalidad materialista que me impide disfrutar de las maravillas de Dios?

Oración: Señor, ¡dame siempre de tu pan! De ese pan eucarístico que diviniza mi humanidad. De ese pan de tu Palabra que me muestra el camino de la salvación. Amén.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario