sábado, 18 de agosto de 2018

Domingo 19 Agosto: Evangelio del Dia


Domingo 19 de Agosto de 2018


“COMUNIÓN CON LA VIDA DE CRISTO”


PRIMERA LECTURA

PROVERBIOS 9,1-6


“Comed de mi pan y bebed el vino que he mezclado”


La sabiduría se ha construido su casa plantando siete columnas, ha preparado el banquete, mezclado el vino y puesto la mesa; ha despachado a sus criados para que lo anuncien en los puntos que dominan la ciudad: "Los inexpertos que vengan aquí, quiero hablar a los faltos de juicio: "Venid a comer de mi pan y a beber el vino que he mezclado; dejad la inexperiencia y viviréis, seguid el camino de la prudencia."

Palabra de Dios.


SALMO RESPONSORIAL: 33

R. /" Gustad y ved qué bueno es el Señor"


Bendigo al Señor en todo momento,

su alabanza está siempre en mi boca;

mi alma se gloría en el Señor:

 que los humildes lo escuchen y se alegren. R.


Todos sus santos, temed al Señor,

porque nada les falta a los que le temen;

los ricos empobrecen y pasan hambre,

los que buscan al Señor no carecen de nada. R.


Venid, hijos, escuchadme:

os instruiré en el temor del Señor;

¿hay alguien que ame la vida

y desee días de prosperidad? R.


Guarda tu lengua del mal,

tus labios de la falsedad;

apártate del mal, obra el bien,

busca la paz y corre tras ella. R.


SEGUNDA LECTURA

EFESIOS 5,15-20


“Daos cuenta de lo que el Señor quiere”


Hermanos: Fijaos bien cómo andáis; no seáis insensatos, sino sensatos, aprovechando la ocasión, porque vienen días malos. Por eso, no estéis aturdidos, daos cuenta de lo que el Señor quiere. No os emborrachéis con vino, que lleva al libertinaje, sino dejaos llenar del Espíritu. Recitad, alternando, salmos, himnos y cánticos inspirados; cantad y tocad con toda el alma para el Señor. Dad siempre gracias a Dios Padre por todo, en nombre de nuestro Señor Jesucristo. 

Palabra del Señor.


EVANGELIO DEL DIA

JUAN 6,51-58


“Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida”


En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: "Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo." Disputaban los judíos entre sí: "¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?" Entonces Jesús les dijo: "Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Éste es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que como este pan vivirá para siempre."

 Palabra del Señor-


REFLEXIÓN

Comunión con la vida de Cristo

 En la frase: “Vengan a comer de mi pan y a beber del vino que he preparado. Dejen su ignorancia y vivirán; avancen por el camino de la prudencia”, se concentra el tema principal de la liturgia de hoy que tiene que ver con fiesta, celebración, acción de gracias, entrega y sacrificio, presente en la vida de Jesús, el “pan de vida”. La invitación de Jesús a “comer” la carne del Hijo del hombre y “beber” su sangre, para obtener “vida eterna”, apunta a poseer su vida, su palabra, sus opciones, sus sentimientos filiales. Es una comunión con su vida, esa vida que fue entregada en la cruz por la salvación del mundo, y que en la Eucaristía vuelve a entregarse como Resucitado.

Es donación total: si el Hijo del hombre vive por el Padre que le entrega su vida, nosotros vivimos por Jesús que nos entrega lo que ha recibido. Es un misterio de fe, que se hace vida en la Eucaristía. De ahí que la Eucaristía sea el sacramento que nos va resucitando día a día, para que la muerte no sea nuestro destino, sino que nuestra meta es tener la vida que Jesús posee como Señor de la muerte. Ahí reside la sabiduría del misterio de la Eucaristía en la comunidad: ser una donación sin medida. En Juan, el discurso del pan de vida está en sintonía con el mismo misterio de la Encarnación: el Dios que se hace hombre para devolverle su dignidad divina y restituirle la vida eterna perdida por el pecado.

“Quien se nutre del Pan de Cristo ya no puede quedar indiferente ante los que no tienen el pan cotidiano” (Papa Francisco).

Oración: Señor Jesús, no permitas que pierda nunca las oportunidades de recibirte en la Eucaristía. ¡Dame siempre de ese Pan! Amén.

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