sábado, 25 de agosto de 2018

Evangelio del Día



Sábado 25 de Agosto de 2018

“UNO SÓLO ES SU PADRE”

PRIMERA LECTURA

EZEQUIEL 43, 1-7A

“La gloria del Señor entró en el templo”

En aquellos días, el ángel me condujo a la puerta oriental: vi la gloria del Dios de Israel que venía de oriente, con estruendo de aguas caudalosas: la tierra reflejó su gloria. La visión que tuve era como la visión que había contemplado cuando vino a destruir la ciudad, como la visión que había contemplado a orillas del río Quebar. Y caí rostro en tierra. La gloria del Señor entró en el templo por la puerta oriental. Entonces me arrebató el espíritu y me llevó al atrio interior. La gloria del Señor llenaba el templo. Entonces oí a uno que me hablaba desde el templo -el hombre seguía a mi lado-, y me decía: Hijo de Adán, éste es el sitio de mi trono, el sitio de las plantas de mis pies, donde voy a residir para siempre en medio de los hijos de Israel." 

Palabra de Dios


SALMO RESPONSORIAL: 84

R. /La gloria del Señor habitará en nuestra tierra.

Voy a escuchar lo que dice el Señor:
"Dios anuncia la paz / a su pueblo y a sus amigos."
La salvación está ya cerca de sus fieles,
y la gloria habitará en nuestra tierra. R.

La misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra,
y la justicia mira desde el cielo. R.

El Señor nos dará la lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él,
la salvación seguirá sus pasos. R.


 EVANGELIO DEL DIA

MATEO 23, 1-12

“No hacen lo que dicen”

En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a sus discípulos diciendo: "En la cátedra de Moisés se han sentado los letrados y los fariseos: haced y cumplid lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo que dicen. Ellos lían fardos pesados e insoportables y se los cargan a la gente a los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar. Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y ensanchan las franjas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias por la calle y que la gente los llame "maestros". Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar maestro, porque uno solo es vuestro Maestro, y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo. No os dejéis llamar jefes, porque uno solo es vuestro Señor, Cristo. El primero entre vosotros será vuestro servidor. El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.

Palabra del Señor.


REFLEXIÓN

Uno solo es su Padre

Dios vuelve al templo, domicilio para su trono y alfombra de sus pies. Y habla ahora por Él mismo, no por mediación de ángeles ni por apariencias de hombre. A partir de ahora sólo se oirá la portentosa voz del Señor, que habla desde su casa en medio de su pueblo. ¿Qué reclama esta voz para su pueblo, sus hijos? Coherencia, porque la santidad de Dios merece ser reconocida en la transparencia, en la sencilla limpieza con que la criatura debe desempeñarse. Si el fiel se manifiesta así, disfrutará siempre de la tierna cercanía de Dios. Si la gloria del Señor entra en el templo, es para quedarse y ofrecerse de esta manera a su pueblo como horizonte de santidad y protección.

La polémica con los fariseos pretende alertar a los discípulos sobre las deformaciones en las que incurre la práctica religiosa que cree que basta con el cumplimiento externo de los ritos y no en la búsqueda del rostro de Dios. Jesús nos dice que la religión no es para exhibir ritos pomposos, sino para humanizar la vida, impregnar de misericordia y tolerancia las relaciones interpersonales y poner en nuestro mundo más dosis de humanidad. La fe no es el regalo de la bondad de Dios para cultivar la vanidad de nadie, sean dirigentes o fieles, sino para hacer mejor nuestro mundo. Como nos explica el Señor, nuestra grandeza estriba en la capacidad de servicio, de ayuda generosa y desinteresada a los hermanos, no en títulos ni en ornamentos vistosos.

¿Qué acciones emprendo cada día para llevar una vida que sea coherente con lo que profeso?

Oración: Padre mío, te pido que me libres de toda presunción e hipocresía. Tú sólo debes ser el centro de mi vida, y por amor a ti quiero servir a los demás. Amén.

“Que, a ejemplo de Jesús, Dios Padre sea el centro de nuestra vida y por amor a Él sirvamos a los demás”

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