viernes, 17 de agosto de 2018

Sabado 18 Agosto:Evangelio del Día



Sábado 18 de Agosto de 2018

“EL REINO ES DE LOS “PEQUEÑOS”


PRIMERA LECTURA

EZEQUIEL 18, 1-10. 13B. 30-32

“Os juzgaré a cada uno según su proceder”

Me vino esta palabra del Señor: "¿Por qué andáis repitiendo este refrán en la tierra de Israel: "Los padres comieron agraces, y los hijos tuvieron dentera"? Por mi vida os juro -oráculo del Señor- que nadie volverá a repetir ese refrán en Israel. Sabedlo: todas las vidas son mías; lo mismo que la vida del padre, es mía la vida del hijo; el que peca es el que morirá. El hombre que es justo, que observa el derecho y la justicia, que no come en los montes, levantando los ojos a los ídolos de Israel, que no profana a la mujer de su prójimo, ni se llega a la mujer en su regla, que no explota, sino que devuelve la prenda empeñada, que no roba, sino que da su pan al hambriento y viste al desnudo, que no presta con usura ni acumula intereses, que aparta la mano de la iniquidad y juzga imparcialmente los delitos, que camina según mis preceptos y guarda mis mandamientos, cumpliéndolos fielmente: ese hombre es justo, y ciertamente vivirá -oráculo del Señor-. Si éste engendra un hijo criminal y homicida, que quebranta alguna de estas prohibiciones, ciertamente no vivirá; por haber cometido todas esas abominaciones, morirá ciertamente y será responsable de sus crímenes. Pues bien, casa de Israel, os juzgaré a cada uno según su proceder -oráculo del Señor-. Arrepentíos y convertíos de vuestros delitos, y no caeréis en pecado. Quitaos de encima los delitos que habéis perpetrado y estrenad un corazón nuevo y un espíritu nuevo; y así no moriréis, casa de Israel. Pues no quiero la muerte de nadie -oráculo del Seño. ¡Arrepentíos y viviréis!"  

Palabra de Dios.


SALMO RESPONSORIAL: 50

R. / “Oh Dios, crea en mí un corazón puro”

Oh Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu. R.

Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti. R.

Los sacrificios no te satisfacen:
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado;
un corazón quebrantado y humillado,
tú no lo desprecias. R.


LECTURA DEL EVANGELIO
MATEO 19, 13-15

“No impidáis a los niños acercarse a mí; de los que son como ellos es el Reino de los cielos”

En aquel tiempo le presentaron unos niños a Jesús para que les impusiera las manos y rezara por ellos, pero los discípulos les regañaban. Jesús dijo: "Dejadlos, no impidáis a los niños acercarse a mí; de los que son como ellos es el Reino de los cielos". Les impuso las manos y se marchó de allí.

Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

El Reino es de los “pequeños”

 En la sociedad, en los lugares de trabajo, de estudio, en la familia hay personas que siempre andan buscando excusas para sus errores y culpar a otros. Se refugian en la culpa que puedan tener los demás o en el mal ejemplo de los líderes sociales (políticos, deportistas, religiosos…), y así disminuir su responsabilidad personal. Pero Dios nos recuerda que cada uno es responsable de lo que hace. Si todos fallan, y tú no, quedarás a salvo; pero si los demás son buenos, y tú has decidido hacer el mal, no te servirá de nada la bondad de tu comunidad o tu familia: tendrás que responder de tus actos. “El hombre que peque, ése morirá”, dice el Señor.

Los niños, los considerados “pequeños” se convierten en paradigma para todo aquel que quiere ser discípulo de Cristo. Porque sólo quien tiene una confianza absoluta en Dios comprende y vive aquello de ser hijo suyo, merecedor de sus atenciones y cuidados. Porque sólo quien pone en Él la certeza de su vida entrará en el Reino de los Cielos. De ahí la invitación de Jesús, con el episodio de la bendición de los niños, de hacernos como ellos para acoger el Reino de Dios, es decir, vivir la humildad y la sencillez que los caracteriza, disponiéndonos de tal manera en las manos de la Providencia, como los “pequeños” lo hacen en las manos de sus padres.

“La alegría de Jesús es grande cuando percibe que los niños, los pequeños, entienden las cosas del Reino que Él anunciaba a la gente” (San Juan de la Cruz).

Oración: Señor, danos un corazón inocente y puro, como el de los niños, para acoger tu mensaje con sencillez de vida y total confianza en ti. Amén.

“Pidamos al Señor un corazón inocente y puro, como el de los niños, para acoger su mensaje con sencillez de vida y total confianza en Él”





No hay comentarios.:

Publicar un comentario