sábado, 1 de julio de 2017


Reflexión

Un texto muy breve, que la mayoría de las veces nos pasa desapercibido, es el versículo quince en el que leemos que, la suegra de Pedro estaba enferma y, una vez curada, “se levantó y se puso a servirles”. Llama la atención sobre este texto que, la mayoría de los casos recibimos gracias especiales de Dios, incluso, muchas veces, hasta grandes milagros y pruebas de su amor y una vez recibidos, los disfrutamos, pero no hacemos nada más. En este caso, la suegra “se levantó a servirles”.

Qué mejor manera de agradecer todas y tantas gracias que recibimos de Jesús que sirviéndole. Hoy en día, tenemos muchas formas de servirle, especialmente en la Iglesia, sin que esto reste el que descubramos en nuestros hermanos, sobre todo en los que viven con nosotros, la persona de Cristo. Hay tanto qué hacer en la Iglesia, en nuestra parroquia, que tus manos son muy importantes. Jesús decía: “La mies es mucha y los obreros pocos”.

Es posible que digas: pero yo no sé predicar, no conozco bien la Biblia, “¿qué puedo hacer?”. Pues en la iglesia no sólo se necesitan evangelizadores, también urgen catequistas, auxiliares de la pastoral social, de la pastoral de enfermos, del cuidado de los niños. Siempre podremos encontrar en qué “darle una mano” al Señor. Si has recibido alguna gracia especial de Jesús, no sólo te contentes en decirle “gracias”. Busca una manera concreta de servirlo y mostrarle así tu agradecimiento y tu amor.

SHALOM !

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