“Considerad
un gozo…toda clase de pruebas”
Primera
lectura
Primera
Lectura: Santiago 1,1-11
Santiago, siervo de Dios y del Señor
Jesucristo, saluda a las doce tribus dispersas. Hermanos míos, teneos por muy
dichosos cuando os veáis asediados por toda clase de pruebas. Sabed que, al
ponerse a prueba vuestra fe, os dará constancia. Y si la constancia llega hasta
el final, seréis perfectos e íntegros, sin falta alguna.
En caso de que alguno de vosotros se vea
falto de sabiduría, que se la pida a Dios. Dios da generosamente y sin echar en
cara, y él se la dará. Pero tiene que pedir con fe, sin titubear lo más mínimo,
porque quien titubea se parece al oleaje del mar sacudido y agitado por el
viento. Un individuo así no se piense que va a recibir nada del Señor; no sabe
lo que quiere y no sigue rumbo fijo.
El hermano de condición humilde esté
orgulloso de su alta dignidad, y el rico, de su pobre condición, pues pasará
como la flor del campo: sale el sol y con su ardor seca la hierba, cae la flor,
y su bello aspecto perece; así se marchitará también el rico en sus empresas.
Palabra
de Dios
Meditación
Si alguno
carece de sabiduría, pídasela a Dios
Santiago exhorta a vivir como un gozo la
experiencia de la prueba, pues la crisis nos obliga a pararnos, a pensar, y nos
conduce al estudio de la realidad y a la reflexión. En ella se depuran las
motivaciones (Gn 22,1.12; Dt 8,2), y quedan a la vista las actitudes o
capacidades de las personas. La crisis es una oportunidad para tomar
conciencia, para abrir los ojos y ver aquello que no podíamos o no queríamos
ver. Es un puente necesario para llegar a los territorios esenciales y más
valiosos de uno mismo. La crisis es una oportunidad para re-crearnos tanto a nivel
humano como de experiencia de fe. Santiago invita a vivir desde esta
perspectiva de crecimiento, la experiencia de la prueba. El creyente cuenta en
este tránsito con la sabiduría, que si no tiene puede pedir a Dios que “se la da a todos generosamente”.
¿Vivo
las pruebas en mi existencia como una oportunidad de “re-crearme” y “re-nacer”?
¿Cuento con la sabiduría que me regala Dios?
Salmo
Salmo
Responsorial: 118 "Cuando me alcance tu compasión, viviré, Señor."
Antes de sufrir, yo andaba extraviado,
pero ahora me ajusto a tu promesa. R.
Tú eres bueno y haces el bien;
instrúyeme en tus leyes. R.
Me estuvo bien el sufrir,
así aprendí tus mandamientos. R.
Más estimo yo los preceptos de tu boca
que miles de monedas de oro y plata. R.
Reconozco, Señor, que tus mandamientos son
justos,
que con razón me hiciste sufrir. R.
Que tu bondad me consuele,
según la promesa hecha a tu siervo. R.
Evangelio
del día
Lectura
del santo evangelio según san Marcos 8,11-13
En aquel tiempo, se presentaron los fariseos
y se pusieron a discutir con Jesús; para ponerlo a prueba, le pidieron un signo
del cielo. Jesús dio un profundo suspiro y dijo: "¿Por qué esta generación
reclama un signo? Os aseguro que no se le dará un signo a esta
generación." Los dejó, se embarcó de nuevo y se fue a la otra orilla.
Palabra
del Señor.
Reflexión
Jesús dio
un profundo suspiro
Jesús en el Evangelio transmite el proyecto
del Reino a través de palabras y de signos. Pero estos nunca los hace para
imponer su mensaje con la imperiosa fuerza del signo o simplemente para exhibir
su poder. Los signos del Reino son signos sanadores y salvadores para el ser
humano. Con ellos, Jesús restaura al hombre y la mujer en su cuerpo o en su
espíritu. Por ello, en este caso, no tiene sentido responder afirmativamente.
El Maestro es consciente de la
intencionalidad de los fariseos y no se deja manipular. A Dios nunca se le
manipula y a Jesús tampoco. Su libertad va más allá de cualquier pretensión de
encorsetarlo en ningún esquema. La actitud de los fariseos nos interroga
también sobre que intencionalidad que hay detrás de nuestras búsquedas y deseos.
¿Qué
tipo de signos le pedimos a Jesús? ¿Intentamos a veces manipular a Dios para
que responda a nuestros intereses?
Shalom!
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