“Si
quieres, puedes limpiarme”
Introducción
El Evangelio de hoy, nos narra sobre la
actitud de Jesús ante la marginación social y religiosa que representaba el
drama de la lepra en el antiguo Israel. Este texto, tomado del primer capítulo
del Evangelio según san Marcos, representa en la narración el tercer milagro
obrado por Jesús. Después de liberar del poder del maligno y de la enfermedad,
ahora Jesús libera de la exclusión social.
Los actos de Jesús para el evangelista
Marcos, sobre todo los milagrosos, no son sólo signos del Reino presente, sino
también su modo de enseñanza más importante. Las palabras, los gestos y las
acciones de Jesús narradas en el texto nos sirven para aprender a actuar como
él.
Primera
lectura
Lectura
del libro del Levítico 13, 1-2. 44-46
El Señor dijo a Moisés y a Aarón:
– «Cuando alguno tenga una inflamación, una
erupción o una mancha en la piel, y se le produzca la lepra, será llevado ante
Aarón, el sacerdote, o cualquiera de sus hijos sacerdotes. Se trata de un
hombre con lepra: es impuro. El sacerdote lo declarará impuro de lepra en la
cabeza.
El que haya sido declarado enfermo de lepra
andará harapiento y despeinado, con la barba tapada y gritando: "impuro,
impuro!" Mientras le dure la afección, seguirá impuro; vivirá solo y
tendrá su morada fuera del campamento.»
Palabra
de Dios
Salmo
Sal 31,
1-2. 5. 11 R. “Tú eres mi refugio, me rodeas de cantos de liberación”.
Dichoso el que está absuelto de su culpa,
a quien le han sepultado su pecado;
dichoso el hombre a quien el Señor
no le apunta el delito. R.
Había pecado, lo reconocí,
no te encubrí mi delito;
propuse: «Confesaré al Señor mi culpa»,
y tú perdonaste mi culpa y mi pecado. R.
Alegraos, justos, y gozad con el Señor;
aclamadlo, los de corazón sincero. R.
Segunda
lectura
Lectura
de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 10, 31 - 11, 1
Hermanos:
Cuando comáis o bebáis o hagáis cualquier
otra cosa, hacedlo todo para gloria de Dios.
No deis motivo de escándalo a los judíos, ni
a los griegos, ni a la Iglesia de Dios, como yo, por mi parte, procuro
contentar en todo a todos, no buscando mi propio bien, sino el de la mayoría,
para que se salven.
Seguid mi ejemplo, como yo sigo el de Cristo.
Palabra
de Dios
Evangelio
del día
Lectura
del santo evangelio según san Marcos 1, 40-45
En aquel tiempo, se acercó a Jesús un
leproso, suplicándole de rodillas:
– «Si quieres, puedes limpiarme.»
Sintiendo lástima, extendió la mano y lo
tocó, diciendo:
– «Quiero: queda limpio.»
La lepra se le quitó inmediatamente, y quedó
limpio.
Él lo despidió, encargándole severamente:
– «No se lo digas a nadie; pero, para que
conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó
Moisés.»
Pero, cuando se fue, empezó a divulgar el hecho
con grandes ponderaciones, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en
ningún pueblo; se quedaba fuera en descampado; y aun así acudían a él de todas
partes.
Palabra
del Señor
Reflexión
Iª
Lectura: Lev 13,1-2.44-46: La lepra, entre higiene y maldición religiosa
La injusticia o lo inhumano de una ley como
ésta se explica, porque todo el mundo sabe que esta enfermedad siempre ha sido
una enfermedad de marginación, o como hoy diríamos, tercermundista. Es verdad
que siendo contagiosa podía afectar puntualmente a otras personas. De hecho, en
la Biblia tenemos el caso sintomático en Naamán el sirio (2 Re 5,1-27), que
quizás no era técnicamente lepra, al que se acerca el profeta Eliseo para
mostrar que para Dios no hay distinción, en lo que se refiere a las miserias,
entre los que pertenecen al pueblo de la Alianza y los paganos. Es ahí donde
debemos incidir a la hora de leer este relato de hoy que ha de ser clave para
la interpretación del evangelio.
IIª Lectura: I0 Corintios (10,31-11,1): La
fuerza de los débiles en la comunidad
El texto de hoy insiste sobremanera en la
actitud de Pablo de ser predicador del evangelio. Frente a su mensaje
liberador, no se entiende que los hombres estemos divididos y asustados por
preconcepciones y actitudes que reflejan las divisiones de la sociedad; esas
divisiones que consagra este mundo no pueden mantenerse frente al evangelio.
Pablo sabe que hay débiles en la comunidad, pero se extraña, y mucho, que esos
débiles, luego sean fuertes para las cosas que no merecen la pena en lo que se refiere
a lo religioso y a lo sagrado. La lectura más en sintonía es que muchas veces
nos escandalizamos de cosas que afectan a lo sagrado, y nos mantenemos
indiferentes frente a injusticias, envidias y frente a los pobres.
Evangelio: Marcos (1,40-45): Liberar a los
marginados, praxis del Reino
Jesús, que trae el evangelio, va a enfrentar
a los hombres de su tiempo con todo lo que significa marginar al los pobres en
nombre de Dios. Jesús se acerca a él, le toca (expresamente se dice que
extendió la mano y le tocó, lo que implicaría que desde ese instante Jesús
también quedaba bajo la ley sagrada de la contaminación); pero le cura y, con
una osadía inaudita, le envía al sacerdote (a los que representan lo sagrado y
el poder) para que sea un testimonio contra ellos y contra todo lo que pueda
ser sacralizar las leyes sin corazón. El evangelio es un escándalo y pone de
manifiesto eso de que los pobres nos evangelizan. Dios, pues, se hace
vulnerable. Nos encontramos, pues, ante la fuerza poderosa de un
"sistema" que debe ser vencido por la debilidad del evangelio. Lo
lógica del sistema que está detrás de esa ley de santidad-sanidad, es la de
autoconservación, hasta el punto de ser inexorable. Con esas realidades se
encuentra Jesús en su vida y tiene que hacer opciones como las que aquí se
muestran. La fuerza del Jesús taumaturgo, o médico, pasa a un segundo plano
frente a su opción por los que viven día a día la miseria a que son reducidos
todo los desgraciados.
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