domingo, 11 de febrero de 2018

Evangelio del Día

“Si quieres, puedes limpiarme”

Introducción

El Evangelio de hoy, nos narra sobre la actitud de Jesús ante la marginación social y religiosa que representaba el drama de la lepra en el antiguo Israel. Este texto, tomado del primer capítulo del Evangelio según san Marcos, representa en la narración el tercer milagro obrado por Jesús. Después de liberar del poder del maligno y de la enfermedad, ahora Jesús libera de la exclusión social.

Los actos de Jesús para el evangelista Marcos, sobre todo los milagrosos, no son sólo signos del Reino presente, sino también su modo de enseñanza más importante. Las palabras, los gestos y las acciones de Jesús narradas en el texto nos sirven para aprender a actuar como él.

Primera lectura

Lectura del libro del Levítico 13, 1-2. 44-46

El Señor dijo a Moisés y a Aarón:
– «Cuando alguno tenga una inflamación, una erupción o una mancha en la piel, y se le produzca la lepra, será llevado ante Aarón, el sacerdote, o cualquiera de sus hijos sacerdotes. Se trata de un hombre con lepra: es impuro. El sacerdote lo declarará impuro de lepra en la cabeza.
El que haya sido declarado enfermo de lepra andará harapiento y despeinado, con la barba tapada y gritando: "impuro, impuro!" Mientras le dure la afección, seguirá impuro; vivirá solo y tendrá su morada fuera del campamento.»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 31, 1-2. 5. 11 R. “Tú eres mi refugio, me rodeas de cantos de liberación”.

Dichoso el que está absuelto de su culpa,
a quien le han sepultado su pecado;
dichoso el hombre a quien el Señor
no le apunta el delito. R.

Había pecado, lo reconocí,
no te encubrí mi delito;
propuse: «Confesaré al Señor mi culpa»,
y tú perdonaste mi culpa y mi pecado. R.

Alegraos, justos, y gozad con el Señor;
aclamadlo, los de corazón sincero. R.

Segunda lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 10, 31 - 11, 1

Hermanos:
Cuando comáis o bebáis o hagáis cualquier otra cosa, hacedlo todo para gloria de Dios.
No deis motivo de escándalo a los judíos, ni a los griegos, ni a la Iglesia de Dios, como yo, por mi parte, procuro contentar en todo a todos, no buscando mi propio bien, sino el de la mayoría, para que se salven.
Seguid mi ejemplo, como yo sigo el de Cristo.

Palabra de Dios

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Marcos 1, 40-45

En aquel tiempo, se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas:
– «Si quieres, puedes limpiarme.»
Sintiendo lástima, extendió la mano y lo tocó, diciendo:
– «Quiero: queda limpio.»
La lepra se le quitó inmediatamente, y quedó limpio.
Él lo despidió, encargándole severamente:
– «No se lo digas a nadie; pero, para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés.»
Pero, cuando se fue, empezó a divulgar el hecho con grandes ponderaciones, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera en descampado; y aun así acudían a él de todas partes.

Palabra del Señor

Reflexión

Iª Lectura: Lev 13,1-2.44-46: La lepra, entre higiene y maldición religiosa

La injusticia o lo inhumano de una ley como ésta se explica, porque todo el mundo sabe que esta enfermedad siempre ha sido una enfermedad de marginación, o como hoy diríamos, tercermundista. Es verdad que siendo contagiosa podía afectar puntualmente a otras personas. De hecho, en la Biblia tenemos el caso sintomático en Naamán el sirio (2 Re 5,1-27), que quizás no era técnicamente lepra, al que se acerca el profeta Eliseo para mostrar que para Dios no hay distinción, en lo que se refiere a las miserias, entre los que pertenecen al pueblo de la Alianza y los paganos. Es ahí donde debemos incidir a la hora de leer este relato de hoy que ha de ser clave para la interpretación del evangelio.

 IIª Lectura: I0 Corintios (10,31-11,1): La fuerza de los débiles en la comunidad

El texto de hoy insiste sobremanera en la actitud de Pablo de ser predicador del evangelio. Frente a su mensaje liberador, no se entiende que los hombres estemos divididos y asustados por preconcepciones y actitudes que reflejan las divisiones de la sociedad; esas divisiones que consagra este mundo no pueden mantenerse frente al evangelio. Pablo sabe que hay débiles en la comunidad, pero se extraña, y mucho, que esos débiles, luego sean fuertes para las cosas que no merecen la pena en lo que se refiere a lo religioso y a lo sagrado. La lectura más en sintonía es que muchas veces nos escandalizamos de cosas que afectan a lo sagrado, y nos mantenemos indiferentes frente a injusticias, envidias y frente a los pobres.

 Evangelio: Marcos (1,40-45): Liberar a los marginados, praxis del Reino

Jesús, que trae el evangelio, va a enfrentar a los hombres de su tiempo con todo lo que significa marginar al los pobres en nombre de Dios. Jesús se acerca a él, le toca (expresamente se dice que extendió la mano y le tocó, lo que implicaría que desde ese instante Jesús también quedaba bajo la ley sagrada de la contaminación); pero le cura y, con una osadía inaudita, le envía al sacerdote (a los que representan lo sagrado y el poder) para que sea un testimonio contra ellos y contra todo lo que pueda ser sacralizar las leyes sin corazón. El evangelio es un escándalo y pone de manifiesto eso de que los pobres nos evangelizan. Dios, pues, se hace vulnerable. Nos encontramos, pues, ante la fuerza poderosa de un "sistema" que debe ser vencido por la debilidad del evangelio. Lo lógica del sistema que está detrás de esa ley de santidad-sanidad, es la de autoconservación, hasta el punto de ser inexorable. Con esas realidades se encuentra Jesús en su vida y tiene que hacer opciones como las que aquí se muestran. La fuerza del Jesús taumaturgo, o médico, pasa a un segundo plano frente a su opción por los que viven día a día la miseria a que son reducidos todo los desgraciados.

Shalom!

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