sábado, 16 de diciembre de 2017

El Evangelio del Día

PRIMERA LECTURA


Elías volverá.

Del libro del Eclesiástico (Sirácida) 48, 1-4.9-11

En aquel tiempo surgió Elías, un profeta de fuego; su palabra quemaba como una llama. Él hizo caer sobre los israelitas el hambre y con celo los diezmó. En el nombre del Señor cerró las com- puertas del cielo e hizo que descendiera tres veces fuego de lo alto. ¡Qué glorioso eres, Elías, por tus prodigios! ¿Quién puede jactarse de ser igual a ti? En un torbellino de llamas fuiste arrebatado al cielo, sobre un carro tirado por caballos de fuego. Escrito está de ti que volverás, cargado de amenazas, en el tiempo señalado, para aplacar la cólera antes de que estalle, para hacer que el corazón delos padres se vuelva hacia los hijos y congregar a las tribus de Israel.
Dichosos los que te vieron y murieron gozando de tu amistad; pero más dichosos los que estén vivos cuando vuelvas.

Palabra de Dios.


El Evangelio del Día

Elías ha venido ya, pero no lo reconocieron.

Mateo 17, 10-13

En aquel tiempo, los discípulos le preguntaron a Jesús: “¿Por qué dicen los escribas que primero tiene que venir Elías?”.
Él les respondió: “Ciertamente Elías ha de venir y lo pondrá todo en orden. Es más, yo les aseguro a ustedes que Elías ha venido ya, pero no lo reconocieron e hicieron con él cuanto les vino en gana. Del mismo modo, el Hijo del hombre va a padecer a manos de ellos”.
Entonces entendieron los discípulos que les hablaba de Juan el Bautista.

Palabra del Señor.

UNA MISIÓN QUE EXIGE DAR LA VIDA

 Juan es el profeta identificado con Elías, que estaba destinado a preceder inmediatamente al Mesías, con el fin de preparar al pueblo de Israel para su venida. Elías, por su parte, fue el profeta que se enfrentó a la idolatría y defendió con su vida la pureza de la fe a Dios, que descubrió a Dios que le hablaba en la brisa suave, que fue arrebatado al cielo en un carro de fuego por su fidelidad. Por todo eso ha sido designado por Dios para volver a restaurar la fe del pueblo de Israel en su Dios y Señor. Eso es lo que hace el Bautista al llamar a los israelitas a la conversión, al señalar al Salvador del mundo, al auténtico restaurador del culto a Dios en espíritu y en verdad.
Como Elías, que descubrió que Dios  le hablaba en la brisa suave; como Juan, que se va al desierto para conocer mejor a Dios, nosotros, sin portentos espectaculares, en la normalidad de la vida cristiana ordinaria podemos prepararnos de modo profundo a la llegada del Señor. Esto lo logramos a base de humildad, con consciencia de nuestra fragilidad y finitud, sin pretender ser alabados, sino sólo darle gloria a Dios. No cerremos nuestro corazón a la voz de Dios, que nos invita a acoger a su Hijo en la fe y la esperanza de las personas que luchan por construir un mundo más humano, solidario y fraterno, donde brille la paz y la justicia.

¿Escuchamos la voz de Dios que nos llama a la conversión, al cambio de vida?

Oración: Padre santo, haz que acojamos el testimonio de Juan, quien dio su vida para preparar la llegada del Señor, sin olvidar que la humildad es la verdadera manifestación de Dios.

Amén.

Shalom!


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