El Evangelio del Día es un espacio destinado a reflexionar la Palabra de Dios sin importar tu religión o credo.
viernes, 29 de diciembre de 2017
EVANGELIO DEL DIA
jueves, 28 de diciembre de 2017
EVANGELIO DEL DIA
Queridos hermanos: Éste es el mensaje que hemos escuchado de labios de Jesucristo y que ahora les anunciamos: Dios es luz y en Él no hay nada de oscuridad. Si decimos que estamos con Dios, pero vivimos en la oscuridad, mentimos y no vivimos conforme a la verdad. Pero, si vivimos en la luz, como Él vive en la luz, entonces estamos unidos unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos purifica de todo pecado.
Si decimos que no tenemos ningún pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros. Si, por el contrario, confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos purificará de toda maldad. Si decimos que no hemos pecado, hacemos pasar a Dios pormentiroso y no hemos aceptado verdaderamente su Palabra.
Hijitos míos, les escribo esto para que no pequen. Pero, si alguien peca, tenemos como intercesor ante el Padre, a Jesucristo, el justo. Porque Él se ofreció como víctima de expiación por nuestros pecados, y no sólo por los nuestros, sino por los del mundo entero.
Después de que los magos partieron de Belén, el ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo: “Levántate, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto. Quédate allá hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo”.
José se levantó y esa misma noche tomó al niño y a su madre y partió para Egipto, donde permaneció hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que dijo el Señor por medio del profeta: “De Egipto llamé a mi hijo”.
Cuando Herodes se dio cuenta de que los magos lo habían engañado, se puso furioso y mandó matar, en Belén y sus alrededores, a todos los niños menores de dos años, conforme a la fecha que los magos le habían indicado.
Así se cumplieron las palabras del profeta Jeremías: “En Ramá se ha escuchado un grito, se oyen llantos y lamentos: es Raquel que llora por sus hijos y no quiere que la consuelen, porque ya están muertos”.
miércoles, 27 de diciembre de 2017
EVANGELIO DEL DÍA
martes, 26 de diciembre de 2017
EL EVANGELIO DEL DÍA
Estoy viendo los cielos abiertos.
De los Hechos de los Apóstoles 6, 8-10; 7, 54-59
En aquellos días, Esteban, lleno de gracia y de poder, realizaba grandes prodigios y señales entre la gente. Algunos judíos de la sinagoga llamada “de los Libertos”, procedentes de Cirene, Alejandría, Cilicia y Asia, se pusieron a discutir con Esteban; pero no podían refutar la sabiduría inspirada con que hablaba. Al oír estas cosas, los miembros del Sanedrín se enfurecieron y rechinaban los dientes de rabia contra él.
Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, miró al cielo, vio la gloria de Dios y a Jesús, que estaba de pie a la derecha de Dios, y dijo: “Estoy viendo los cielos abiertos y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios”.Entonces los miembros del Sanedrín gritaron con fuerza, se taparon los oídos y todos a una se precipitaron sobre él. Lo sacaron fuera de la ciudad y empezaron a apedrearlo. Los falsos testigos depositaron sus mantos a los pies de un joven, llamado Saulo.
Mientras lo apedreaban, Esteban repetía esta oración: “Señor, Jesús, recibe mi espíritu”. Después se puso de rodillas y dijo con fuerte voz: “Señor, no les tomes en cuenta este pecado”. Diciendo esto, se durmió en el Señor.
Palabra de Dios.
EL EVANGELIO DEL DÍA
No serán ustedes los que hablarán, sino el Espíritu de su Padre.
Mateo 10, 17-22
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: “Cuídense de la gente, porque los llevarán a los tribunales, los azotarán en las sinagogas, los llevarán ante los gobernadores y reyes por mi causa; así darán testimonio de mí ante ellos y ante los paganos. Pero, cuando los enjuicien, no se preocupen por lo que van a decir o por la forma de decirlo, porque, en ese momento se les inspirará lo que han de decir. Pues no serán ustedes los que hablen, sino el Espíritu de su Padre el que hablará por ustedes.
El hermano entregará a su hermano a la muerte, y el padre, a su hijo; los hijos se levantarán contra sus padres y los matarán; todos los odiarán a ustedes por mi causa, pero el que persevere hasta el fin se salvará”.
Palabra del Señor.
En la primera lectura Esteban dice que está viendo los “cielos abiertos”. Esta realidad de “cielos” nos cuestiona una y otra vez y es necesario aclarar su significado. El cielo es pues la figura de la vida en Dios”. Para completar, aclara: “En el marco de la revelación sabemos que el ‘cielo’ o la ‘bienaventuranza’ en la que nos encontraremos no es una abstracción ni tampoco un lugar físico entre las nubes, sino una relación viva y personal con la Santísima Trinidad. Es el encuentro con el Padre, que se realiza en Cristo resucitado gracias a la comunión del Espíritu Santo”.
En la Biblia el “cielo cerrado” significa que el Señor ha roto la relación con los hombres a causa del pecado (muerte), por la dureza del corazón (infidelidad) o por el culto ofrecido a otros dioses (idolatría). Pero gracias al misterio revelado en Jesucristo los cielos están abiertos a todo el que le confiese como Señor. Como Esteban, todos somos llamados a dar testimonio claro e irrefutable del misterio de la redención que ha sido revelado en el Hijo eterno del Padre que se ha encarnado por nuestra salvación.
Cuando profesamos nuestra fe en Jesucristo, ¿anunciamos el misterio de la salvación y el acceso al Padre que nos ha abierto su Hijo?
Oración: Tú, Señor, que ofreces la vida eterna a los que te sirven con fidelidad; ayúdame, con la asistencia de tu Espíritu, a ser valiente defensor de la verdad.
Amén.
lunes, 25 de diciembre de 2017
El evangelio del Dia
PRIMERA LECTURA
Un hijo nos ha nacido.
Del libro de Isaías 9, 1-3.5-6
El pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz; sobre los que vivían en tierra de sombras, una luz resplandeció.
Engrandeciste a tu pueblo e hiciste grande su alegría. Se gozan en tu presencia como gozan al cosechar, como se alegran al repartirse el botín. Porque tú quebrantaste su pesado yugo, la barra que oprimía sus hombros y el cetro de su tirano, como en el día de Madián.
Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado; lleva sobre sus hombros el signo del imperio y su nombre será: “Consejero admirable”, “Dios poderoso”, “Padre sempiterno”, “Príncipe de la paz”; para extender el principado con una paz sin límites sobre el trono de David y sobre su reino; para establecerlo y consolidarlo con la justicia y el derecho, desde ahora y para siempre. El celo del Señor lo realizará.
Palabra de Dios.
SEGUNDA LECTURA
La gracia de Dios se ha manifestado a todos los hombres.
De la Carta de san Pablo a Tito 2, 11-14
Querido hermano: La gracia de Dios se ha manifestado para salvar a todos los hombres y nos ha enseñado a renunciar a la irreligiosidad y a los deseos mundanos, para que vivamos, ya desde ahora, de una manera sobria, justa y fiel a Dios, en espera de la gloriosa venida del gran Dios y salvador, Cristo Jesús, nuestra esperanza. Él se entregó por nosotros para redimirnos de todo pecado y purificarnos, a fin de convertirnos en pueblo suyo, fervorosamente entregado a practicar el bien.
Palabra de Dios.
EVANGELIO DEL DIA
Hoy nos ha nacido el Salvador.
Lucas 2, 1-14
Por aquellos días, se promulgó un edicto de César Augusto, que ordenaba un censo de todo el imperio. Este primer censo se hizo cuando Quirino era gobernador de Siria. Todos iban a empadronarse, cada uno en su propia ciudad; así es que también José, perteneciente a la casa y familia de David, se dirigió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, llamada Belén, para empadronarse, juntamente con María, su esposa, que estaba encinta.
Mientras estaban ahí, le llegó a María el tiempo de dar a luz y tuvo a su hijo primogénito; lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no hubo lugar para ellos en la posada.
En aquella región había unos pastores que pasaban la noche en el campo, vigilando por turnos sus rebaños. Un ángel del Señor se les apareció y la gloria de Dios los envolvió con su luz y se llenaron de temor. El ángel les dijo: “No teman. Les traigo una buena noticia, que causará gran alegría a todo el pueblo: hoy les ha nacido, en la ciudad de David, un salvador, que es el Mesías, el Señor. Esto les servirá de señal: encontrarán al niño envuelto en pañales y recostado en un pesebre”.
De pronto se le unió al ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: “¡Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad!”.
Palabra del Señor.
¡NACIÓ JESÚS! NACIÓ LA PAZ, NACIÓ EL AMOR
¡Qué alegría! La Iglesia celebra hoy el nacimiento del Niño Dios, fiesta que llena de ternura y alegría desbordantes, que lleva a superar la mentalidad superficial y consumista que impide gozar de este acontecimiento sobrenatural. El auténtico cristiano celebra esta solemnidad con madurez, gozo, sentido de familia, de Iglesia, con profundo encanto espiritual y de renovación interior. La celebración solemne entre cantos de paz, el grito de gloria, el repicar de las campanas, el intercambio de regalos, la solidaridad con los pobres, son signos de que algo nuevo ha sucedido: hoy ha nacido el Salvador, que es el Mesías, el Señor.
Las Lecturas de este día resalta la bondad de Dios nuestro Salvador y su amor a los hombres, que el más grande gesto de gratuidad se hace carne en su Hijo. Es el gesto de un Dios que se hace pequeño e indefenso, para ser acogido en nuestras manos. Su nacimiento revela un carácter pasional; manifiesta su pasión por el hombre, su amor extremo por él, que lo impulsa a compartir su condición humana. Es la vulnerabilidad del amor, que se somete incluso al rechazo, porque respeta la libertad del hombre. Pero a los que lo acogen de todo corazón, da “el poder de hacerse hijos de Dios” (Jn 1, 12).
Es la gran noticia para la humanidad, para el hombre, para nosotros: ¡La salvación ha llegado! Todo es nuevo. Se rompen por fin las cadenas de la opresión y la alegría derrota la tristeza, porque nuestra condición humana ha sido tocada y bendecida por la gracia divina. Ahora es posible la esperanza, porque Dios está de nuestro lado, por eso puedo cantar: “¡Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad!”.
En este mundo de relativismos ¿soy capaz de asumir que Jesús es la revelación suprema y absoluta de Dios y del ser humano?
Oración: Padre bueno, te pido que el Niño Jesús nazca en mi corazón para que pueda regalar a otros el amor y la misericordia que tú me das cada día.
Amén.