Miércoles
13 de Marzo del 2019
“
Que cada cual se convierta de su mal camino ”
Primera lectura
Lectura de la profecía de Jonás 3,1-10:
Vino la palabra del
Señor sobre Jonás: «Levántate y vete a Nínive, la gran ciudad, y predícale el
mensaje que te digo.»
Se levantó Jonás y
fue a Nínive, como mandó el Señor. Nínive era una gran ciudad, tres días hacían
falta para recorrerla. Comenzó Jonás a entrar por la ciudad y caminó durante un
día, proclamando: «¡Dentro de cuarenta días Nínive será destruida!»
Creyeron en Dios
los ninivitas; proclamaron el ayuno y se vistieron de saco, grandes y pequeños.
Llegó el mensaje al
rey de Nínive; se levantó del trono, dejó el manto, se cubrió de saco, se sentó
en el polvo y mandó al heraldo a proclamar en su nombre a Nínive: «Hombres y
animales, vacas y ovejas, no prueben bocado, que no pasten ni beban; vístanse
de saco hombres y animales; invoquen fervientemente a Dios, que se convierta
cada cual de su mala vida y de la violencia de sus manos; quizá se arrepienta,
se compadezca Dios, quizá cese el incendio de su ira, y no pereceremos.»
Y vio Dios sus
obras, su conversión de la mala vida; se compadeció y se arrepintió Dios de la
catástrofe con que había amenazado a Nínive, y no la ejecutó.
Palabra de Dios
Salmo Responsorial
Sal 50,3-4.12-13.18-19
R/. “Un corazón quebrantado y humillado, tú,
Dios mío, no lo desprecias”
Misericordia, Dios
mío, por tu bondad,
por tu inmensa
compasión borra mi culpa;
lava del todo mi
delito,
limpia mi pecado.
R/.
Oh Dios, crea en mí
un corazón puro,
renuévame por
dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos
de tu rostro,
no me quites tu
santo espíritu. R/.
Los sacrificios no
te satisfacen:
si te ofreciera un
holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un
espíritu quebrantado;
un corazón quebrantado
y humillado,
tú no lo
desprecias. R/.
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Lucas
11,29-32
En aquel tiempo, la
gente se apiñaba alrededor de Jesús, y él se puso a decirles: «Esta generación
es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el
signo de Jonás. Como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo
será el Hijo del hombre para esta generación. Cuando sean juzgados los hombres
de esta generación, la reina del Sur se levantará y hará que los condenen;
porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de
Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón. Cuando sea juzgada esta
generación, los hombres de Nínive se alzarán y harán que los condenen; porque
ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más
que Jonás.»
Palabra del Señor
Reflexión del Evangelio de hoy
No se le dará más signo
Queridos amigos.
Muchos cristianos
hacemos como los oyentes de Jesús: queremos ver signos. Buscamos signos
espectaculares y maravillosos, garantías, para creer en Dios y reconocernos
pecadores y necesitados de la misericordia divina. Necesitamos alimentar
nuestra fe en apariciones o revelaciones de la Virgen o de algún santo o santa.
Y somos muy dados a dar crédito a tales cosas, y no valoramos tanto la
revelación de Dios que está en la Biblia.
Jesús es la señal
del amor de Dios para nosotros: él vivió entre nosotros haciendo el bien a
todos, nos enseñó el camino de Dios, y, clavado en la Cruz de pies y manos,
entregó su vida por nosotros. Ante la Cruz de Jesús todos estamos llamados a
decidir si cerramos el corazón o lo abrimos a una nueva vida. Muchos vendrán de
remotas lejanías –desde el pecado, desde otras mentalidades, desde otras
culturas- para aprender la sabiduría del Crucificado, y nosotros que ya le
conocemos podremos quedar fuera porque seguimos buscando señales de la presencia
de Jesús fuera. No busquemos más señales
cuando ya tenemos con nosotros la mejor señal –Jesucristo- que podemos ir
redescubriendo cada día.
La Cuaresma es una
buena oportunidad para ir conociendo más íntimamente a Jesús meditando
diariamente su Palabra. Durante este tiempo se nos invita a escuchar con
atención y devoción la Palabra de Vida y dejar que la fuerza salvadora de la
Palabra de Jesús penetre en nuestro corazón y lo vaya cambiando. Y así como las palabras de Jonás movieron a
los ninivitas al arrepentimiento y la conversión, así también la Palabra de Jesús realizará
nuestra conversión si la acogemos con fe, porque “aquí hay uno que es más que
Jonás”, dijo Jesús a su generación. Y
esa conversión producirá en nosotros la salud como regalo, es decir la paz, la
alegría, la esperanza y los deseos de
hacer el bien a los demás.
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