miércoles, 2 de mayo de 2018

Evangelio del Día


"El que permanece en mi y yo en el, ese da fruto abundante"

Tú eres mi única esperanza

Hoy abro mi Corazón a Ti, Jesús mío y toma todo lo que hay en él. También, abro mi corazón a la esperanza que eres Tú, mi Dios, que nunca fallas y siempre sostienes al débil, consuelas al triste, ayudas al necesitado, sanas al que tiene el Corazón herido y Libras al que no tiene esperanza.
Yo soy ese necesitado y afligido. Ayúdame, Señor y Dios mío. Yo le abro mi Corazón a la esperanza para obtener la victoria sobre todo mal que impida mi progreso espiritual y físico.
Amen.
Pidamos perdón al Señor
Salmo 51

Ten compasión de mí, oh Dios, por tu misericordia, por tu inmensa ternura borra mi iniquidad.
4.Lávame más y más de mi delito y purifícame de mi pecado.
5.Reconozco mi iniquidad, tengo siempre delante mi pecado.
6.Contra ti, contra ti solo pequé y he hecho lo que tú no puedes ver. Por eso tu sentencia es justa y eres recto en el juicio.
7.Ya nací en la culpa, y en el pecado me concibió mi madre.
8.Tú quieres la verdad en el centro del alma y en el centro del corazón me enseñas la sabiduría.
9.Purifícame con el hisopo, y quedaré puro; lávame, y quedaré más blanco que la nieve.
10.Hazme sentir gozo y alegría, y que dancen los huesos que rompiste.
11.Aparta tu rostro de mis faltas, cancela mis pecados.
12.Oh Dios, crea en mí un corazón puro, implanta en mis entrañas un espíritu nuevo;
13.no me rechaces lejos de tu rostro, no retires de mí tu santo espíritu;
14.dame la alegría de tu salvación y que el espíritu generoso me mantenga firme.
15.Enseñaré tus caminos a los descarriados, los pecadores volverán a ti.
16.Líbrame de delitos de sangre, Señor, salvador mío, y mi lengua exaltará tu justicia.
17.Señor, abre mis labios, y mi boca anunciará tu alabanza.
18.Tú no quieres ofrendas ni holocaustos; si te los ofreciera, no los aceptarías.
19.El sacrificio que Dios quiere es un espíritu contrito, un corazón contrito y humillado, tú, oh Dios, no lo desprecias.
20.Sé propicio a Sión en tu benevolencia, reconstruye las murallas de Jerusalén.
21.Entonces aceptarás los sacrificios justos -holocaustos y ofrendas perfectas-, entonces se ofrecerán novillos en tu altar.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
y por los siglos de los siglos.
Amén.

Oración al Espíritu Santo

Ven, Espíritu Divino, manda tu luz; desde el cielo.
Padre amoroso del pobre, don que, entre tus dones, es espléndido; luz que penetra las almas, fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo, tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos.  Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma el espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos; por tu bondad y tu gracia, dale al esfuerzo su mérito, salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén

Cubrámonos con la Sangre de Cristo

Señor Jesús, en tu nombre y con el poder de tu Sangre Preciosa, sellamos toda persona, hechos o acontecimientos a través de los cuales el enemigo nos quiera hacer daño.   Con el poder de la Sangre de Jesús, sellamos nuestra casa, todos los que la habitan, las personas que el Señor enviara a ella, así como los alimentos y los bienes que El generosamente nos envía para nuestro sustento. Con el poder de la Sangre de Jesús, sellamos los lugares en donde vamos a estar este día y las personas, empresas o instituciones con quienes vamos a tratar. Con el poder de la Sangre de Jesús, sellamos nuestro trabajo material y espiritual los negocios de toda nuestra familia y los vehículos las carreteras los las vías y cualquier medio de transporte que habremos de utilizar Con tu Sangre preciosa sellamos los actos, las mentes, los corazones de todos los habitantes y dirigentes de nuestra Patria a fin de que tu paz y tu corazón reinen el ella.
Te agradecemos Señor por tu Sangre y por tu Vida ya que gracias a ellas hemos sido salvados y somos preservados de todo lo malo. Amen

PRIMERA LECTURA

Se decidió que Pablo y Bernabé fueran a Jerusalén a ver a los apóstoles.

De los Hechos de los Apóstoles 15, 1-6
En aquellos días, vinieron de Judea a Antioquía algunos discípulos y se pusieron a enseñar a los hermanos que, si no se circuncidaban conforme a la ley de Moisés, no podrían salvarse. Esto provocó un altercado y una violenta discusión con Pablo y Bernabé; al fin se decidió que Pablo, Bernabé y algunos más fueran a Jerusalén para tratar el asunto con los apóstoles y los presbíteros. La comunidad cristiana los proveyó para el viaje, y ellos atravesaron Fenicia y Samaria, contando a los hermanos cómo se convertían los paganos, y los llenaban de gozo con esta noticia.
Al llegar a Jerusalén, fueron recibidos por la comunidad cristiana, los apóstoles y los presbíteros, y ellos refirieron todo cuanto Dios había hecho por su medio. Pero algunos de los fariseos convertidos intervinieron, diciendo: “Hay que circuncidar a los paganos y exigirles que cumplan la ley de Moisés”.
Entonces se reunieron los apóstoles y los presbíteros para examinar el asunto.
Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL

Del salmo 121
R/. “Vamos Alegres a la casa del Señor”
• ¡Qué alegría sentí, cuando me dijeron: / “Vayamos a la casa del Señor”! / Y hoy estamos aquí, Jerusalén, / jubilosos, delante de tus puertas. R/.

• A ti, Jerusalén, suben las tribus, / las tribus del Señor, / según lo que a Israel se le ha ordenado, / para alabar el nombre del Señor. R/.

• Por el amor que tengo a mis hermanos, / voy a decir: “La paz esté contigo”. / Y por la casa del Señor, mi Dios, / pediré para ti todos los bienes. R/.

EVANGELIO DEL DIA

El que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante.

Del Evangelio según san Juan 15, 1-8
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador. Al sarmiento que no da fruto en mí, Él lo arranca, y al que da fruto lo poda para que dé más fruto. Ustedes ya están purificados por las palabras que les he dicho. Permanezcan en mí y yo en ustedes.
Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco ustedes, si no permanecen en mí. Yo soy la vid, ustedes los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante, porque sin mí nada pueden hacer. Al que no permanece en mí se le echa fuera, como al sarmiento, y se seca; luego lo recogen, lo arrojan al fuego y arde.
Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y se les concederá. La gloria de mi Padre consiste en que den mucho fruto y se manifiesten así como discípulos míos”.
Palabra del Señor.


Reflexión
Fruto abundante
La “mayor gloria” que se puede dar al Padre es a través de “frutos abundantes” de paz, caridad, solidaridad… Esto nos configura como discípulos. Y para lograrlo es necesario “permanecer” en Cristo como el sarmiento en la vid, pues de la unión íntima con Él obtenemos los medios para vencer las dificultades y avanzar con alegría al “encuentro del Señor”. Uno de estos medios es, necesariamente, la “oración”, especialmente la de petición, como la que hace Jesús al Padre, porque cuenta con la confianza y familiaridad suficientes para pedirle aquello que más necesitamos. Quien ha madurado en la fe sabe pedir y esperar sin condiciones, con la misma confianza y familiaridad de Jesús.
Creemos que para dar frutos solo basta hacer buenas obras, sin tener en cuenta que no son las obras en sí los frutos de la vid, sino la manifestación del amor de Dios que vive y circula por nosotros, a través de la unión con Cristo, lo que las produce y en las obras se refleja. Sería bueno que tomáramos conciencia de que, por la pertenencia a la vid, cuya savia es la fuerza del Espíritu Santo, formamos una sola familia que vive solamente por el amor. Es hermoso decir que somos hermanos, pero lo es más cuando somos conscientes de que formamos una sola comunidad transmisora del amor de Dios mientras estemos –como los sarmientos– unidos a la vid y dejemos circular su savia por nosotros. Si el amor circula poderoso y abundante a través de nosotros, daremos “fruto abundante”.
¿Son mis acciones prolongación de las de Jesús? ¿Cómo es mi contacto diario con la Palabra de Dios?

Oración: No permitas, Señor, que me separe de ti y me seque, porque entonces mi vida no tendrá ningún sentido. Aliméntame con tu Espíritu. Amén.
Shalom!

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