lunes, 8 de enero de 2018

EVANGELIO DEL DÍA


PRIMERA LECTURA

Miren a mi siervo, en quien tengo mis complacencias.

Del libro de Isaías 42, 1-4.6-7

Esto dice el Señor: “Miren a mi siervo, a quien sostengo, a mi elegido, en quien tengo mis complacencias. En Él he puesto mi espíritu para que haga brillar la justicia sobre las naciones.
No gritará, no clamará, no hará oír su voz por las calles; no romperá la caña resquebrajada, ni apagará la mecha que aún humea. Promoverá con firmeza la justicia, no titubeará ni se doblegará hasta haber establecido el derecho sobre la tierra y hasta que las islas escuchen su enseñanza.
Yo, el Señor, fiel a mi designio de salvación, te llamé, te tomé de la mano, te he formado y te he constituido alianza de un pueblo, luz de las naciones, para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la prisión y de la mazmorra a los que habitan en tinieblas”.

Palabra de Dios.

 SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 28

R/. Te alabamos, Señor.

Hijos de Dios, glorifiquen al Señor, / denle la gloria que merece. / Postrados en su templo santo, / alabemos al Señor. R/.

La voz del Señor se deja oír / sobre las aguas torrenciales. / La voz del Señor es poderosa, / la voz del Señor es imponente. R/.

El Dios de majestad hizo sonar / el trueno de su voz. / El Señor se manifestó sobre las aguas / desde su trono eterno. R/.



EVANGELIO DEL DIA

Tú eres mi Hijo amado; yo tengo en ti mis complacencias.

Del Evangelio según san Marcos 1, 7-11

En aquel tiempo, Juan predicaba diciendo: “Ya viene detrás de mí uno que es más poderoso que yo, uno ante quien no merezco ni siquiera inclinarme para desatarle la correa de sus sandalias. Yo los he bautizado a ustedes con agua, pero Él los bautizará con el Espíritu Santo”.
Por esos días, vino Jesús de Nazaret de Galilea y fue bautizado por Juan en el Jordán. Al salir Jesús del agua, vio que los cielos se rasgaban y que el Espíritu, en figura de paloma, descendía sobre Él. Se oyó entonces una voz del cielo que decía: “Tú eres mi Hijo amado; yo tengo en ti mis complacencias”.

Palabra del Señor.

“TÚ ERES MI HIJO AMADO”

Con la escena del bautismo culmina la manifestación de Jesús como Hijo de Dios que hemos celebrado en la Navidad, y a la vez se nos presenta a un Jesús ya adulto, dispuesto a iniciar su ministerio público, obedeciendo la voluntad del Padre.
En la figura del Siervo sufriente aflora la esperanza para los oprimidos, los perseguidos, los excluidos…, porque a través de su sufrimiento Dios reclama a los opresores la práctica del derecho y la justicia. Su sacrificio es luz para todos los que no encuentran sentido a la existencia, porque en él está el Dios que libera. Y Jesucristo es el verdadero Siervo de Dios, el verdadero Mesías esperado durante todos los tiempos, en el cual podemos reconocer que Dios nos ama, nos acoge y nos compromete a que pasemos haciendo el bien y luchando por la paz y la justicia aquí en la tierra.
El bautismo de Jesús en el Jordán (el río por el que el pueblo del éxodo entró en la Tierra prometida) marca el comienzo de una etapa nueva, decisiva para el creyente, porque le posibilita despertar la conciencia e identidad de pueblo de Dios. Jesús quiso participar en ello por solidaridad con la humanidad. Él es el Hijo eterno de Dios que, como hombre, pretende imprimir un rumbo nuevo para la humanidad por medio del amor y la paternidad de Dios. Por eso, no son ya la penitencia y los símbolos viejos los que cambian el horizonte de la historia y de la humanidad, sino el que dejemos que Dios sea verdaderamente el “Señor” de nuestra vida.

Dios no hace distinción de personas, Él acepta a todo el que es justo, ¿cómo hago realidad esta enseñanza en mis relaciones interpersonales?

Oración: Señor Jesús, con la gracia del Espíritu Santo, dame sabiduría y fortaleza para responder con frutos de amor al don de la salvación que me das en el bautismo.

Amén.


Shalom!

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