domingo, 7 de enero de 2018

EVANGELIO DEL DÍA


PRIMERA LECTURA

La gloria del Señor alborea sobre ti.

Del profeta Isaías 60, 1-6 


Levántate y resplandece, Jerusalén, porque ha llegado tu luz, y la gloria del Señor alborea sobre ti. Mira: las tinieblas cubren la tierra y espesa niebla envuelve a los pueblos; pero sobre ti resplandece el Señor y en ti se manifiesta su gloria. Caminarán los pueblos a tu luz y los reyes, al resplandor de tu aurora.
Levanta los ojos y mira alrededor: todos se reúnen y vienen a ti; tus hijos llegan de lejos, a tus hijas las traen en brazos. Entonces verás esto radiante de alegría; tu corazón se alegrará y se ensanchará, cuando se vuelquen sobre ti los tesoros del mar y te traigan las riquezas de los pueblos. Te inundará una multitud de camellos y dromedarios, procedentes de Madián y de Efá. Vendrán todos los de Sabá trayendo incienso y oro y proclamando las alabanzas del Señor.


Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL 


Del salmo 71


R/. Que te adoren, Señor, todos los pueblos.
Comunica, Señor, al rey tu juicio / y tu justicia, al que es hijo de reyes; / así tu siervo saldrá en defensa de tus pobres / y regirá a tu pueblo justamente. R/.
Florecerá en sus días la justicia / y reinará la paz, era tras era. / De mar a mar se extenderá su reino / y de un extremo al otro de la tierra. R/.
Los reyes de Occidente y de las islas / le ofrecerán sus dones. / Ante Él se postrarán todos los reyes / y todas las naciones. R/.
Al débil librará del poderoso / y ayudará al que se encuentra sin amparo; / se apiadará del desvalido y pobre / y salvará la vida del desdichado. R/.

EVANGELIO DEL DÍA
Hemos venido de Oriente para adorar al Rey de los judíos.

Del Evangelio según san Mateo 2, 1-12 


Jesús nació en Belén de Judá, en tiempos del rey Herodes. Unos magos de Oriente llegaron entonces a Jerusalén y preguntaron: “¿Dónde está el Rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos surgir su estrella y hemos venido a adorarlo”.
Al enterarse de esto, el rey Herodes se sobresaltó y toda Jerusalén con él. Convocó entonces a los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron: “En Belén de Judá, porque así lo ha escrito el profeta: ‘Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres en manera alguna la menor entre las ciudades ilustres de Judá, pues de ti saldrá un jefe, que será el pastor de mi pueblo, Israel’”.
Entonces Herodes llamó en secreto a los magos, para que le precisaran el tiempo en que se les había aparecido la estrella y los mandó a Belén, diciéndoles: “Vayan a averiguar cuidadosamente qué hay de ese niño, y cuando lo encuentren, avísenme para que yo también vaya a adorarlo”.
Después de oír al rey, los magos se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto surgir, comenzó a guiarlos, hasta que se detuvo encima de donde estaba el niño. Al ver de nuevo la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa y vieron al niño con María, su madre, y postrándose, lo adoraron. Después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Advertidos durante el sueño de que no volvieran a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.


Palabra del Señor.
SOMOS EPIFANÍA DE CRISTO

La Epifanía proclama que todo ser humano está llamado a conocer y amar a Jesucristo, Hijo de Dios y Salvador del mundo, y a gozar de su salvación.


Valiéndose de la imagen de Jerusalén, Isaías profetiza que Dios ha elegido a esta maltrecha ciudad para poner allí su morada y decir qué quiere de la humanidad entera: que todos los pueblos, todas las religiones, todas las culturas vuelvan su mirada, acudan a ella trayendo sus dones, busquen a Dios, vean su luz y alcancen la salvación. Es un gran “misterio”. Y ese misterio, para Pablo, es el “don de la gracia”, la Buena Noticia de que Dios ha decidido salvar a todos los hombres, de cualquier raza o religión, por medio de su Hijo y su sacrificio de amor. Él es la “manifestación” viva, cercana, humana de Dios, y su nacimiento tiene como propósito “revelar” el universalismo de la salvación.
Figura de este anhelo de salvación universal son los “magos de Oriente”. Pues ellos –extraños al judaísmo y a su religión–, interpretando los signos de los tiempos salen en “busca” del “rey de los judíos”, el verdadero “Señor del universo”. Al respecto, “la estrella es un mensaje de esperanza capaz de poner en camino sólo a hombres de una cierta inquietud interior, hombres de esperanza, en busca de la verdadera estrella de la salvación” y los magos son “sabios” que “representan el dinamismo inherente a las religiones de ir más allá de sí mismas; un dinamismo que es búsqueda de la verdad, la búsqueda del verdadero Dios”.


¿Qué estoy dispuesto a entregar como regalo a Jesús: tiempo, facultades y talentos, mi vida? O ¿me reservo lo más valioso sólo para mí?

ORACIÓNPadre bueno, dame la fe y la certeza para manifestar en todo momento a Jesucristo como luz del mundo, mediante las obras y las palabras.

Amén.

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